Olimpo, 30 de abril
Oldrik corrió hacia Polifemo, destrozado por dentro. Golpeó al cíclope con tanta fuerza que el puño le atravesó el muslo.
-¡Maldito!- sollozó Oldrik.
El ejército de los Titanes había acabado con el de los dioses por completo. Las reencarnaciones que quedaban con vida tan sólo huían, intentado escapar del Olimpo y esperar a una segunda oportunidad.
Elisabeth miró hacia el Gran Templo y clavó su lanza en el suelo. Derramó lágrimas.
-Tenéis que conseguirlo, por favor- suplicó.
Un centauro cayó muerto frente a ella.
Entonces algo ocurrió
Un árbol surgió del Gran Templo y atravesó el techo. Superó la altura del invocado por Rayen y se desplegó en todo su esplendor. Atravesó las nubes negras y las extinguió. El sol se alzó en el cielo en pocos segundos. Una bandada de aves del paraíso alzó el vuelo desde las ramas más altas.
-¿Qué...?
Elisabeth miró a Prometeo, que intentó huir de Hestia.
-¡No!- gritaba-. ¡Ella a vuelto!
Entonces la diosa le arrojó una esfera llameante y lo convirtió en una nube de cenizas.
-¿Qué es eso?- inquirió Hestia.
-No lo sé, querida- respondió la diosa-. Pero algo me dice que hemos vencido.
Señaló al ejército de los Titanes. Plantas de todo tipo surgían del suelo y los estrangulaban. Todo se cubrió por un manto de hierba verde, que fue pisoteada por leones, elefantes y miles de animales diferentes que habían surgido de la nada.
Un grito desgarrador surgió del Gran Templo.
Hestia lo identificó.
-Cronos ha muerto.
Sergio derramó lágrimas de alegría y pena a la vez. Habían vencido a los Titanes. Habían recuperado el Olimpo.
Se arrodillaron junto a Aleksei. Su vida llegaba a su fin.
-¡Tienes que hacer algo!- se suplicó a Gea-. ¡Por favor!
La mujer negó con la cabeza, pero no pareció dar señales de pena ni de comprensión.
-La Naturaleza debe seguir su curso.
Colocó una mano en la frente de Aleksei y lo recostó sobre el césped mullido.
-Descansa en paz- le dijo con voz dulce.
Aleksei sonrió.
Y la vida le abandonó.
-¡No!
Sergio le abrazó.
-No debiste haberlo hecho. Debiste dejar que la guadaña me golpease a mí. ¡Que me matase a mí!
Nadie respondió.
Erik dejó escapar un sollozo.
-Aleksei, vuelve- suplicó Sergio-. ¡Vuelve!
-Se ha ido para siempre- decretó Gea.
Se incorporó y elevó una mano sobre Aleksei. La hierba comenzó a crecer sobre él y a rodearlo, hasta cubrirlo por completo y hacerlo desaparecer.
-Salgamos afuera- dijo Gea.
Cuando Sergio abrió las puertas del Gran Templo, fue recibido por una oleada de vítores y griterío. Apenas quedaban guerreros, unos cuarenta, pero parecían millones. Alyssa corrió a su encuentro y lo abrazó, desde la amistad.
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El Resurgir del Olimpo
FantasíaHace miles de años, el Olimpo cayó bajo el poder de los Titanes. Los templos quedaron reducidos a cenizas, las estatuas a montones de escombros, y los árboles murieron entre las llamas. Hace miles de años, Cronos se convirtió en el nuevo Rey del Oli...