Capítulo 2.

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Un fuerte dolor recorría por mis piernas haciendo que fuese casi imposible moverlas, aún mantenía los ojos cerrados porque sabía que al abrirlos mi mundo se derrumbaría por completo. No quería hacerlo, no quería abrirlos pero algo me obligaba a hacerlo. Y cuando los abrí volví a perder todo.

El árbol, la ventana destruida, el olor a humo, los pájaros volando... Todo estaba ahí de nuevo. 

-¿Estás bien?

Todo era confuso de nuevo, ¿era real o no lo era?. Miré hacia atrás, el cuerpo de Millie no estaba ahí como lo recordaba. Esto era diferente... Cerré los ojos de nuevo, esta vez con más fuerza.

-Hola, ¿me escuchas?- Al abrirlos lo primero con lo que me topé fue con dos ojos cafés mirándome fijamente. -¿Será que es sorda y yo aquí hablando como tonta?- Susurró mirando a otro lado por un segundo. Volvió a mirarme con una sonrisa, seguido de ello comenzó a hacer un par de señas.

-No soy sorda, pero que buen detalle la lengua de señas...- Murmuré antes de que me diera un discurso con sus manos.

-Ah no es tan difícil en realidad. Pero lo importante aquí es, ¿estás bien?- Su mirada de preocupación me podía derretir el corazón en segundos.

-Estoy bien, muy bien en realidad, gracias.- Sonrió.

-Entonces llegué a tiempo.- Llegaste en el momento exacto. -Soy Millie, por cierto.- Lo sabía a la perfección.

-Es un gran gusto...- Sonreí como pude. Nunca estaré lista para aceptar que ya no es como antes y que ya no puede recordarme.

-¿Cuál es tu nombre?

-Si te lo digo podría morir.- Lo dije lo más seria posible. Su rostro se transformó de inmediato con ingenuidad.

-¿Eres una especie de agente encubierto?

Asentí manteniendo el semblante serio. Si bien era broma lo de morir y ser agente encubierto, no era mentira que probablemente medio mundo intente destruirme por hablarle de nuevo. Finn su mejor amigo, ya me ha dado ciertas amenazas; Louis su otro mejor amigo, me mira con advertencia pero nunca me dice nada al final. Supongo que todos quieren que sea cuidadosa con lo que digo o podría causarle algún tipo de daño cerebral si recuerda todo de golpe.

-¿Estás bromeando verdad?- Sonreí levemente.

-Sí, era una broma. Pero igual no te diré mi nombre.

-¿Por qué no? Acabo de ayudarte con esos dos idiotas, no pido nada a cambio más que saber tu nombre...- Se cruzó de brazos. Estaba logrando convencerme con absolutamente nada en sí.

-No te conviene saberlo.

-Si no me lo dices igual alguien me lo dirá por ahí.

-No muchos me conocen.

-Joseph y Jacob saben tu nombre, y aunque no me agradan seguramente me lo dirán.- El punto era que sin importar nada ella quiere saber mi nombre, no sabía si eso me gustaba o me asustaba.

-Bien tú ganas, me llamo Sadie.- Definitivamente estaba muerta ya.

-Es un lindo nombre...- Sonrió. -Bueno, para protegerte de lo que sea que te preocupe, fingiré que no sé tu nombre, ¿te sirve pelirroja?

Reí. Siempre fue mala con los apodos. -¿Qué tal zanahoria? Como no tienes mucha originalidad..- Hizo un gesto fingiendo estar ofendida. No podía creerme que estaba hablando con ella de nuevo.

-Te encontraré un apodo original, ya verás.- Reí de nuevo, tenía tiempo que no me reía así.

-Si tú lo dices, Millie.

ᴛʜᴇ sᴄɪᴇɴᴛɪsᴛ [sɪʟʟɪᴇ] (CANCELADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora