Capítulo 25

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El preocupante zumbido se intensificó al mismo tiempo que Ájax y Pucchiemon recogían sus enseres para guardarlos en las mochilas. Fuera lo que fuese, y estaba claro que se trataba de numerosos digimon, estaba cada vez más próximo a ellos y la intuición avecinaba un combate.

—Si fuese al menos KoDokugumon podría ser de utilidad —se lamentó la pequeña larva con voz apagada.

—Si quieres ayudar métete en mi mochila. —La abrió frente a él—. Estarás apretado, pero es la única forma en la que estarás a salvo.

—De acuerdo...

DokuMinomon brincó y se resguardó en el interior de la tela, notando como bruscamente el cazador le echó a su espalda. El ritmo de todos era muy agitado, incluso Vegiemon temblaba imperceptiblemente.

—Acabarán con vosotros, pero si me soltáis puedo echaros una liana.

—Ájax, quizás no sea tan mala idea, yo no soy la mejor combatiente. —La coneja, nerviosa, sintió una punzada de culpabilidad ante sus pobres habilidades para la batalla—. Podría ayudar.

—No, no me fío de él, podría traicionarnos y matarnos por la espalda —sentenció con una voz rígida—. Vegiemon, si quieres vivir, procura seguirnos el ritmo esta vez.

—Eres un necio —farfulló.

Apresuradamente Ájax echó arena sobre las brasas, perdiendo la única fuente de luz hasta que encendió una de las linternas que, con sarna, colocó en la boca de la planta insectívora.

—No la sueltes e ilumínanos, ¿vale?

Vegiemon balbuceó furioso, pero se esforzó en sostener la linterna. A su vez, Pucchiemon terminó de recoger y, al notar como le temblaban las manos, respiró profundo para tranquilizarse. Pelear era algo inevitable que sabía que tendría que hacer cuando decidió embarcarse en ese viaje.

—No te agobies o será peor. —El cazador sonó agradable, comprensivo—. No todos servimos para lo mismo, así que céntrate, te necesito despierta.

—Sí.

Odiaba reconocerlo, pero Ájax sabía que el Amo de los Esclavos estaba en lo cierto. Su formación actual era demasiado endeble y él seguía siendo humano, desarmado no era rival para la mayoría de digimon, pero su orgullo le impedía darle la razón; prefería morir antes de hacerlo...

El zumbido se detuvo en el momento álgido, no sin antes hacerse muy sonoro dentro del edificio; una estrategia quizás para jugar al despiste con sus presas mientras se desplazaban en silencio por los pasillos. El cazador sacó el cuchillo y con su mano libre se llevó un dedo a la boca para indicarles que se callasen. Tan sólo el sonido de las respiraciones se escuchaba en aquel incómodo y perturbador silencio.

Los instantes siguientes fueron demasiado frenéticos. La espera se volvió ansiosa y la incertidumbre se convirtió en miedo, un miedo que se palpaba en el ambiente, en los rostros de preocupación de todos, cuando el zumbido regresó con mayor intensidad y la puerta que conectaba al pasillo sucumbió al hambre voraz de un enjambre que lo devoraba todo.

 La espera se volvió ansiosa y la incertidumbre se convirtió en miedo, un miedo que se palpaba en el ambiente, en los rostros de preocupación de todos, cuando el zumbido regresó con mayor intensidad y la puerta que conectaba al pasillo sucumbió al...

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Digimon: Rise Of DarknessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora