•Vida con Jack Frost• | Jack Frost

V e i n t i o c h o

Tú y Jack fueron al aeropuerto para despedir a tus padres, cuando llego la hora de irse. Tu mamá te estrechó entre sus brazos y tu padre te dió un beso en la frente; al despedirse de Jack, ellos le hicieron prometer que te cuidara tanto como pudiera, pero ellos sabían que el siempre estaría ahí para ti.

- Nunca la dejaré sola y la cuidaré lo mejor que pueda, se los prometo- Les había dicho Jack.

Tú y el esperaron a que tus padres abordaran el avión antes de irse.

Al llegar a tu casa, le ayudaste al joven guardián a quitarse el tinte del cabello. Mientras limpiabas su cabello, Jack pudo ver las lágrimas en tus ojos al mirar al par de guantes que se encontraban en tu cama; en el, despertaron deseos de venganza y quiso consolarte en esos instantes, pero tú te recuperaste rápidamente y seguiste con tu labor de enjuagar su cabello.

Después de secar su cabello, Jack se sentó al lado de ti y trató de tocar tu mano izquierda, que aun después de no tener el guante, seguía pálida y extraña. Sin embargo, antes de que pudiera sostenerla entre sus manos, tú la apartaste.

- No, te haré daño...- Susurraste pensativamente, evitando su mirada.

- Vamos a ir al Polo norte- Te avisó Jack- Puede que Norte sepa lo que debemos hacer- Él agregó, tratando de calmarte.

Después de que el espíritu del invierno llamara a Norte, no tardaron en llegar unos cuantos yetis, que como siempre, los metieron en bolsas y los aventaron por los portales mágicos.

Norte sonrió ampliamente al recibirlos y te dió un gran abrazo. Tu traste de fingir que te encontrabas bien mientras platicabas con los demás guardianes, pero Jack sabía que no era así, por lo que no dejaba de verte con ojos preocupados.

- Norte...- Llamo Jack al líder de los guardianes, provocando que todos se quedaran en silencio-Tenemos que hablar- Agregó de manera seria. Norte pidió a los demás que los dejaran un momento a solas y esperó a que se fueran para dirigir su atención al joven guardián.

- Algo pasó con _- Dijo el espíritu del invierno, dirigiéndote una mirada, ya que tu, a diferencia de los otros, te habías quedado ahí- Pitch entró en su sueño anoche-

Los ojos de Norte se abrieron como platos y te miro con preocupación. Tu sacaste el guante izquierdo y te lo pusiste, demostrándole al líder de los guardianes lo que sucedía. Norte trató de tocar tu mano mientras esta se volvía gris y salían garras de ella, pero Jack lo aparto rápidamente.

- ¿Y el otro?- Pregunto el hombre de traje rojo, observando cuidadosamente la transformación de tu mano.

-Sigue igual, pero no sé qué va a pasar si me pongo los dos al mismo tiempo-

Santa te pidió que te pusieras el siguiente guante y Jack asintió cuando tú lo miraste en busca de ayuda, respiraste profundamente antes de ponértelo.

Sentiste como si tu mano izquierda quemara, te arrodillaste en el suelo gritando de dolor y Jack trató de ayudarte, pero Norte lo detuvo. Él te miró con miedo en sus ojos y de repente te transformaste en el ángel de tus sueños, pero no exactamente como recordabas.

Tu mano izquierda empezó a doler y arder más que antes y al mirarte las alas, te diste cuenta de que la izquierda era completamente negra y la derecha seguía blanca, justo como en el tatuaje de tu pecho.

Jack se arrodilló delante de ti. Acarició suavemente tu mejilla y buscó tu mirada, la cual tú le diste. Te besó en la frente y se acercó mas a ti-¿Estás bien?- Tu asentiste lentamente. Jack bajó la mirada a tu pecho y tocó suavemente el tatuaje con el ala blanca y la negra.