Capítulo 27.

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Pasaron un par de horas hasta que la lluvia decidió irse por completo. El tiempo se había ido especialmente rápido, quizá era por las bromas de la rubia que aligeraban el momento, o tal vez sea porque había estado tomando la mano de la pelirroja todo el rato.

Lo único relevante ahora, era que me encontraba en lo que era la antigua casa de Sadie. Ya habíamos cenado por lo cual justo ahora solo charlabamos con la rubia y su novia.

-Es raro estar hablando con la psicóloga de la escuela, y más fuera de la escuela.- Murmuré, a lo que Natalia rió.

-También es un gusto volver a verte.- Sonreí. Si mal no recordaba, la castaña había sido un gran soporte emocional en mi pasado.

-Brown, siempre tan tonta.- Miré a la rubia con una ceja levantada.

-¿A qué te dedicas?.

-A molestar.- Susurró Sadie, intentando que solo yo escuchara. Aguanté la risa mirándola disimuladamente.

-Soy una espectacular enfermera.- Hizo un gesto alardeando.

-¿Y por qué no trabajas en esta ciudad...?- Frunció el ceño.

-¿Me estás interrogando?- Negué. Le importó poco ya que continuó. -Si vas a interrogarme entonces yo debo interrogarte a ti.

-Pero no te estoy- Me apuntó con su dedo, amenazante.

-Ya te lo advertí, Brownie.- Suspiré asintiendo. -Y respondiendo a tu pregunta, aún no logro acomodarme en ningún hospital..- Hizo una mueca. Seguido de esto, Natalia tomó su mano.

Miré a Sadie, se encontraba observando un punto fijo con una mueca en su rostro. Fruncí ligeramente el ceño. Algo dije que no debí decir, seguramente. Tomé su mano con sumo cuidado y acaricié el torso de esta misma. Eso logró captar su atención rápidamente, me miró con una leve sonrisa. Sonreí de igual manera y volví mi vista a la rubia frente a mí.

-Si dije algo incómodo, me disculpo.- Murmuré. Esperaba de todo menos una risa, peor aún, una risa tranquila y ligera. La rubia usualmente tenía una risa escandalosa y sarcástica.

-Me agrada esta nueva versión de ti, Millie.- Estaba cada vez más confundida al respecto. -La Millie que conocí era incapaz de disculparse por crear momentos incómodos. De hecho, le encantaba poner incómoda a la gente.- Rió. -Generalmente era divertido, pero llegaba a puntos que no me gustaban del todo.- Asentí con una sonrisa.

-Soy una persona diferente, prácticamente nací de nuevo.- Las tres rieron.

-Se nota bastante.- Agregó Natalia con una sonrisa. -Desde el accidente no has tenido ni un solo inconveniente con tus profesores. Antes te sacaban del aula repetidas veces.- Rió. -Tuve que hacer de todo para que al final no te expulsaran.

-Y lo agradezco.

-Mínimo lo haces.- Dijo la rubia. Reí negando con la cabeza.

-¿No tienen sueño? Estoy que me duermo.- Susurró Sadie tallandose un ojo.

-¿Aún hay camas aquí?- Preguntó Maya. Sadie asintió con la cabeza. -Bueno, vayan a una habitación. Natalia y yo iremos a otra, así estamos en la misma casa y...- Tomó su bolso y rebuscó en este. -tomas tus pastillas.- Le entregó un pequeño pomo.

-Las había olvidado..- Susurró Sadie.

-Ya lo sé, pero para eso estoy yo, mami Maya a tu servicio.- Sonreí mirándolas. Me parecía completamente adorable la manera en la que se trataban, eran familia sin ser de sangre.

-Gracias, May. Quizá con esto pueda dormir mejor..- Suspiró la pelirroja. Posteriormente me miró e hizo un gesto, el cual tomé como un "vámonos de aquí". Asentí como respuesta.

ᴛʜᴇ sᴄɪᴇɴᴛɪsᴛ [sɪʟʟɪᴇ] (CANCELADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora