Me incorporo sobresaltada, con el corazón en la garganta y la respiración agitada, mis ojos viajando por todo el lugar en busca de la causa de mi conmoción. Mi habitación está a oscuras, a excepción de la pequeña rendija de luz amarillenta que se cuela de entre las cortinas. Reconozco el tono y me doy cuenta de que todavía es de noche y las farolas todavía no se han apagado.
Cierro los ojos dejando escapar un largo suspiro mientras mis manos viajan por mi rostro, liberando la tensión que me ha causado el despertar repentino. Supongo que habré tenido una pesadilla pero no consigo recordar qué es lo que he estado soñando. El sonido de la puerta abrirse me hace levantar la cabeza de inmediato y me encuentro de lleno con la imagen de Dylan saliendo del baño, frotando con su mano libre sus ojos somnolientos.
Su torso está completamente desnudo, lo único que lleva puesto es un par de pantalones de pijama que dejan ver el borde de sus calzoncillos. Mis ojos no pueden evitar viajar por su cuerpo, analizando cada trozo de piel visible, mis sentidos vibrando y corazón desbocado.
Tan pronto como el chico pone un pie dentro de mi habitación, su cabeza se levanta de inmediato y sus ojos verdes me observan extrañados, su color tan brillante que parecen alumbrar la estancia. Nuestras miradas se encuentran y de repente siento cómo todo mi mundo se cae en picado.
Una sensación aborrecedora se apodera de mi cuerpo, dejando las emociones más sensibles a flor de piel. Tengo ganas de llorar, de gritar, de cerrar los ojos, aovillarme en la cama y dormir hasta que esta sensación demoledora se esfume. Trago duro, mirando a Dylan e intentando evitar que lágrimas gordas y calientes se escapen de mis ojos. La expresión de su rostro cambia por completo y con rapidez se acerca a mi cama, tanta que apenas lo veo moverse por la habitación. El colchón se hunde a mi lado dónde él se ha subido para acercarse a mi lado, sus manos posándose cálidamente sobre mis hombros para echarme hacia atrás y acercar nuestros cuerpos.
La calidez que emana de su cuerpo me rodea por completo y no puedo evitar que mis músculos se relajen ante la familiar sensación. Sin embargo, la pesadez de la tristeza que me invade no disminuye ni un poco, de hecho creo que la cercanía del chico sólo hace que aumente y ni siquiera sé cuál es la causa.
–Ei... ¿Qué pasa? –sus labios susurran contra mi oreja, sus manos trazando suaves caricias sobre mis brazos, pegando nuestros cuerpos otro poco más hasta que mi espalda choca contra su pecho desnudo.
Aparta con delicadeza un mechón de pelo que se me ha adherido a la mejilla a causa del reguero de lágrimas que ha comenzado a caer y reprimo un sollozo negando con la cabeza. Ni siquiera yo misma sé qué es lo que me pasa, no soy capaz de reprimir esta sensación, no tengo control sobre mi propio cuerpo.
Su mano derecha se posa sobre mi mejilla y con el pulgar limpia las lágrimas que caen a la vez que me obliga a girar el rostro para encararlo pero no puedo hacer más que mantener los ojos cerrados para dejar de llorar.
–Hayley, está bien. Estás bien –intenta tranquilizarme el chico y me obligo a calmarme con el sonido de su voz mientras sus manos no paran de acariciar mi piel–. Estoy aquí, no voy a marcharme.
Muerdo mi labio inferior con fuerza al escuchar sus últimas palabras porque sé que es mentira, que sólo lo dice para calmar los nervios incontrolables que me invaden. Ambos sabemos que no podemos estar juntos y si él no se aleja entones lo tendré que hacer yo, por el bien de todos y de mí misma.
Pero en estos momentos no tengo la fuerza de voluntad suficiente como para dejar que se aleje, es por eso que rodeo su torso con mis brazos y dejo que los suyos me rodeen en un abrazo que me da seguridad. Su barbilla es posada en la cima de mi cabeza y me acurruco contra su pecho, dejando que todo su calor corporal me envuelva, la calidez actuando de inmediato sobre mis nervios.
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Forbidden Creatures
WerewolfHayley Lowell es una chica de 17 años a la que, al empezar el último año de instituto, le empiezan a suceder cosas extrañas. Las pesadillas no la dejan tranquila, un hombre de característicos ojos rojos no para de perseguirla, alguien empieza a habl...