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Las revelaciones de un chico heterosexual.

— Junnie. — lo llamó su amigo, tomando su mano para guiarlo hasta su habitación. Tan pronto como entró, el menor lo sentó en su cama y comenzó a desvestirse frente a él, mostrándole su cuerpo por completo. Soobin llamaba su nombre mientras comenzaba a masturbarse, rápidamente acelerando el ritmo de ambos corazones.

— Hyung, hyung. — gimió, acercándose hacia él. — Te necesito, hyung. Quiero que me enseñes. — pidió, moviendo sus labios sobre su oreja como aquella vez en la que le compartió su secreto.

Yeonjun no entendía muy bien qué era lo que sucedía, pero en un abrir y cerrar de ojos Soobin se encontraba debajo de él, que ahora también se encontraba completamente desnudo y sumamente duro. El pelinegro apartó las largas piernas de su amigo de su camino, usando sus dedos para adentrarse en su cuerpo. Extrañamente no hubo resistencia alguna, rápidamente aumentando el ritmo de sus movimientos para complacerlo.

Mm, Bin-ah. — jadeó ronco.

Con sus manos se aferraba fuertemente a las caderas del chico debajo de él. Su piel blanquecina empezaba a tomar tonalidades rojas debajo de sus dedos y el calor de sus cuerpos aumentaba el del ambiente. Soobin lo miraba suplicante, con sus ojitos húmedos y su boquita entreabierta, mientras con su diestra presentaba para él su entrada lista para recibirlo.

Yeonjun obedeció, dándole lo que quería. Lentamente comenzó a penetrar su interior, húmedo, caliente, y bien apretado. Se hizo camino en él hasta aproximadamente la mitad de su largo, mientras Soobin gemía dulcemente para él. Para su sorpresa pudo ver cómo el cuerpo de su amigo se estremeció para luego acabar sobre su vientre.

Sin embargo, su placer era importante también, por lo que continuó sin mucho reparo con sus estocadas, violentas y certeras. La cabellera clara revoloteaba sobre las sábanas, la cara de Soobin comenzando a humedecerse por las lágrimas que escapaban de sus ojos. Pero eran lágrimas de sumo placer, porque no mucho tiempo después su vientre volvía a llenarse de cálido líquido blanquecino.

Yeonjun, sintiendo que aquella vista era demasiado estímulo para él, lo volteó, dejándolo apoyado precariamente sobre sus cuatro extremidades, sin que el chico tuviera la fuerza necesaria para mantener su cuerpo erguido. Entró en él una y otra vez, incansablemente, hasta hacerlo llorar de manera audible. No sabía por qué, pero el sonido de sus quejidos sólo lograba alentarlo más y más a seguir.

Sintió su cuerpo volcarse en un fuerte orgasmo, pero no quería frenar, siguiendo con su ritmo incesante. Podía ver cómo su semen comenzaba a escurrir por la entrada enrojecida de su amigo, lubricando sus movimientos. Siguió sin reparos durante unos segundos más, hasta que se cansó de esa posición y decidió voltearlo de nuevo.

Soobin tenía la cara aún más llena de lágrimas que al principio, su expresión sin control. Se aferraba a sus brazos con fuerza, como si quisiera sostenerse de algo para frenar el vaivén de su cuerpo. Yeonjun se inclinó para besarlo, contento con el desastre en que lo había convertido. Las uñas de su amigo se clavaron en su espalda, dibujando líneas de rojo carmesí por toda su piel.

— Junnie. — lo llamó, aunque su voz sonaba mucho más calma que los gemidos de unos segundos antes. Sintió una sacudida recorrer su cuerpo, pero no era la que él esperaba que fuera.

Abrió los ojos con pereza para encontrarse con un Soobin de aspecto desalineado, pero no tanto como el de su sueño.

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pienso en vos ¦ yeonbin •°∘ ✧ ·Donde viven las historias. Descúbrelo ahora