Relaciones para nada heterosexuales.
Ambos arrodillados en el centro de la cama de Soobin, algún tiempo después de haber terminado con la cena y la charla de sobremesa, el menor se posicionaba por detrás y mantenía sus cuerpos muy pegados, provocando que el pulso de los dos volviera a acelerarse. Yeonjun no se negó cuando el otro le insinuó el ir a por más. Eran jóvenes, y les gustaba coger. No había demasiado remedio para aquello más que el simplemente hacerlo y ya.
Yeonjun dejó salir un suspiro al aire, sintiendo la lengua tibia de Soobin hacerse camino por su nuca con toda la lentitud del mundo. Sus manos gigantes comenzaron a deslizarse por su torso, acariciándolo con cuidado, mientras con sus labios y dientes volvía a atacar la piel de la zona como lo había hecho más temprano. Podía ver que ya había conseguido dejar marcas allí, pero luego de que el tiempo asentó las que él mismo portaba, sintió que todavía no habían sido suficientes.
El pelinegro tenía sus párpados cerrados perezosamente mientras disfrutaba de las caricias que su mejor amigo le daba, ansiando el momento en que los dedos que recorrían su cuerpo llegaran al bulto en su pantalón. Ya habían tenido suficiente juego de seducción por un día, así que él quería ir directo a la acción, a la fricción. Y Soobin no decepcionó, sin tardar demasiado en empezar, tomando su entrepierna en su palma para empezar a rozar la suya contra su culo. Bastaba eso para tenerlo suspirando suavemente contra la piel sensible de su nuca, y a Yeonjun le encantaba. Sus lloriqueos eran combustible puro para su libido, y alimento para su ego.
Por todos los cielos, ¿qué tanto podía desearlo Soobin? Si había algo que lo prendía era el sentirse codiciado, anhelado de esa manera, y lo poderoso que lo hacía sentir el saber que tenía tal efecto en el cuerpo de su mejor amigo. Es que, ¿cómo no iban a darle punzadas eléctricas en lo más bajo de su vientre si podía sentirlo crecer con cada suave ruedo de sus caderas? Por alguna razón el compartir respiraciones entre silencios se sentía demasiado íntimo, incluso más que el haberse visto desnudos unas cuantas horas antes.
Los besos de Soobin poco a poco se habían hecho camino hasta uno de sus hombros, paseando por encima de la tela de su remera, pero pronto el pelirrojo metió sus manos por debajo de ella para tocarlo directamente. Yeonjun no tardó ni un segundo en intentar deshacerse de ella, queriendo sentir sus besos sobre su piel desnuda. Estaba listo para que su respiración saliera en un suspiro al sentir sus manos recorrer su torso, pero antes de que eso fuera incluso una posibilidad tuvo que utilizarla en un jadeo de sorpresa.
Le tomó un parpadeo el darse cuenta de que algo andaba mal, el ruido de la puerta de entrada abriéndose y los pasos de alguien precipitándose hacia la habitación en donde ellos estaban. Pero ninguno de los dos reaccionó lo suficientemente rápido como para cubrir lo que estaban haciendo, aún con sus cuerpos pegados y sus extremidades enroscadas juntas en una pose digna de ser esculpida.
— ¡Hyung! — gritó el intruso, ingresando en la habitación con el impulso que traía en sus pasos. — ¡AHHH! — exclamó aún más alto al dar con una vista que lo horrorizó, la de los dos chicos arrodillados sobre la cama en una posición que no podía tener muchas explicaciones. — ¡Jesús! Gracias a todos los cielos, están vestidos. Qué susto... — dijo con algo de alivio, aferrándose al marco de la puerta para no caer y presionando su pecho con su mano libre.
— Beomgyu, ¿qué carajos? — se sorprendió Soobin, en su tono de voz reflejada la confusión pura que sentía en esos momentos. Sacó sus manos de debajo de la ropa de Yeonjun al notar que estaban expuestos, pero el que los ojos de su compañero de piso se hubieran disparado hacia los pantalones del pelinegro le dejó saber que no había logrado esconder mucho.
— ¿Beomgyu? — fue lo único que pudo exclamar el mayor de todos, completamente pasmado con la situación. Su cerebro no podía procesar el hecho de que mágicamente ya no estaban solos, habiéndose encontrado demasiado perdido en el momento previo como para que su mente volviera al corriente tan rápidamente.
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pienso en vos ¦ yeonbin •°∘ ✧ ·
Fiksi PenggemarPorque, ¿quién no se tocó pensando en su amistad más cercana alguna vez en la vida? Soobin definitivamente lo había hecho. Y eso le parecía de lo más normal, hasta que aquel secreto decidió escapar de sus labios. ¿Lo peor de todo? Que se lo dijo al...