pienso en vos ¦ yeonbin •°∘ ✧ ·

6

El primer beso homosexual de un chico heterosexual.

— ¿Estás seguro, hyung? — preguntó Soobin, pero ya no miraba los ojos contrarios en busca de confirmación. Había dejado de leer la expresión de Yeonjun y se encontraba con la vista fijada en los labios ajenos, que se encontraban perfectamente hidratados, resaltando su color rosa oscuro natural. El mayor sí que era un experto en el cuidado de su apariencia. Su vista se desvió por unos segundos nuevamente al resto de su cara cuando su amigo río levemente antes de contestarle.

— Por supuesto, Soo, es sólo un beso. — desestimó. No parecía importarle mucho lo que estaba sucediendo ahí, pero a Soobin no se le escapó el momento en que este humedeció sus labios para prepararlos, logrando lucir aún más irresistible por más imposible que eso pareciera.

— Sí, es sólo un beso. — estuvo de acuerdo el menor, imitando la acción del contrario al mojar los propios y comenzar a acercarse a su cara, inclinándose hacia él para acortar la distancia que los separaba.

En su mente aún esperaba que Yeonjun repentinamente se apartara y le dijera que todo había sido una broma, que ni loco haría algo así con él; pero no lo hizo. En cambio, cuando el menor se acercó tanto como para que sus narices estuvieran a milímetros de tocarse, pudo ver cómo el ahora pelinegro cerraba suavemente sus ojos en espera de él.

Y con unos segundos más, el aire que los separaba desapareció. Y a Soobin le dio un vuelco el corazón, uno mucho más grande que cuando lo vió llegar esa tarde. Por un momento creyó que se tendría que separar de él porque sus pulmones se habían vaciado repentinamente por el shock, pero no quería hacerlo, así que rápidamente tomó una profunda inhalación a través de su nariz para remediarlo.

Pudo sentir a Yeonjun reír levemente como respuesta a esto contra sus labios. Acto seguido el mayor lo sostenía por la nuca y ahora tomaba las riendas del beso, en vista de que Soobin las había abandonado completamente. Sus labios lo acariciaban suavemente, con tanta delicadeza que parecía que tuviera miedo de que el menor se fuera a romper entre sus dedos.

El toque delicado le causaba un leve cosquilleo en la piel de su boca y le traía recuerdos de aquellos besos castos que había dado en los comienzos de su pubertad, pero había algo esencialmente diferente en toda la situación.

Tal vez era el perfume mentolado del mayor, o que su nuca estaba siendo envuelta por grandes manos que no eran para nada delicadas, o incluso que podía sentir los lugares en donde crecía la barba del contrario contra sus labios cuando estos escapaban mínimamente de los otros. Por alguna razón esa sensación tan curiosa lo traía hipnotizado, centrando sus caricias en el labio superior de su amigo en busca de mantenerla vigente.

Podía sentir, así, la respiración contraria que escapaba de su nariz para cosquillear contra su piel, mientras ambos labios se encerraban mutuamente una y otra vez. Los del mayor eran tan suaves como lo aparentaban, resbalando placenteramente contra los suyos, y sabían a bálsamo labial sin saborizantes. También podía sentir su labio inferior carnoso cuando intercambiaban posiciones, tentándolo a morderlo, pero ninguno de los dos sabía qué tan lejos podían llevar ese experimento, así que no pudo hacer más que suavemente lamerlo, esperando que el otro no cortara el contacto por esa acción.

Yeonjun reaccionó alejándose sólo milímetros de él, lo suficiente para que sus labios ya no chocaran completamente con los contrarios. A esa distancia rozó sus bocas de arriba a abajo, deteniéndose cuando estuvieron alineadas, manteniendo durante unos segundos más ese contacto tan infímo que lograba que los pocos puntos en donde sus pieles se conectaban picaran como locos.

Soobin se sintió obligado a abrir los ojos, por alguna extraña razón, y cuando lo hizo se encontró con la mirada del mayor sobre la suya, los contrarios tan filosos y profundos como siempre. Cuando ambas miradas conectaron Yeonjun sonrió una vez más en el beso, como si eso le causara gracia, logrando que el menor no se pudiera resistir más y mordiera muy suavemente el labio inferior contrario, presa de aquellos ojos tan encantadores.