•Vida con Jack Frost• | Jack Frost

T r e i n t a y c i n c o

Jack Frost estaba sentado en una banca, la misma banca en la que te conoció. Miró a su alrededor y miro con tristeza el punto exacto en donde tu tropezaste con su bastón.

Una lágrima cayó de sus tristes ojos azules. Él agarró su bastón y apoyó la espalda en el respaldo del banco y miró el cielo nocturno, demasiado oscuro para su gusto, mientras que la nieve caía lentamente alrededor de él. Ya nada era lo mismo.

Respiró hondo y se levantó después de unos minutos. Metió una mano el bolsillo de su chaqueta, mientras que con la otra sostenía su bastón mágico.

"¿A dónde voy?" se pregunto internamente. Bajo la mirada y dejo que sus pies lo guiaran sin un rumbo fijo. Se detuvo y miró a la luna por un parte de minutos.

-¿Eres más fuerte que el Pitch, no?- Dijo con una sonrisa cansada- ¿Por qué no la traes de vuelta?- Agregó un poco esperanzado. Siguió caminando y después pateo la nieve con su pie izquierdo y soltó un gruñido- ¿A quién estoy engañando? Ella nunca va a volver-

Miró a su alrededor y vio a los niños, con los que antes él solía jugar, todos crecieron y dejaron de creer en él, excepto Jamie.

Sacudió la cabeza y sonrió. Jaime sabía lo que pasó contigo y a veces hablaba con el espíritu de invierno, pero no lo hacía muy a menudo, ahora el chico era ya un hombre que pronto entraría a la universidad.

Mientras caminaba por la calle, el joven guardián vio tu casa y se detuvo a observarla mientras respiraba profundamente, pensando si debía entrar con la esperanza de que tú estuvieras allí, como antes.

Adentro, tú caminaste alrededor de toda la habitación y dejaste los guantes encima de la cómoda, todo lo que tenías ahí tenía un aspecto a viejo y como si no lo hubieran utilizado durante mucho tiempo, encima de la cama había una fina capa de polvo. No creías que alguno de tus padres haya entrado ahí después de tanto tiempo, si lo veías desde su perspectiva era horrible, perder a un hijo y ni siquiera saber que fue lo que realmente paso, y lo peor de todo es que ahora ya no podrías volver ya que eras una guardiana y tu padre no podría verte y tu madre... bueno, ella había muerto hace más de tres años.

De repente, la ventana se abrió bruscamente y tú te ocultaste en la oscuridad, tomando lo primero que encontraste para protegerte.

Escuchaste a alguien suspirar y una sombra se escurrió dentro de tu habitación, para depues volverse y cerrar la ventana con dedos temblorosos. Tus ojos se humedecieron al ver a un chico con el pelo blanco y con un bastón de madera, vestido con una chaqueta azul y pantalones marrones. Jack Frost todavía estaba en frente de la ventana con la cabeza gacha mientras susurraba cosas que no lograste escuchar.

- Jack...- Susurraste sorprendida, sin embargo lo suficientemente claro para que el chico pudiera escucharte. El joven guardián miro a su alrededor, buscando al poseedor de aquella voz.

-Jack...- Dijiste su nombre de nuevo y el espíritu de invierno agarró su bastón con fuerza, poniéndose en posición de defensa.

-¿Quién-quién está ahí? -gritó nerviosamente mientras apuntaba su callado en diferentes direcciones.

Poco a poco saliste de la oscuridad, acercándote lentamente a él- Soy yo Jack- le dijiste dulcemente- Soy yo, Jack... _-

-No, no...- Susurro el espíritu de invierno al no creer lo que estabas diciendo- _ está muerta No puedes ser tú-.

Tu seguiste caminando hacia él- Aléjate, no te acerques- Advirtió el peli-blanco, tomando su callado con más fuerza y apuntándolo hacia ti.

-Jack por favor... Soy yo, nunca me fui, Jack. Lo siento tanto-Dijiste, aparatando el bastón del espíritu del invierno y tocando sus mejillas- Siento haberte hecho esperar.