Capítulo 01

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Una tenue luz, que provenía de una abertura en el techo de arcilla, iluminaba el interior de lo que parecía un pequeño habitáculo abandonado

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Una tenue luz, que provenía de una abertura en el techo de arcilla, iluminaba el interior de lo que parecía un pequeño habitáculo abandonado. En el centro reposaban tres humanos inconscientes que permanecían bajo la penumbra y, en torno a ellos, tan sólo unas jaulas metálicas vacías les hacían compañía. Nada más, salvo el árido suelo sobre el que yacían. Las paredes que les rodeaban tenían grabados y diversas pinturas rupestres que narraban una historia, reconociéndose en ellas una aldea en mitad de verdes pastos que parecía ser acechada por un inminente peligro, representado con una forma deforme y oscura de pequeños y rojizos ojos. 

Un gemido, seguido del crujido de unos huesos, precedió el despertar de uno de los huéspedes, quien se mostró confuso al intentar observar su alrededor. Cegado, se quedó sentado e inmóvil durante unos instantes. El chico, cerca de la treintena, se palpó enseguida el tobillo donde sentía una inexplicable presión y comprobó que unas cadenas le anclaban al suelo. Aturdido, forzó la vista para intentar vislumbrar dónde se encontraba, pero se desanimó al descubrir a sus acompañantes.

—Debieron de atacarme por la espalda, ¡joder! —gruñó mosqueado al mismo tiempo que pegaba un puñetazo al suelo antes de agitar las cadenas desesperadamente. Después palpó los bolsillos de su pantalón como si buscase algo, pero estaban vacíos. Sus ojos mostraban pavor, y algo de malicia, detrás de unos cabellos rubios que cubrían la mayor parte de su rostro—. Si consigo quitarme esto, quizás tenga una posibilidad de salir.

De pronto la figura a su derecha se agitó, asustándole, instantes antes de recobrar el conocimiento. Se trataba de otro joven apuesto a la vista, con el cabello negro azabache, complexión fuerte y unos ojos azules que vieron borroso al abrirse. Éste trató de hablar, pero apenas consiguió balbucear, llevándose las manos a la cara como si pensase que todo fuese una ilusión. Su tacto áspero le confirmó que era real, pero una cicatriz en la barbilla le desconcertó. «¿En qué momento me hice esto?», pensó. Trató de hacer memoria, pero por alguna razón era incapaz de recordarlo. Lo último que le venía a la cabeza se le hacía muy, muy lejano en el tiempo y tuvo reminiscencias sin sentido de lo sucedido posteriormente que era incapaz de entender. Sereno, tomó aire y afrontó el hecho de que estaba perdido.

—No te quedes ahí ensimismado y reacciona, estúpido —bramó el rubio, que se encontraba ojeando una de las jaulas metálicas.

El moreno examinó entonces su propia vestimenta, la cual estaba sucia, descosida, y desprendía un olor pestilente que le echó para atrás. No parecía que la hubiera lavado en mucho tiempo, incluso su cuerpo desnudo estaba recubierto por una superficie de roña que le produjo nauseas. Al menos conservaba las duras botas de su uniforme en condiciones. De lo poco que podía recordar, estaba seguro sobre su vinculación con algún tipo de organización militar, por lo que trató de enumerar su pasado en voz alta.

—Me llamo Ájax. Antes trabajaba para La Capital, una de las mayores ciudades supervivientes del Último Mundo. —Pausó para ordenar los recuerdos en su mente con expresión taciturna—. Era cazador, líder de un equipo especializado en la captura de digimon, que son criaturas digitales nativas del Mundo Digital. Al choque entre su mundo y el nuestro se le denominó Cataclismo y éste se produjo en un momento en que la humanidad dependía de la Red Digital para todo. —Tragó saliva y observó de soslayo la cara de confusión con la que el chico le miraba, titubeando antes de proseguir con su soliloquio—. Odio a esas formas de vida, pero ese sentimiento fue originado por mentiras, alimentadas y encubiertas por mis propios superiores... Estúpido de mí, me embarqué en una vendetta sin sentido que me llevó a la perdición. —Suspiró, brotándole una sonrisa en la comisura de los labios al visualizar un recuerdo en concreto—. Iosefka...

Digimon: Rise Of DarknessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora