En las profundidades del océano, Dagomon permanecía oculto mientras su palabra se extendía por el continente aumentando así su poder. El Último Mundo había resultado ser el lugar idóneo para ser corrompido por su oscuridad y pronto una brecha surgiría para abrir paso a su verdadero hogar: el Mundo Oscuro... Si esto llegaba a producirse, toda vida humana o digimon quedaría evocada a la extinción.
Y allí no habrá más noche; y no tienen necesidad de lámpara, ni de luz de sol, porque el Señor Dios los alumbrará; y reinarán por siempre jamás.
Apocalipsis 22:5.
La cuenta se había iniciado...
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El ambiente animado y tranquilo, casi festivo, que se había instaurado en Innsmouth estaba desaparecido aquel día. En su lugar imperaba un nerviosismo que se contagiaba con facilidad, como si de una enfermedad se tratase, y mantenía a sus habitantes enmudecidos y distantes, precavidos... Algo importante se avecinaba, el reverendo ya lo había anunciado, y una oleada de sacrificios era inminente. Dagomon clamaba sangre.
La hermana Mary Black fue pregonando a todos los feligreses, puerta por puerta, que su nueva deidad había elegido ese día para lo que llamó la Gran Revelación. Tan sólo unos pocos afortunados habían tenido el privilegio de verle en persona, como el matrimonio Caffrey, así que nadie quería dejar escapar aquella oportunidad... Al menos, los leales...
En un giro inesperado de los acontecimientos, Abdiel había ordenado que se apresara a todo aquel que le pusiera en entredicho, que no creyera en su palabra, daba igual el género, edad o puesto en la comunidad, a sus ojos todos eran infieles, incluida la mismísima Millicent Baker. Por esa razón, las fuerzas de seguridad habían madrugado para apresar a cualquier disidente confeso.
—Ya está todo preparado como usted ha ordenado, monseñor. —Sistermon seguía ocultando su verdadera identidad, así como sus secretos más personales y mantenía su papel de fiel servidora del reverendo.
—Hemos de causar una gran impresión a Dagomon.
Se encontraban a las puertas de la iglesia, adornada con multitud de antorchas y banderas blancas que ondeaban azotadas por el viento, donde ya se arremolinaban algunas personas expectantes ante lo que estaba por suceder. Por alguna razón desconocida, el aroma del lugar estaba enrarecido.
El anciano llamaba poderosamente la atención con su nueva vestimenta: atrás quedó su ropaje ligado a las tradiciones cristianas; ahora vestía una túnica negra con capucha echada a la espalda y un cinturón dorado amarrado en su cintura, con una corona de espinas sobre el pelo canoso. Su imagen recordaba a la típica de la Edad Media.
—Becca tiene buena destreza para la costura —apuntó con admiración—. Me ha confeccionado a medida esta túnica en sólo dos días.
—Una prueba más de su devoción por lo que representas, monseñor.
—Basta ya de formalismos, Mary Black —ordenó con brusquedad y se giró hacia ella para que nadie pudiera escucharle—. Dentro de unas horas no harán falta, créeme.
—Entonces, ¿ha llegado el momento? —Su rostro se terció preocupado y una inseguridad se apoderó de todo su ser. Tenía algo guardado que necesitaba pronunciar, pero el miedo a la respuesta se lo impedía.
—Sí. —Levantó su mano derecha y acarició el rostro de la monja con cariño, centrando la mirada en sus ojos grises—. Así lo ha dictaminado Dagomon.
—Si hago aquello que vais a pedirme, sea lo que sea, ¿podré reclamar lo que me pertenece? —Tragó saliva y por un instante no pudo evitar que sus pupilas se mostrasen en forma de cruz. Llevaba esperando muchísimo tiempo para formular aquella pregunta—. Yo también he demostrado mi lealtad.
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Digimon: Rise Of Darkness
FanfictionDIGIMON: RISE OF DARKNESS || El sello que mantenía el Mundo Oscuro en su propia dimensión se ha roto, liberando su oscuridad en el denominado Último Mundo. Ájax, un cazador con formación militar, despierta rodeado de lo que más odia, Digimon, viéndo...