Capítulo 59.

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26/09/2020

Tras una semana de la maravillosa fiesta, estaba lista para comenzar con mi maravilloso plan.

Era hora de formalizar mi relación con Sadie. Quien durante toda la semana había estado un poco distinta. Algo distante, mejor dicho.

No sabía con exactitud qué era lo que la mantenía decaída, pero lo que si sabía era que mi plan serviría para subirle los ánimos. Al menos un poco.

Fue bastante difícil llevar a cabo mi plan sin tener algún respaldo económico que fuese completamente mío. Tuve que aceptar la ayuda económica de Maya, muy a mi pesar y vergüenza. Aunque según ella eso no era nada, me insistió demasiado en tomar el dinero y no dudar en pedirle más si lo necesitaba, lo cual agradecí de todo corazón. Por muy fastidiosa que pueda llegar a ser, su corazón siempre será demasiado puro, está llena de buenas intenciones.

Por lo tanto, en el lado de lo económico no tenía problema alguno. Mi problema aquí era levantarle los ánimos a Sadie.

No habíamos hablado mucho durante la semana ya que decidió enfocarse plenamente en ponerse al día con la escuela. Cosa que yo también hice, porque honestamente la descuidamos bastante.

Pero realmente necesitaba hablar con ella antes de llevar a cabo mi plan.

La había citado hoy, a la casa de Maya -que temporalmente también era mi casa- para hablar un poco de cómo ha estado últimamente. Tal vez así tendría por seguro si hacer las cosas ahora o no. Porque tampoco quería presionarla en dado caso de que no se sintiera lo suficientemente bien para poder iniciar una relación formal.

Una inevitable corriente de nervios recorrió todo mi cuerpo al momento que Maya me llamó para avisar que Sadie había llegado.

Respiré profundo para calmar mis nervios injustificados. Porque honestamente, ¿qué era lo que me tenía tan nerviosa? Tal vez solo estaba demasiado preocupada.

Al llegar a la sala no pude contener mi boba sonrisa, una que muy débilmente fue correspondida, aunque eso no quitó el cariño que expresaba su mirada.

—Jammie —mi sonrisa creció, aún si eso parecía imposible.

—Dogder —suspiré completamente feliz y sin dudar un segundo más me lancé sobre ella envolviéndola en un fuerte y firme abrazo.

Me sentí un poco más aliviada cuando me devolvió el abrazo con la misma fuerza. Al menos no estaba evitando mi cariño, eso ya era una ventaja.

—Por dios, se han visto todos los días, son unas exageradas —bromeó la rubia intrusa, llegando a la sala con un par de bebidas y un tazón de frituras, obligándonos a separarnos muy a mi pesar.

—Pero no nos hemos visto fuera de la escuela —reclamé aferrándome al brazo de Sadie.

Maya rió negando con la cabeza. Nos sonrió con su típico cariño maternal y finalmente rodó los ojos, fingiendo estar asqueada de nuestras muestras de cariño.

—Son tal para cual, un par de tontas románticas y enamoradas.

—Justo como Natalia y tú —volvió a reír ante mi acusación. Ella sabe que es cierto.

—Algo bueno debieron aprender de nosotras, ¿no crees? —no me dió tiempo a responder y se apresuró a caminar hacia las escaleras—. Estaré arriba por si necesitan algo de esta alma romántica y enamorada.

—Descansa, y gracias por la botana.

Solo sonrió y no dijo nada más. Luego de eso subió a su habitación, dejándome a solas con la pelirroja, quién no había pronunciado ni una sola palabra. Ni siquiera para saludar a Maya.

ᴛʜᴇ sᴄɪᴇɴᴛɪsᴛ [sɪʟʟɪᴇ] (CANCELADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora