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La espontaneidad de un chico no tan heterosexual (parte dos).

El tiempo pasó con los dos chicos sentados en el sillón, desnudos y pegajosos, pero sin mover más que sus labios por un largo rato. Lo único que logró levantarlos del lugar fue el frío que empezó a colarse en sus cuerpos, al perder poco a poco el calor que habían recolectado al menos media hora antes.

Yeonjun fue el primero en hacerlo, obligando al largo cuerpo de su mejor amigo a dejarlo ir. Ya conociendo de memoria el lugar en donde Soobin guardaba las toallitas húmedas salió en busca de ellas, volviendo rápidamente para limpiar sus cuerpos para poder vestirse.

Se encontró con el menor finalmente de pie, pescando las prendas de ropa que había tiradas en el suelo una por una para examinarlas y separarlas por dueño. Pronto ambos tenían sus cuerpos limpios y volvían a vestirse, el dueño de casa cambiando las suyas por unas más cómodas.

Aunque... tenían un problema. El piso era fácil de limpiar, pero la tela del sillón no. Habían usado las mismas toallitas con la esperanza de que funcionara, pero si bien la mayor cantidad había desaparecido, la mancha seguía ahí, visible. Soobin estaba un poco horrorizado, mientras Yeonjun intentaba con todas sus fuerzas que la fricción ayudara a que desapareciera.

Lo cual fue, al igual que los intentos previos, totalmente en vano.

El pelinegro llevó una de sus manos a su cara para cubrir sus ojos mientras reía, medio divertido, medio cansado. Estaban en una de esas situaciones consecuentes a no haber pensado demasiado bien las decisiones que habían tomado. Con sólo haber hecho unos pasos más hasta la habitación de Soobin se podrían haber ahorrado el estrés, pero estaban demasiado apurados para haber pensado en eso.

— Soo, no volvamos a hacerlo en el sillón. — le dijo, volteándose para mirarlo. La expresión del menor se mantuvo por unos segundos aún sombría, hasta que estalló en una carcajada que resonó por todo el piso.

Yeonjun no entendía qué había pasado, pero se contagió de su alegría y comenzó a reírse también. Soobin pasó a su lado y tiró de uno de los cojines bajos del sillón, mostrándole el cierre de la funda. Al principio el pelinegro seguía sin ninguna idea de qué estaba sucediendo, hasta que finalmente comprendió.

El almohadón tenía una funda, una que se podía sacar. Y si la funda se podía sacar, también se podía lavar.

— ¡Idiota! — exclamó, dándole una fuerte nalgada. — Podrías haber empezado por ahí, me tuviste al menos quince minutos intentando limpiarlo.

— ¡Ah! — se quejó el menor, sorprendido. — No lo recordaba, tan pronto como lo hice te lo mostré. — señaló, comenzando a desvestir el almohadón. — No, quiero decir, sí sabía y lo hice a propósito. — se corrigió, dejando lo que estaba haciendo para mirar a Yeonjun de reojo con picardía.

— ¿Qué? — preguntó el mayor, totalmente confundido.

— Que me pegues de nuevo. — le dijo, totalmente honesto. Iba a agregar un "por favor" al final de la oración, hasta que pensó que tal vez al no hacerlo se ganaría otra nalgada extra.

Wow, increíble. En serio te gusta esto de que te trate rudo, ¿huh? — exclamó, levantándose del suelo para quedar a su altura.

— Eso, y que me toques ahí atrás. — respondió Soobin, sonrojándose un poco por la manera en que lo expresó ¿Decir "culo" sonaría menos mal? Sin embargo Yeonjun no parecía interesado en su terminología, acercándose para tomar sus cachetes con ambas manos mientras reía.

— A mí también me gusta. — le dijo, empezando a acariciarlo. — Tu culo es más grande de lo que aparenta. Apenas cabe en mis manos. — empezó a relatar mientras hacía énfasis al recorrer toda el área. — Si lo aprieto es sumamente blando. Me hace sentir que tengo que tratarlo con mucho cuidado. — describió, mientras Soobin envolvía los brazos alrededor de su cuello, aceptando completamente el manoseo.

pienso en vos ¦ yeonbin •°∘ ✧ ·Donde viven las historias. Descúbrelo ahora