Uzui veía a su amado rubio, Zenitsu se movía de aquí para allá sin importar las contracciones, los niños lo veían sin moverse de él sillón debido a la aspiradora que iba y venía junto a su rubio padre.
—Cariño, ¿y si vamos al hospital?— el rubio negó, siguió limpiando la alfombra hasta que una fuerte contracción lo detuvo.
— Tu hijo aún no va a nacer, no voy a pasar horas en una cama,con una estupida bata que no cubre nada todo el día— Uzui asintió, suspiro al ver que el reloj marcaba las cuatro de la mañana, si conocía bien a su omega, no tardaría en quejarse y pedir que fueran al hospital.
Claro que el peliblanco se equivocó cuando vio a Zenitsu doblando ropa y reacomodando la maleta que tenía preparada para el hospital un total de diez veces.
No fue sino hasta las seis y treinta de la mañana cuando Zenitsu tomó los abrigos de los niños y el suyo para abrir la puerta y dejar pasar a Giyuu y Tanjiro, Uzui se negó a preguntar, siguió a su omega quien lo esperaba en el auto para partir al hospital.
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Diez y quince minutos de la mañana , Uzui juraba que su mano se rompería con cada contracción que llegaba, Zenitsu se mantenía respirando mientras pujaba, cuando la enfermera llegó y lo revisó tuvieron que apresurar todo pues el bebé estaba a nada de salir.
A las diez con veinte minutos el llanto de su pequeño bebé se escuchó, la pareja se miró mientras esperaban que su pequeño fuera atendido, discutían sobre el nombre de su retoño sin llegar a un acuerdo, las enfermeras reían mientras veían a la pareja.
— Creo que mamá y papá no esperaban una niña— Zenitsu miró a la doctora, la mujer dejó al pequeño bebé a su vista, Uzui sonrió de manera orgullosa mientras pronunciaba el nombre adecuado para su cachorra.
— Hideki— Zenitsu asintió mientras sostenía a su hija, la pequeña se removió sin importar lo que pasara a su alrededor.
