Amatista

1| El último suspiro

—¡Zewu-Jun esta muerto, el general fantasma lo asesino bajo la orden del patriarca Yiling!

Aquello fue el inicio del desastre.

Aquella noticia impacto y sacudió al mundo de cultivación, pero cuando la noticia llego a oídos de Jiang cheng quien estaba en su séptimo mes de embarazo fue demasiado para procesar. Su cuerpo se estremeció por el dolor de perder a su pareja, lo que hizo que su parto se adelantara, fueron largas horas de gritos, sufrimiento y dolor, un dolor que el joven omega compartía entre el dar a la luz y la perdida de su alfa. Cuando el bebé nació el Jiang cayo inconsciente teniendo una hemorragia que los médicos se apresuraron en detener.

Aun así su condición era impredecible, cayendo en coma sin saber si despertaría. Yanli lloro junto a la cama de su hermano, susurrando palabras de consolación para que despertara, diciéndole que su hijo lo espera.

Unos días pasaron hasta que la noche que marco el mundo del cultivo sucederá. Yanli que poco se había despegado del lado de su hermano, aun con su propio hijo en brazos, Jin Ling, se fue un momento para acostarlo, en ese corto tiempo Wei Wuxian apareció y con el corazón echo un puño contemplo a su hermano inconsciente. No puede perdonarse a si mismo sabiendo que es su culpa que su hermano este en cama, sus ojos se desvían un instante a la ostentosa cuna a un par de metros donde descansa plácidamente el hijo de su hermano y Zewu-Jun, el alfa que ya no esta debido a el.

De su túnica saca una pequeña caja aterciopelada y la coloca dentro de la cuna, a un lado del bebé. Regresa a ver a su hermano y con voz rota pronuncia un roto:

—Lo siento.

Para luego desaparecer, yendo a enfrentar a todos aquellos que buscan su cabeza.

Lo que el no espero fue que sus palabras fueran escuchadas y pocos minutos después que se marchara, los parpados de Jiang cheng se levantaron por fin, con lentitud y pesadez. El omega se levanto, sintiendo como todo su cuerpo chillaba en agonía, podía sentir a su omega interior gimoteando muy débilmente en tristeza, recordándole con un golpe de realidad su ultimo recuerdo.

Lan Xichen esta muerto. Su Lan Huan ya no esta. Su Alfa

Un hueco se abre en su pecho, tan doloroso que su mismo interior se estremece. Siente que es arrastrado por un oscuro vacío, como si caminara a un precipicio y el gustoso fuera hacia el, es entonces cuando lo siente, un leve aroma, apenas sutil y dulce. Sus ojos azules barren la habitación en que se encuentra hasta dar con la pequeña cuna a unos metros, sale de la cama y camina arrastrando los pies. Con tan solo verlo puede reconocerlo, es su hijo, el producto de su amor y Lan Huan, aquel pequeño tesoro que han esperado con tantán ilusión. Una de sus manos se estira, en la que porta Zidian, y acaricia la suave y frágil mejilla sonrosada.

Un atisbo de sonrisa tira de sus labios, pero es tan rápida y fugaz que no llega a completarse cuando el recuerdo de Xichen brilla en su memoria. Sus ojos se llenan de lagrimas porque su amado no pudo siquiera conocer a su hijo, no pudo verlo ni una vez y aquel peso le saca el aliento. Aquellas palabras que arrancaron un pedazo de su alma vuelven a su cabeza.

"—¡Zewu-Jun esta muerto, el general fantasma lo asesino bajo la orden del patriara Yiling!"

Incluso antes de escucharlas, el mismo sintió como el lazo entre el y Xichen fue abruptamente roto, esas palabra solo sirvieron para dar la estocada final. Pero el hecho de que haya sido Wei Wuxian el causante es algo que su mente se niega a procesar, es cierto que los últimos meses han estado distanciados y la actitud de su hermano a cambiado, sin embargo el no podía hacerlo, no sabiendo lo que Xichen significa para el ¿cierto?. No puede quedarse con la inquietud, necesita saberlo, no solo por el, algún día su hijo preguntara por su padre ¿Qué le dirá? ¿Qué su tío mato a su padre? no se atreve, necesita una respuesta. Averiguar aquella verdad que cree solo Wei Wuxian sabe.