XXII

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El hombre miró la puerta frente a el ser cerrada, haciendo desaparecer a la mujer completamente de su vista.

Su mirada se mantenía fija en el picaporte de la puerta color blanco. No pensaba absolutamente nada, no tenía ni idea de que debía hacer ahora.

¿Debía sentirse mal? De hecho, ya era un poco así, no lo admitiría pero le había dolido ver cómo prácticamente huía de la habitación.

¿Había hecho algo mal? ¿Hizo algo que no quiso?

Lo último que necesitaba a estas alturas era un malentendido o peor, haber dañado a la mujer de alguna forma.

Suspiró a la par que frotaba sus ojos aclarando su mente.

Se sentía herido, sin embargo era incapaz de hacer algo al respecto dado a qué en primer lugar preguntar o buscar a Kaoru no era una opción ni siquiera.

Quizás había sido un error seguir sus impulsos anoche.

Pero había sido tan feliz... Cada vez que pensaba en las pequeñas cosas de esa noche su corazón se agitaba fuertemente y sus labios se curvaban un poco hacia arriba.

No esperaba que tuvieran un romance de la noche a la mañana, De hecho, El ni siquiera sabía que debía esperar y eso solo lo confundía más.

Y la idea de haber jodido la relación que iban construyendo nuevamente le causaba algo de miedo.

En verdad le gustaba mucho y no queria volverlo a arruinar.

Le había costado demasiado aceptar ese sentimiento como para tener que abandonarlo de la noche a la mañana.

Aunque... Esconder sus sentimientos sonaba tentador la mayoría del tiempo no quería ver cómo todo pasaba frente a el sin hacer nada.

"No esta vez"

Dejó salir un suspiro pesado mientras tomaba el menú que el mismo había traído.

Bueno.

De todos modos no era como si no supiera manejar la decepción.

Hubiera preferido que esa mañana fuera diferente pero siempre estaba preparado para que sus planes no salieran de la mejor forma.

De no ser así probablemente no pudiera lidiar con la mayoría de la cosas en su vida.

Un golpeteo rápido sonó a la puerta de la habitación.

—Está abierto. —Dijo lo suficientemente alto, dejando así pase libre para que el individuo entrara.

—Buenos días, Nanami ¿Que tal va todo?

El hombre se giró para ver a su compañero.

Ino lo veía resplandeciente.

Ese chico lo adoraba, pero aún no sabía por qué.

El se veía a sí mismo como una persona odiosa ¿Cómo podría caerle tan bien a ese chiquillo?

—Buenos días. Todo bien, ¿Tu estás bien?

—No mucho... Tengo algo de resaca —Mencionó mientras reía.— Estuve con las muchachas tomando hasta casi la media noche, de hecho vine a buscarlo pero nadie respondió a la puerta.

Nanami le miró sin ninguna emoción.

—Estaba cenando afuera y cuando regresé estaba dormido seguramente.

El castaño le miró con una sonrisa pícara.

Sabía con quién había salido.

Solo que no diría nada, sabía que no debía sacar temas que le incomodaran al rubio.

𝐿𝑖𝑓𝑒 𝑔𝑜𝑒𝑠 𝑜𝑛  ☕︎ 𝑵𝒂𝒏𝒂𝒎𝒊 𝑲𝒆𝒏𝒕𝒐 ☕︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora