Capítulo 22.

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24/08/2020

El fin de semana más largo que he tenido en la vida por fin terminaba. Usualmente los disfrutaba, pero en este caso fue una excepción, mis padres habían sido bastante molestos con sus exigencias y casi advertencias.

Me sorprendía el hecho de que Finn no me hubiese delatado con ellos, aún temía que lo hiciera. Y sabía que lo haría tarde o temprano.

No le tomé mucha importancia en realidad, no me interesaba lo que él pudiera decir de mí. Afortunadamente Louis me cubría cada que salía con Sadie, de esa manera si mis padres preguntaran ya estaba cubierto todo.

Hoy por ejemplo no era la excepción. Planeaba salir con Sadie, claro si ella quería.

No tenía excusa alguna, era lo clásico solamente. Salir con ella y tener recuerdos variados respecto a mi pasado, además de poder conocer un poco más de su vida. Ya que fui parte de su pasado, me gustaría ser parte de su presente, y quizá también de su futuro.

Sin pena ni gloria entré a las instalaciones de la escuela. Louis iba a cubrirme como siempre lo hacía, lo único que faltaba era lo más importante; que Sadie acepte salir.

Y hablando del rey de Roma, logré verla a lo lejos. Estaba recargada en los casilleros con los ojos entrecerrados, parecía costarle mantenerlos abiertos. Y a pesar de la distancia, eran notables las grandes ojeras que se cargaba.

Decidí acercarme con un poco de prisa antes de que se durmiese estando de pie. Me acerqué cautelosamente hasta quedar frente a ella. La oí suspirar mientras cerraba los ojos.

-Pelirroja.- Abrió los ojos de inmediato.

-Castaña.- Sonreímos a la par.

-Buenos días pecosa, ¿qué tal tu mañana?- Rió ligeramente tallando sus ojos.

-No he dormido bien, pero fuera del insomnio supongo que esta mañana no es tan mala.- Hice una mueca mirando su rostro.

-Entiendo, se nota bastante el insomnio de hecho.- Apunté sus ojeras, a lo que ella sonrió de lado.

-Espero que mi medicina haga efecto pronto.- Suspiró. -Dejé de tomarla por una semana o más, fue la peor decisión que pude haber tomado.- Rascó su nuca evitando mi mirada.

-Me parece bien que vuelvas a tomarla, es por tu bien y si te hacen sentir mejor es doble premio, ¿no crees?- Asintió con una sonrisa.

Miré sus ojos aún, esperando que volviese a tener contacto visual conmigo. Me gustaba la forma en la que nuestros ojos se conectaban, podía ver con claridad el brillo que desprendía de éstos.

-Me hace falta un poco de descanso.- Susurró mirándome por fin.

-Es una lástima, creí que podríamos vernos hoy quizá en la casa del árbol o algo parecido...- Murmuré. -Pero deberías aprovechar para descansar.- Levantó ambas cejas y soltó una risa nerviosa.

-¿Qué? Pff no, no necesito descanso ya, ¿descansar? ¿qué es eso? ¿se come?- Volvió a reír. -Iremos al club hoy.- Levanté una ceja.

-Pero- Me interrumpió.

-No hay peros, pasar una tarde contigo en nuestro refugio es algo que he soñado hacer de nuevo por muchos meses.- Sonreí. No había manera de que dejase de ser tan adorable.

-Muy bien, club dragón saliendo de aquí, solo tú y yo.

-Solo tú y yo.- Reafirmó enderezandose y tomando una buena postura.

-Nos vemos entonces.- Me dedicó una última sonrisa antes de tomar pasillos distintos.

Ahora que lo pensaba, estaba desarrollando una especie de obsesión por sus ojos. Tenía la necesidad de verlos y admirar lo llamativos que son a simple y buena vista. De cierta forma la envidiaba por tener una belleza tan descomunal. Una envidia de la buena y bonita, por supuesto.

ᴛʜᴇ sᴄɪᴇɴᴛɪsᴛ [sɪʟʟɪᴇ] (CANCELADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora