Capítulo 3

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En mi cabeza se sigue reproduciendo lo que recuerdo de la pesadilla de esta noche. Pensé que todo esto de los malos sueños se había acabado desde que empecé las clases hace una semana. Pero, al parecer, aún continúa.

Me sobresalto cuando mi amiga cierra su taquilla y ella me mira extrañada.

-¿Estás bien?

Quiero decirle que no, que de verdad pensé que moría cuando me desperté del sueño, pero decido ocultárselo con un asentimiento de cabeza y comenzamos a caminar por el pasillo.

Ella empieza a hablar pero yo no escucho, mi cabeza sigue en otro sitio. Aun puedo sentir la sangre caer por mis brazos, aun sabiendo que no pasó en realidad, que solo era un sueño.

Aquellos ojos rojos siguen grabados en mi memoria. Tengo la sensación de que los conozco, pero no sabría decir de qué, pues lo único que recuerdo son esos ojos y unos dientes afilados, como si de un animal se tratara.

Un escalofrío recorre mi espalda y alzo la mirada justo en el momento en que Dylan y Adam pasan por mi lado.

Los ojos verdes del primero lanzan un destello cuando nuestras miradas se unen y una sonrisa se forma en sus labios. El corazón me da un vuelco pero algo me dice que está mal lo que siento, que no debería de confiar en él, así que saludo con la mano, sonriendo sin enseñar los dientes y sigo mi camino.

No sé que me pasa, no tenía pensado actuar así, aquella acción se efectuó por si sola, como si alguien estuviera controlándome.

Frunzo el ceño y entonces suena el timbre. Mi amiga se despide de mí y yo me dirijo a clase de francés. Procuro evitar cruzarme con Dylan y lo ignoro en clase, pasándome la mayoría del tiempo haciendo dibujos en la libreta.

Mi cabeza empieza a doler y no sé por qué, lo cual me fastidia. Por suerte el timbre no tarda en sonar pronto y me levanto con prisa, queriendo llegar lo más rápido a clase posible. Escucho la voz de Dylan llamarme pero lo ignoro, dirigiéndome a la clase de historia.

Gimo de dolor cuando una terrible punzada ataca mi cabeza y me paro en seco. Cambio mi rumbo a uno de los baños y entro apurada. Estoy temblando y dejo caer las cosas en el suelo.

Mi cabeza palpita causándome mucho dolor, impidiéndome hacer nada. Me tambaleo por el mareo y me tengo que agarrar del lavabo para no caerme. Cierro los ojos e imágenes empiezan a pasar ante mis párpados.

Primero unos ojos plateados que me miran entre la oscuridad y poco a poco se van convirtiendo en rojos.

Lo siguiente son dientes y una boca muy grande, como la de un lobo. Los labios está contraídos hacia atrás, enseñando los caninos. Poco a poco, las dos imágenes se van juntando hasta que forman la sombra de un lobo enorme y cuando menos me lo espero salta hacia mí.

Grito, tapándome la cara y moviéndome hacia atrás, chocando con fuerza con una de las puertas del baño. Abro los ojos con sorpresa y una mueca de dolor se forma en mi rostro. Mi respiración está agitada y mis mejillas húmedas.

Me toco la parte trasera de la cabeza y puedo notar que está mojado. Aparto la mano y me miro los dedos y, como ya me esperaba, están teñidos de rojo. Más lágrimas se forman en mis ojos y, una vez más, las imágenes vuelven, viendo como las mandíbulas del animal atrapan la carne y tiran de ella, rasgando piel y músculo y, arrancando el hueso, acaba con un brazo humano en la boca.

Grito de horror una vez más y la bilis sube por mi garganta. Me acerco corriendo al retrete y dejo salir todo.

Me limpio la boca con papel, tirando después de la cadena y me apoyo en la pared del cubículo. Me tapo la cara y comienzo a sollozar, intentando con todas mis fuerzas olvidar todo lo que mi imaginación acaba de crear, mientras gimo de dolor.

Forbidden CreaturesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora