Capítulo 07

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Sumergido en sus propios sueños, la mente de Ájax trataba de guiarle hacia las respuestas que necesitaba. Todo era difuso, pero reconoció la húmeda arena por el tacto de sus manos. Se encontraba en la orilla del mar, lo que adivinó en cuanto el oleaje le salpicó por completo e hizo que pegase un brinco para ponerse de pie. La oscuridad engullía hasta donde le daba la vista y el escenario de tonalidades grises invitaba al desánimo, haciéndole sentirse triste y decaído. Desorientado y a la vez reconociendo aquel lugar, echó a caminar por la playa instintivamente. Ya había tenido sueños como ese antes, pero en ellos siempre se había adentrado por el bosque detrás de él sin encontrar nada, salvo árboles sin vida y más oscuridad si cabía. La paciencia se le estaba empezando a agotar, sobre todo porque en muchas ocasiones era capaz de oír los gritos de aquella muchacha al verle. ¿Por qué gritó? ¿De qué le conocía? O, ¿cómo había cambiado de continente? Eran algunas incógnitas que necesitaba esclarecer.

Caminó y caminó, más que nunca antes en aquel sueño, hasta llegar a un pueblo costero de aspecto lúgubre y aparentemente vacío. Temía alzar la voz, pues no sabía qué se podría esconder allí. En sus sueños o pesadillas, según quien las interpretase, jamás se había cruzado con ningún ser vivo, fuera humano o digimon, razón por la que asumió equivocadamente que era el único que por allí vagaba, pero ni mucho menos. Un gemido proveniente del bosque que había dejado atrás le hizo caer en su error. Intrigado, el cazador decidió dirigirse hacia allí y se detuvo al encontrar un lago seco y lleno de barro. La situación le daba respeto y tampoco tenía armas con las que defenderse de requerirlas, pero necesitaba respuestas.

Con valor se aventuró a atravesarlo y se detuvo al encontrarse cara a cara con una forma de vida monstruosa para sus ojos. Con un gran caparazón picudo y lleno de musgo, medía lo menos cuatro metros de alto por dos de ancho. Su parte carnosa se asemejaba a una tortuga, salvo por la lengua morada y las anémonas verdosas que parecían brotar sobre su cabeza.

 Su parte carnosa se asemejaba a una tortuga, salvo por la lengua morada y las anémonas verdosas que parecían brotar sobre su cabeza

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Nivel: Adulto

Tipo: Datos

—No deberías estar aquí, ¡márchate! —advirtió de forma beligerante. Con la cabeza hizo pequeños y agresivos aspavientos que acompañaban su amenaza, pero sus ojos amarillos transmitían un inmenso sufrimiento. Se encontraba atrapado en el lodo sin poder salir de ahí.

—Un digimon, menudo fastidio —gimió Ájax poniendo los ojos en blanco. Hubiera preferido encontrarse incluso con un domador, como llamaban a los humanos que tenían un compañero digital. Al menos podría haber hablado con él antes de matarlo y después de haberle sacado toda la información que pudiera sonsacarle—. Joder.

—Detrás de ti.

Aún desconfiando de aquella bestia, el cazador se dio la vuelta y lo único que le dio tiempo a ver antes de despertarse fueron dos grandes y rojos ojos que se abalanzaban sobre él. Vegiemon le había propinado un latigazo muy fuerte después de haberse quedado completamente dormido.

Digimon: Rise Of DarknessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora