Retuerzo mis manos en un intento de entretenerme. Llevo aquí encerrada por dos horas y mi hermano todavía no ha aparecido. Celebrando la nueva alianza con los vampiros, mi padre ha decidido reunirse con todos los betas y planear el futuro. Mi hermano, como buen heredero al trono, está obligado a atender mientras yo me quedo en las sombras, esperando sin saber qué ocurre. Si no fuera por Lyall, ya habría perdido la cabeza hace mucho tiempo.
Me levanto, inquieta y empiezo a pasear por mi cuarto hasta pararme en la ventana. El sol se mueve lentamente hacia el horizonte, anunciando el atardecer, lo que me hace pensar en las horas que han pasado desde que se ha iniciado la junta. Ni siquiera me quiero imaginar las atrocidades que están planeando y espero que Lyall tenga palabra para evitar una guerra. El simple hecho de ver el sol ponerse me recuerda a los vampiros y lo que mi padre les dirá al remate de la reunión. ¿Cómo utilizarán esta nueva alianza? ¿Hasta qué punto están dispuestos a obedecer a mi padre?
El sonido de los nudillos de alguien golpeando con suavidad la madera de la puerta ante de que el pomo de la puerta sea girado resuena por toda mi alcoba y me giro inmediatamente para encontrar a Lyall, con el ceño fruncido. Me aparto de la ventana, cogiendo las faldas de mi vestido y me acerco con rapidez al chico mientras este cierra la puerta con cuidado detrás de sí.
–¿Qué han dicho? –pregunto, impacientada.
Lyall no responde, simplemente camina lentamente hacia mi cama y se sienta, mirando hacia sus manos. Su reacción me preocupa, nunca lo he visto de esta forma y me hace pensar lo peor.
–Lyall, ¿qué ha pasado? –vuelvo a preguntar, arrodillándome frente a él, intentando ver su cara oculta tras los mechones de pelo azabache.
Cojo su mano y la estrecho entre las mías. Esta vez sí consigo que levante la mirada y sus ojos reflejan el más profundo de los dolores que he visto en todos mis años de vida. Mi corazón se rompe con esa simple mirada, me siento miserable por no poder hacer nada y tener que ver el sufrimiento de mi hermano, aquel que siempre ha estado a mi lado a pesar de todo. Él es mi familia, como yo soy la suya y estoy tan dispuesta a dar mi vida por él como él la suya por mí.
–Se están preparando para la guerra –dice al fin, en un susurro tan poco audible que si fuera humana no podría haber escuchado.
Cierro los ojos y me llevo una mano a la cabeza. Había sido una tonta al pensar que a lo mejor habría alguna posibilidad, una pequeña oportunidad de tener paz. Debí haber pensado mejor. Es de mi padre de quien estoy hablando, no de otra persona cualquiera.
–¿Cuándo? –pregunto, sin abrir los ojos.
–En unas semanas –confiesa y resisto mis impulsos de maldecir–. He intentado decir algo pero sabía que con Padre delante no habría forma de cambiar la decisión. El odio que les tiene es... aterrorizante.
Me pongo en pie y empiezo a pasear por la habitación, de nuevo, intentando pensar qué hacer, cómo solucionar el desastre en el que nuestro padre nos había metido a todos. No podíamos frenar una guerra pero sí intentar salvar cuantas vidas inocentes pudiéramos.
–¿Y qué hay de los vampiros? –pregunto, mirando a la ventana, al hermoso atardecer.
–Padre quiere que combatan junto a nosotros –mira de nuevo al suelo y se lleva las manos al pelo, apartándoselo hacia atrás. Conozco ese gesto, está frustrado–. Quieren infiltrarse en los pueblos he ir matando a todos los que puedan antes de la batalla.
Abro los ojos sorprendida. Sabía que mi padre era cruel, pero nunca me esperé que jugara tan sucio. La rabia en mi interior hace su presencia y aprieto mis manos en puños hasta que mis nudillos se vuelven blancos.
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Forbidden Creatures
WerewolfHayley Lowell es una chica de 17 años a la que, al empezar el último año de instituto, le empiezan a suceder cosas extrañas. Las pesadillas no la dejan tranquila, un hombre de característicos ojos rojos no para de perseguirla, alguien empieza a habl...