¿Esperaban un título?
Well, nope.— Buenos días, bebé. — saludó Yeonjun al sentir que el cuerpo del menor se removía suavemente entre sus brazos, intentando abrir sus párpados que claramente le pesaban.
— Buenos días. — respondió Soobin, aún adormilado, girando y encontrando la cabeza del mayor muy cerca de la suya. Pero en vez de retroceder decidió acurrucarse contra ella, los oscuros cabellos alborotados por la almohada dejándole suaves caricias sobre una de sus mejillas. — Mm... Extraño tu cabeza entre mis piernas, hyung. — soltó sin más al recordar una sensación muy similar a esa, sin reparo alguno sobre lo que estaba diciendo. Parte de su cerebro aún no se despertaba, y la que sí lo había hecho estaba desbordando en las hormonas que Yeonjun le había inyectado, por lo que poco podían importarle sus propias palabras.
— Ya era hora de que tuviéramos nuestro primer mañanero. — sonrió el pelinegro con picardía, para luego sacar sus brazos de debajo del cuerpo de Soobin y deslizarse por las sábanas antes de que Soobin pudiera siquiera parpadear. Rápidamente se metió entre sus piernas y las acomodó sobre sus hombros, sin demorar ni un segundo al empezar a dejarle besos lentos y caricias vagas por encima de la ropa a la que se había cambiado luego de darse un baño la noche anterior.
— Dios, no creí que realmente fueras a hacerlo. — admitió el pelirrojo, sorprendido de sí mismo al poco a poco empezar a despertar. No es como si no supiera que estar caliente a todas horas era una de sus especialidades, pero igual seguía siendo algo impresivo que todavía tuviera las mismas energías que antes de todo lo que habían hecho la noche anterior. Con Yeonjun sentía que sus fuerzas se renovaban al instante, sin necesidad de pausas.
— Pero lo querías. — observó el pelinegro, aunque esta vez lo hizo sin burla en su tono. — Ya te estás poniendo duro, y ni siquiera empecé. — siguió, apretando su creciente largo por sobre la tela mientras inhalaba el fresco aroma a suavizante en su ropa.
— Es imposible que no me ponga como una puta piedra cuando te estoy viendo así. — dijo Soobin, acariciando la barbilla de Yeonjun en un intento de animarlo. — ¡Ah! No estás afeitado. — gimió, el crecimiento de su vello facial picando en sus yemas. El raspar duro lo tenía hipnotizando, jugando con el ruido del roce sobre su piel.
— ¿Te prende esto? — preguntó el mayor, asombrado y divertido con el giro inesperado de los eventos. Al ver cómo los ojos de Soobin empezaron a brillar al sentirlo, levantó su remera para repartir besos por su abdomen bajo, asegurándose que su piel lo rozara con cada uno de ellos.
— Como no te imaginas. — admitió Soobin, sus piernas abriéndose aún más por la sensación placentera. Con sus dedos recorría la cabellera de Yeonjun con desesperación, dándole así a él un cosquilleo que viajaba a través de su cuero cabelludo hasta la parte más sensible de su nuca. — Quiero más, quiero sentirte por todo mi cuerpo. — se atrevió a pedir, volviéndose cada vez más directo con sus necesidades. Ya no le importaba decir todo en voz alta, o rogar como necesitado, porque después de todo, lo era.
— Qué codicioso, bebé. — bufó Yeonjun, dejándole una mordida juguetona sobre su piel. — Pero tan bonito. — agregó, metiendo su lengua adentro de su ombligo. Soobin arqueó su espalda y ahogó un gemido, animándolo a seguir al tirar suavemente de sus cabellos con sus largos dedos. — Dios, quiero comerte completo.
— Hacelo, hyung. — pidió, enredándose entre las hebras de la parte superior de su cabeza. — Mm, no puedo esperar más, estoy muy caliente. — se quejó, intentando empujarlo con su agarre hacia donde realmente quería tenerlo.
— ¿Aún con todo lo que hicimos anoche? — preguntó Yeonjun, cediendo a sus pedidos al hacer el recorrido hacia abajo guiado por la punta de su lengua, luego de tirar de sus pantalones hasta donde no molestaran. Soobin no tenía ropa interior debajo de ellos, pero eso era algo que él ya sabía, porque lo había visto cambiarse luego de la ducha.
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pienso en vos ¦ yeonbin •°∘ ✧ ·
FanfictionPorque, ¿quién no se tocó pensando en su amistad más cercana alguna vez en la vida? Soobin definitivamente lo había hecho. Y eso le parecía de lo más normal, hasta que aquel secreto decidió escapar de sus labios. ¿Lo peor de todo? Que se lo dijo al...