El azabache no podía dejar de ver al pelirrojo, Tanjiro se veía demasiado adorable en esos momentos, con extremo cuidado Tomioka se acerco al omega, Tanjiro simplemente se quedo quieto contemplando el intenso azul de los ojos del alfa.
—Llegaste, debes estar cansado—, Tanjiro negó mientras intentaba controlar a su corazón que latía de manera rápida, por un instante sus ojos viajaron a los labios del azabache.
— T-todo esta bien, tuve poco trabajo hoy, el que debe estar cansado eres tu—, Giyu también negó, mordió su labio al ver lo cerca que estaba del pelirrojo, —Estoy bien, Sabito me obligo a no ir a la oficina para ayudar con la mudanza—, Tanjiro asintió, seguía perdido en el intenso azul de aquellos ojos que parecían examinarlo y el los labios del alfa.
Los dos permanecían mirándose, un suspiro por parte de Tanjiro hico que el alfa lo tomara de la mano.
— Te mostrare la casa, si algo no te gusta podemos cambiarlo—, el omega apenado asintió de manera torpe, el alfa encantado no pudo evitar acercarse para dejar un beso en su mejilla.
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Habían pasado algunas horas, la noche había llegado siendo la única testigo de aquel momento, el alfa y el omega se encontraban abrazados en el enorme sillón de la sala, ambos se mantenían en silencio mientras compartían ese momento, poco a poco el sueño comenzó a ganar terreno, Tanjiro al sentirse cómodo y seguro se quedo dormido entre los brazos de Giyu, el azabache no tardo nada en cerrar los ojos y dormir.
