Prólogo

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Los pasillos están desiertos y las luces apagadas. Una sombra cruza la estancia y alguien tapado por una túnica camina hacia la gran puerta de madera.

Se nota que está alterado por algo. Respira hondo y abre la puerta.

La luz anaranjada del fuego lo hace parpadear y entra en la habitación.

-Maestro -dice el encapuchado, hincando una rodilla y bajando la cabeza-. Hemos encontrado al sucesor.

La silueta que está sentada en el sillón frente a la gran chimenea se da la vuelta.

Sus ojos plateados reflejan la luz y hace que su pelo oscuro parezca negro.

Sonríe y cierra el libro que está leyendo, sus manos son enormes garras.

-¿Cómo es? -pregunta, poniéndose en pie.

El anónimo se echa la capucha hacia atrás, dejando ver que tiene el pelo corto, de color marrón y unos ojos negros como la tinta.

-Es un humano, pero es fuerte, hay algo dentro que no encaja con su naturaleza.

-Interesante... -el "maestro" se pasa la lengua por los labios resecos y junta las manos-. Habéis hecho un gran trabajo...

-Gracias, jefe. Es un honor serviros.

-Pero, -continúa-. Habéis tardado demasiado tiempo.

Chasquea los dedos y dos hombres con los mismos ojos plateados se acercan y se ponen a los lados del maestro.

-Esperaba más de vosotros -pone una mueca de decepción, como si de verdad lo sintiera-. Sobre todo de ti, Henry.

-Yo... Era difícil, señor. Nadie encajaba... Ella es la única perfecta para usted -tartamudea el oscuro. Tiene miedo y el "maestro" lo siente, lo puede oler.

Puede oír su latido acelerado y su respiración agitada, cargados con terror, mucho terror.

-¿Ella? -dice, extrañado.

-Sí. Es una mujer. Más bien es una muchacha, de no más de veinte años -contesta Henry-. Vive en una pequeña ciudad de Georgia.

El jefe frunce el ceño.

-¿Georgia? ¿Estados Unidos?

-Sí. Es la única en todo el mundo que lo soportará. Lo hemos comprobado.

-¿Comprobado?

El oscuro toma aire.

-Mientras dormía le enviábamos imágenes de situaciones... sobrenaturales, en las que aparecía ella.

-¿Cómo ha ido?

-Las ha superado todas -se detiene un momento-. Todas menos una.

El maestro levanta una ceja.

-¿Cuál?

-No superó la escena de los venatores.

-Eso es solo cuestión de aprendizaje.

-No, no es eso...

-Sí. Es eso -dice, cortante, el "maestro" y vuelve a chasquear los dedos-. Es una pena que me hayáis fallado, Henry.

Los matones cogen a Henry por los brazos y lo arrastran fuera de la estancia.

-¡No! No puede hacerlo... No lo entiende -intenta, gritando. Los colmillos se le estaban alargando-. ¡Me necesita! ¡Hay algo más...!

Pero las puertas se cierran antes de que pudiera terminar la frase, dejándolo solo con los de ojos brillantes. Estos sonríen maliciosamente, enseñando grandes caninos.

Se lanzan a por Henry, en una escena violenta, desgarrándolo y mordiéndolo hasta que los gritos cesan y el cuerpo del vampiro deja de moverse y se ablanda.

En menos de un minuto su cuerpo se convierte en cenizas, dejando a los matones volviendo al gran salón, cubiertos por sangre negra cómo la tinta.

El jefe vuelve a estar sentado en el sillón, pero esta vez contempla las llamas mientras sus brazos están apoyados en el reposabrazos, sus garras apretando el material del mueble.

-Encontrad a los otros dos -los matones asienten-. Luego encontrad a la chica.

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N/A: ¡Hola, otra vez (a los que leían mi otra novela)!

Bueno, esta es otra historia que ya había empezado hace unos años pero que acabé por dejar pues no me gustaba como estaba yendo la cosa.

Decidí darle una segunda oportunidad, pues, en mi opinión, era una idea muy buena y echaba de menos escribir sobre algo... Sobrenatural.

Espero que podáis darle una oportunidad, me haría muy feliz:)

No se cuando empezaré a subir los capítulos, aún tengo que editar algunas cosas, pero espero no demorarme demasiado.

Muchas gracias por leer.
Besos❤️

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