Capítulo especial de Yoriichi y Sumiyoshi que se va a dividir en dos partes.
Efimera, así es la felicidad para el ser humano, sobre todo cuando la tienes en tus manos y el destino decide mover las piezas en sentido contrario para cambiar todo...
Recordaba a la perfección aquel día de invierno cuando un acongojado muchacho chocó contra el, las lágrimas recorriendo sus mejillas, los labios resecos y el temblar de su cuerpo lo hicieron sentir mal, sin saber la razón o el por qué abrazo al chico con cariño, siendo correspondido entre sollozos y lamentos lastimeros que solamente rompían en el corazón.
Permanecieron así bajo la mirada de las personas que pasaban junto a ellos, cuando la fría brisa les heló la piel el más alto tomo la delicada mano del chico para guiarlo hasta su departamento, el joven se sintió angustiado y ansioso su madre siempre le había hablado de permanecer lejos de los alfas y justo en ese momento se encontraba junto a uno que lo abrazaba en un intento de que no se rompiera, desde ese instante Sumiyoshi supo que Yoriichi sería su refugio durante la tormenta y Yoriichi supo que aquel lindo omega sería su todo.
O eso creía...
Había pasado un año desde que había conocido a Sumiyoshi y a toda su familia, el alfa solía pasar sus tardes después de la universidad con ellos, ayudando en labores simples pero que le ayudaban a conocer más de él omega más hermoso ante sus ojos.
Una de esas tardes mientras esperaba a Sumiyoshi fuera de la facultad de artes algo llamó su atención, un tenue olor a lilas, manzanilla y dalias lo guió hasta una joven escondida detrás de un contenedor de basura, al verla una fuerte desesperación lo invadió haciendo que se llevara a la chica dejando de lado al omega que lo buscaba con insistencia.
Toda una semana había pasado, Sumiyoshi atendía alegremente en la pequeña panadería de su madre cuando Yoriichi apareció, cuando estaba por abrazar al alfa su olfato lo hizo detenerse, sin decir nada dejo al alfa solo en el lugar mientras el se encerraba en su habitación sin dar explicación alguna a su preocupada madre.
Un mes, dos meses, tres meses habían pasado, el pelirrojo apenas si hablaba, comía o se movía fuera de su habitación, siempre que escuchaba a Yoriichi llegar huía por la ventana hasta la casa de la vecina quien amablemente le brindaba refugio hasta que el alfa se iba, para su desgracia durante una de sus fugas su pie se rompió al caer mal, su madre y Yoriichi lo habían llevado al hospital siendo atendidos por una linda joven con la que el omega apenas si le hablaba o veía, y es que al oler el inconfundibles aroma de Yoriichi en ella la había reconocido, sin más que decir fue dado de alta y llevado a su hogar, cuando el alfa intentó ayudarlo de nuevo recibió un manotazo y una mirada que jamás había visto en su amigo, una de completo desagrado y desprecio.
Cansado de la situación el alfa tomo valor para hablar con el omega siendo recibido por la muleta que había sido lanzada en su dirección en cuanto entro en la habitación del pelirrojo.
Lo siguiente que paso ni siquiera el podía descifrarlo, el omega lloraba y sollozaba mientras tocaba su pecho quejándose de que dolía, el aroma triste del pelirrojo había inundado la habitación, el ambiente y su corazón, escucho atento al omega llorar hasta quedarse sin fuerzas, cuando estaba por hablar Sumiyoshi le dijo algo que había terminado de clavar más la culpa en el.
— Sabia que no éramos destinados y aún así pensé que tal vez tu... que nosotros... Yoriichi no tienes idea de cuanto deseo dejar de sentir algo por ti, porque duele y es injusto y estupido, y, yo me ilusione pensando una vida junto a ti, pensé que me elegirías a mi, no quiero verte de nuevo, vete, solamente termina de irte— el alfa asintió, salió de la casa del pelirrojo sin mirar atrás confundido y enojado.

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ℰ𝓁 𝒶𝓁𝒻𝒶 𝒾𝒹ℯ𝒶𝓁.
FanfictionEn ocasiones no se necesita buscar la felicidad tan lejos de tus puntos ciegos.