Escucho la voz del profesor cuando entra en el aula, así que me veo obligada a dejar mi conversación con Mia y volver mi atención a la clase.
Es última hora de la mañana y hoy estoy de un humor bastante bueno, no han vuelto a repetirse ni las pesadillas ni las situaciones extrañas, lo que es un alivio pero tampoco quiero fiarme, solo han pasado 4 días.
La clase de historia empieza cuando el profesor escribe en el encerado el título de la lección: Guerras Universales.
–Bien, en el día de hoy hablaremos de las Guerras Universales más importantes en la historia. ¿Alguien me podría decir cuales son?
Mi bolígrafo golpea la esquina de la libreta con impaciencia mientras observo la clase. Solo hay tres personas con la mano alzada. El profesor le indica a una de ellas y esta empieza a nombrar.
–Está la I Guerra Mundial, la II Guerra Mundial y...
–La Guerra de dos caras –digo en un susurro cuando la persona no pudo completar la frase después de unos segundos.
El profesor me mira y sonríe.
–¿Podría decirme en qué año comenzó?
–1713 –respondo inmediatamente y frunzo el ceño.
El profesor parece sorprendido y todos quedan en silencio. Ni siquiera puedo recordar cuándo me aprendí la fecha de esa guerra.
–Excelente, señorita Lowell.
Me sonrojo y aparto el pelo de delante de mi cara. Desvío la mirada de la del profesor mientras comienza con la explicación. Me encuentro con unos ojos grisáceos desconocidos para mí, que me miran directamente.
Amanda tiene una ceja arqueada mientras su mirada me recorre de arriba abajo. Mis ojos van hacia su lado y veo a Dylan recostado en su silla, con un brazo sobre el respaldo de esta y una sonrisa de suficiencia. No me mira, lo cual agradezco pues me pondría todavía más roja.
–La guerra de dos caras se denomina así por nuestros antiguos contrincantes –hace una pausa y empieza a escribir en el encerado–. Licántropos, también denominados hombres-lobo.
El corazón me da un vuelco y no tengo ni idea de por qué. Mi mano deja de mover el bolígrafo y me echo hacia delante en la silla, prestando más atención.
–La guerra acabó con la derrota de las criaturas malditas, dando comienzo a la purga de estas –deja la tiza y se vuelve hacia nosotros de nuevo–. Pero nada de esto hubiera sido posible si no fuera por Lady Lykaios.
»Esta mujer se sacrificó para que nosotros, los humanos, no acabáramos extintos, a pesar de ser ella una mujer lobo.
Frunzo el ceño, eso no tiene sentido. ¿Te sacrificas para que la especie humana perviva y que después la de los licántropos desaparezca? Sinceramente, esa mujer estaba loca.
No es que me moleste que los hombres-lobo desaparecieran, al contrario, me alegro porque de no ser así, ahora mismo sería una de sus esclavas. Pero no me tiene sentido lo que hizo.
–Después de que consiguiéramos matar al Alfa comenzó la purga, dando así con su final, la extinción de la raza de los licántropos.
Levanto la mano de inmediato y el profesor da un movimiento de cabeza, permitiéndome hablar.
–¿Cómo sabemos no hay hombres-lobo todavía sueltos?
El profesor se ríe.
–Claro que no hay. Nadie escapó de la purga, señorita Lowell.
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Forbidden Creatures
WerewolfHayley Lowell es una chica de 17 años a la que, al empezar el último año de instituto, le empiezan a suceder cosas extrañas. Las pesadillas no la dejan tranquila, un hombre de característicos ojos rojos no para de perseguirla, alguien empieza a habl...