Capítulo 60: Explosión

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Olimpo, 30 de abril

-Por el Olimpo...- murmuró Sergio.

Océano sonrió al ver su oportunidad. Asestó una patada brutal al chico y le rompió la nariz. Sergio cayó al suelo de espaldas, realizó una voltereta hacia atrás para incorporarse y se colocó en guardia.

-¿Atacando... por la espalda?-se detuvo para limpiarse la sangre.

Océano no respondió. Atacó con las dos espadas a la vez, cruzándolas y lanzando un tajo mortal que Sergio evitó por los pelos.

Un grupo de dríades llegó a la altura de los combatientes, armadas con arcos y espadas. Rodearon a Océano mientras hacían crecer zarzas y enredaderas que le aprisionaron. El Titán se deshizo de las ataduras y degolló a una de ellas. Sus hermanas respondieron invadidas por la ira, pero Océano no tardó en acabar con ellas. No eran rivales para él.

Sergio arremetió con fiereza. Hundió las cuchillas del tridente en la carne azul de Océano y se apartó de un salto. El Titán quedó en el suelo moribundo. Sergio huyó de allí y atravesó el campo de batalla, en busca de Elisabeth. La encontró peleando contra un enorme cíclope. Levantó una hilera de cuchillas de hielo que lo atravesaron por la espalda.

-¿Burke ha puesto en marcha el plan?

-Así es. Por suerte para nosotros el ejército ya estaba agrupado.- Elisabeth rasgó el cuello de una harpía-. Pronto estará todo preparado.

Sergio asintió y retomó el combate. Descargó una lluvia de esquirlas de hielo hacia un minotauro que peleaba contra un centauro. Encadenó dos estocadas de su tridente y acabó con su vida.

Dirigió su mirada hacia Océano, quien ya se había levantado. Él y Crío eran mucho más resistentes que Ceo. Hablando de Crío... ¿dónde estaba? Sergio no tardó en localizarlo.

El Titán era un torbellino de golpes en el centro de la batalla. Sus hachas cortaban el aire y descuartizaban a todo aquel que osaba acercarse demasiado.

-¡Hay que neutralizarle!- gritó Alyssa, que llegó junto a Sergio con la armadura manchada de sangre negra y roja.

Espera. ¿Roja? Sergio se fijó más. Allí, entre el líquido bermellón, destacaban hebras doradas.

Icor.

No mencionó nada al respecto y la siguió hacia Crío. Un pilar de hielo surgió frente a él y le golpeó en la crisma. El Titán trastabilló hacia atrás y Alyssa lo remató con dos flechas. Crío cayó definitivamente al suelo. Sergio saltó sobre él, mas el Titán le golpeó en el estómago con un puño y lo mandó volando contra el árbol que Rayen había hecho crecer. Chocó contra la madera y oyó como sus huesos crujían. Sergio descubrió que era capaz de ignorar el dolor y continuar. ¿Qué le estaba pasando? Un odio de milenios de antigüedad se agitaba en su interior.

Una tormenta de hielo y agua se manifestó en torno a Sergio. El guerrero avanzó a toda prisa hacia Crío y su envite fue tal que esta vez fue el Titán quien atravesó el aire. La pesadilla acuática le persiguió y azotó, controlada por el mortífero tridente de Poseidón.

-¡Déjame en paz, diosecillo de pacotilla!

Crío contraatacó hecho una furia. Sus golpes fueron tan fuerte que la tempestad se deshizo. Alyssa le bloqueó a mitad de camino con un aluvión de flechas lunares. El fuego blanco se extendió por su cuerpo, pero Crío avanzó mientras su piel se abrasaba. Sergio no estaba preparado para recibirle.

Entonces un relámpago cruzó el cielo y ante él se materializaron los Cíclopes Primigenios. Una bandada de pegasos apareció de la nada e impactó contra una horda de harpías que se aproximaba por el este.

El Resurgir del OlimpoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora