Capítulo 64: Liberación

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Olimpo, 30 de abril

-¡Aleksei! ¡No!- gritó Sergio. Cayó de rodillas junto a él-. ¿Por qué los has hecho?

El chico esbozó una sonrisa ensangrentada.

-Tenía que...- respiró, emitiendo un pitido agónico-, compensaros por lo que le hice a Oldrik. Recuperar... vuestra confianza.

La luz de la vida desaparecía en sus ojos.

Los resentimientos de Sergio se desvanecieron. Había sacrificado su vida por él. No podía estar enfadado por lo ocurrido con Oldrik.

-Rápido...- urgió Aleksei-, llevadme hasta el círculo.

Erik arrojó una lluvia de chispas para distraer a Cronos. El Titán los persiguió mientras Sergio arrastraba, desesperado, el cuerpo de Aleksei. Dejaba un rastro de sangre resplandeciente a su paso.

-¡No llegaréis!- rugió Cronos, consciente de que la enemistad entre sus contrincantes se había extinguido.

Erik extendió los brazos. Un trueno hizo temblar los cimientos del Gran Templo. De pronto, el techo estalló. Un rayo se coló en la edificación y golpeó a Cronos de lleno. El Titán se derrumbó envuelto en electricidad y fuego. La tormenta se arremolinó sobre el Gran Templo y lanzó decenas de descargas sobre el Titán. La lluvia entró por el techo destrozado en su parte central, acompañada de fieras corrientes de viento.

Sergio colocó el cuerpo de Aleksei sobre otro de los círculos pequeños dentro del grande. Un casco de hoplita surgió dentro de él, dibujado con luz escarlata. El brillo se extendió por su sector correspondiente.

-¡Erik!- llamó Sergio.

Aleksei se debatía entre la vida y la muerte. Erik estaba confuso; miedo, tristeza e ira se mezclaban en su corazón. Sergio estaba hecho un mar de lágrimas. Sus esperanzas se desmoronaban.

Erik corrió de espaldas y tropezó. Se arrastró por el suelo hacia su lugar correspondiente en la intrincada red de dibujos. Colocó la mano sobre el rayo. La luz se manifestó.

Sergio presionó su lado. El rojo brillante se extendió por las líneas y se unió con un fulgor bermellón al resto.

-¡NO!- gritó Cronos.

Una voz angelical se elevó desde la entrada a la prisión. De las líneas brotaron zarcillos verdes y flores de todos los colores. Y, del centro, surgió un árbol que creció y creció.

La luz y el canto lo invadía todo. Ni los gritos de Cronos eran audibles.

-Os lo dije.- Aleksei sonrió en su agonía-. La profecía nos avisaba de algo importante. Cuando los Tres Grandes sus manos alcen...

El árbol se desplegó hacia los lados. Un haz de luz verde surgió de él y golpeó a Cronos en el pecho.

-¿Qué está pasando?

-Soy Gea. La Madre Tierra.

Puertas del Olimpo, 30 de abril

Alejandro saltó de su escondite tras la estatua de Hestia, una de las más cercanas al suelo. Celia le siguió.

-¿Estáis bien?- preguntó a sus padres, que asomaban la cabeza desde detrás de una enorme roca.

-S... sí- tartamudeó Amanda-. No me puedo creer todos los guerreros que han entrado por ahí...

El Resurgir del OlimpoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora