C i n c o

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La luz del sol filtrándose por tus cortinas hace que te despiertes la mañana siguiente, al principio te sientes un poco confundida ya que se supone que la noche anterior estabas viendo una película en la sala, pero llegaste a la conclusión en la que tal vez te dormiste a mitad de la película y Jack te llevo a tu habitación, lo cual después tendrás que agradecer.

Después de hacer tu rutina de las mañanas, encuentras una nota de Jack en tu mesita de noche, diciendo que *Norte lo ha llamado y tuvo que ir con él, pero que regresara en la tarde.

- ¿Quién es Norte?- Te preguntaste a ti misma después de leer la nota.

Después de cepillarte el cabello fuiste a abrir tus ventanas y vista un montón de nieve amontonada en la entrada de tu casa, pero parecía que no eras la única que tenias es pequeño problema ya que tus vecinos también tenían varias capas de nieve cubriendo sus puertas. No pudiste evitar sonreír al saber quién era el causante de todo aquello.

Desayunaste tranquilamente y después fuiste al centro comercial, donde compraste comida y demás cosas para subsistir mientras tus padres no estuvieran en casa. Tardaste menos de lo que esperabas, ya que con ese clima no muchas personas se encontraban fuera de su casa, solo algunos padres que acompañaban a sus hijos al parque para jugar con la nieve.

Una vez que terminaste tus compras, ibas caminando tranquilamente hacia tu casa hasta que una bola de nieve te golpeo en la espalda y te volteaste para ver a un pequeño niño avergonzado detrás de ti.

- Yo... lo siento, señorita- Te dijo el niño en un susurro, mientras se balanceaba adelante y atrás, esperando que lo disculparas.

- No importa, cariño- Le dijiste dulcemente- Tienes que divertirte, pero tampoco le hagas daño a los demás- El rostro del niño mostro un tímida sonrisa y después de despedirse de ti, se fue de nuevo con sus amigos.

Reíste y miraste al pequeño alejarse, para después retomar tu camino a casa. Al llegar, ordenaste la despensa y empezaste a hacer tu tarea. Estabas en medio de un difícil problema de matemáticas hasta que alguien golpeo tu ventana y una sonrisa involuntaria se formo en tu rostro.

Corriste abrir la ventana y quedaste desconcertada al no ver a nadie afuera, solo un frio viento hizo presencia. Asomaste tu cabeza por la ventana y miraste de izquierda a derecha, pero no había rastro de Jack.

De pronto el joven guardián apareció enfrente de ti y sus labios quedaron a poca distancia de los tuyos, lo cual te hizo sonrojar.

- ¡Hola!- Dijo Jack emocionado, tu sonreíste levemente y agradeciste que no hubiera sol ese día, ya que la oscuridad ocultaba un poco tu sonrojo.

- H-hola- Le dijiste nerviosamente y fingiste una sonrisa después. El joven guardián se echo a reír y entro en tu habitación.

- ¿Qué has hecho mientras yo no he estado?- Te pregunto mientras tú cerrabas la ventana e ibas a sentarte a tu cama.

- Pues, nada- Le respondiste quitándote los zapatos y acostándote en tu cama mientras soltabas un suspiro.

Jack sonrió y se aventó a tu cama también. Lanzaste un grito ahogado y te empezaste a sentir nerviosa cuando viste que él se ponía encima de ti, acomodando su cara a unos centímetros de la tuya.

- ¿Q-que te pasa?- Preguntaste con un ligero rubor en las mejillas.

- Tu- Susurro Jack antes de apartarte el pelo y darte un beso en los labios. Al principio pareciste sorprendida, y abriste los ojos más de la cuenta, incapaz de creer aquello. Pero después, los cerraste lentamente y correspondiste al beso, de manera un poco torpe e inexperta.

Jack te beso apasionadamente, tocando tus mejillas con sus heladas manos y cepillando tú cabello, mientras tú repetías el mismo procedimiento para él, sin dejar de besarlo. Lo cierto era que nunca habías dado un beso. Literalmente, esa era la primera vez que alguien te besaba, y el que fuera un espíritu el que lo estaba haciendo, no dejaba de inquietarte... y a la vez sorprenderte.

Jack se separo lentamente de ti y tus mejillas se volvieron rojo carmesí al momento en el que se miraron directamente a los ojos. Tímidamente, tocaste su cara con tus manos cálidas, lo que le hizo cerrar los ojos.

- Vamos abajo- Murmuro Jack y tú asentiste con la cabeza.

Ambos cenaron mientras conversaban y reían entre sí. Tu aprovechaste ese momento para hacerle muchas preguntas al espíritu del invierno, sin embargo, el solo se limito a responderlas y no hacerte ninguna a ti. Después de eso, los dos regresaron a tu habitación y cepillaste tus dientes antes de ir a la cama.

Cuando saliste del baño, viste al joven guardián tendido en tu cama, con los brazos detrás de su cuello y la mirada perdida en el techo. Brincaste hacia él cuando estuviste lo suficientemente cerca de la cama, pegándole accidentalmente en la cara, pero en vez de enfadarse le hizo soltar una sonora carcajada.

Una vez acomodados, pusiste tu cabeza en su pecho, arrullándote con los latidos de su corazón; mientras Jack besaba tu coronilla y cepillaba tu cabello hasta que te quedaste dormida.

•Vida con Jack Frost• | Jack FrostDonde viven las historias. Descúbrelo ahora