Tengo tanto frío que no soy capaz de mover mis extremidades. Me despierto entrecortadamente, la primera vez sintiendo cómo estoy tumbada sobre algo blando, un sillón, probablemente y puedo oír varias voces, cada una elevándose más que la otra en una discusión que no entiendo. Después vuelvo a quedarme inconsciente y cuando mis párpados se elevan de nuevo una luz intensa me recibe. No cierro los ojos, ya no soy capaz de reaccionar como se debe pero la luz se atenúa en menos de un segundo para luego volver a resplandecer otra vez hasta que me doy cuenta de que son varias lámparas y estoy pasando debajo de ellas. Más voces se escuchan pero no son iguales a las anteriores, estas dan órdenes y cada vez tengo más frío. Estoy volviendo a caer a la inconsciencia cuando una cara desconocida se pone delante de mí con algo en la mano. Me dice algo que no puedo comprender y me pone una mascarilla sobre la nariz y la boca y vuelvo a desmayarme.
Mi mente vaga libre y al principio lo único que soy capaz de percibir es un fondo blanco intenso hasta que se funde de color negro. No me doy cuenta de que estoy corriendo hasta que siento cómo mis pies se enredan en algo y hacen que me tropiece. Miro hacia atrás y para mi sorpresa puedo ver bastante bien en la oscuridad. Un animal me persigue y me está alcanzando con rapidez sobrehumana así que vuelvo a echarme a correr. Salto un tronco caído con agilidad y vuelvo a echar la mirada hacia atrás. El lobo salta el árbol, pasa por encima de mí y yo me tengo que tirar al suelo para que no me de con sus garras en la cara. Levanto la cabeza y me encuentro de lleno con sus ojos. Me está mirando intensamente y yo le devuelvo la mirada desafiante, respirando agitadamente a causa del ejercicio físico. Pasa un rato en el que lo único que se percibe en el ambiente es mi respiración ya que todos los animales se acallan con la presencia de la criatura pero yo en ningún momento dejo que mis ojos se desvíen de los suyos hasta que la criatura se transforma ante mí en un chico más alto que yo pero con las facciones tan parecidas a las mías que un nudo se instala en mi tráquea.
Reconozco esa mirada de regaño en la cara de mi hermano de inmediato y me pongo en pie rodando los ojos. Me sacudo las faldas de mi vestido que se mancharon de tierra al caer.
-Lykaios, no puedes salir corriendo de esta manera. Si padre se entera de que has intentado escaparte otra vez no va a estar muy contento -murmura, agarrando mi brazo para que lo mire.
-Si no me hubieras detenido ya estaría lejos de su alcance y no me podría hacer nada -replico, tirando con fuerza de mi brazo, liberándome de su agarre.
-¿Crees que es tan fácil? Padre tiene a los mejores rastreadores de la manada a su disposición. No tardarían ni medio día en encontrarte -dice entre dientes.
Me quedo callada, no sabiendo qué decir. Lo miro con los ojos entrecerrados, levanto mis faldas y me doy la vuelta, indignada. Comienzo a caminar de vuelta al castillo con paso rápido. Escucho un suspiro de parte de mi hermano y en pocos segundo ya está a mi lado.
-Lykaios... -empieza pero lo interrumpo antes de que diga algo más.
-No, Lyall. No lo entiendes -me detengo para encararlo-. No lo entiendes porque padre te tiene en un altar. Eres el heredero al trono, el beta. Diriges a las manadas cuando él no puede y yo... Yo solo soy la hija, la que no nació hombre para servir a la manada. El único uso que tengo para nuestro padre es casarme con alguno de los alfas de las manadas y tener descendientes hombres que sirvan como tú lo haces -sabe que todo lo que digo es cierto y es por eso que sólo me mira con pena-. Si me muriera hoy mismo, padre haría una fiesta -digo con odio.
-Eso no es verdad, eres una de las mejores mujeres lobo que conozco.
Me río y camino de nuevo.
-Como si eso sirviera de algo. A padre no le importa.
Todo cambia de repente a una habitación grande. Estoy de rodillas sobre una alfombra de piel que no doy reconocido pero es de color gris.
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Forbidden Creatures
WerewolfHayley Lowell es una chica de 17 años a la que, al empezar el último año de instituto, le empiezan a suceder cosas extrañas. Las pesadillas no la dejan tranquila, un hombre de característicos ojos rojos no para de perseguirla, alguien empieza a habl...