V e i n t i s i e t e

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Despertaste y te diste cuenta de que estabas de vuelta en tu habitación. Lentamente, te incorporaste y miraste a tu alrededor. Te sentías muy mareada y te percataste de que llevabas la ropa de la noche anterior, cuando seguiste a aquel "joven misterioso".

Te pusiste de pie y abriste la ventana pero el joven guardián todavía no llegaba a tu casa. Bajaste las escaleras y viste a tu madre preparando el desayuno en la cocina.

- Buenos días querida- Te saludo dulcemente cuando te vio al pie de la escalera.

Tu papá, por otro lado, estaba leyendo el periódico mientras mantenía la televisión en el canal de los deportes. Caminaste hacia la sala y te sorprendiste al ver al espíritu del invierno poniendo los utensilios en la mesa.

- ¿Jack?- Preguntaste confundida. El te dio una sonrisa y puso los platos en la mesa, sin decirte nada.

- Oh, veo que ya viste quien está aquí. Lo invite a comer querida, no tienes porque preocuparte- Dijo tu madre mientras entraba en la sala y ponía el desayuno en la mesa.

Miraste al joven guardián y señalaste discretamente la plata de arriba, el asintió y tu caminaste de vuelta a las escaleras.

- ¿Qué pasa?-Preguntó Jack una vez que se encontraron en tu habitación. Tú le diste una mirada furiosa y lo ignoraste- ¿Qué fue lo que he hecho? - Dijo irritado mirándote fijamente.

- ¿Dónde estuviste anoche?- Le preguntaste después de unos segundos.

El espíritu del invierno levantó una ceja- Fui al polo norte, ¿recuerdas?-

Sacudiste la cabeza y te sentaste en tu cama, perdida en tus pensamientos. Jack te dio una mirada preocupada.

- Dijiste que ibas a volver ese mismo día. Te espere toda la noche y nunca llegaste- Respondiste en un susurro, pero con el enojo aun palpable en tu voz.

- No, no lo hiciste- Dijo simplemente- Cuando volví, estabas dormida. Trate de despertarte, pero no pude-

Lo miraste desconcertada y cubriste tu boca con tu mano. Le pediste a Jack que te dejara sola unos instantes, el se rehusó al principio, pero después aceptó.

- ¿Acaso fue un sueño?- Te preguntaste a ti misma. De repente recordaste algo. Te levantaste de un salto y corriste a abrir la ventana. Al otro lado, el edificio que supuestamente se había derrumbado la noche anterior, seguía en pie.

Te paraste frente al espejo y desabrochaste el primer botón de tu camisa. Te asustaste al ver un par de alas, una negra y otra blanca, grabadas en tu pecho.

Buscaste rápidamente los guantes de Ziel y te diste cuenta de que estos habían cambiado, el izquierdo ahora era completamente negro, pero el derecho seguía azulado.

De repente, te diste cuenta que la mano con la que sostenías el guante negro se estaba volviendo pálida y huesuda, así que tiraste el guante lo mas lejos de ti que pudiste y tu mano volvió a la normalidad.

-Por supuesto...- Susurraste- Pitch no estuvo aquí literalmente, el solo entró en mis sueños.

Tú abrochaste el botón de tu blusa rápidamente cuando escuchaste a Jack llamarte para el desayuno. Compusiste la mejor sonrisa que pudiste y abriste la puerta.

Ambos fueron a desayunar y Jack notó que parecías ausente. El y tú pusieron los platos en el fregadero después de comer y salieron de la casa para dar un pequeño paseo.

Estuvieron caminando alrededor de una hora, pero tus seguías sin hablar. De repente, Jack se detuvo y se volvió hacia ti.

-¿Qué te ha pasado?- Preguntó el espíritu del invierno pensativamente mientras te miraba a los ojos.

- Nada- Le dijiste de forma hueca.

Jack se acercó a ti y frotó suavemente tu mejilla con su dedo pulgar- No me estás diciendo algo...- Susurró.

- Ya te dije que no tengo nada- Le gritaste y seguiste caminando, dejando al joven guardián atrás. Después de unos segundos, el espíritu del invierno logró alcanzarte y se paró enfrente de ti, impidiéndote el paso.

- ¿Qué rayos te sucede?- Preguntó con enojo. Tú lo miraste indiferente y lo apartaste de tu camino. Antes de que pudieras dar un paso, el tomó tu mano fuertemente y te giró para que quedaras enfrente a él.

- Te conozco _- Susurró- Se que algo te pasa, puedo verlo en tus ojos- Tu no respondiste.

Al cabo de unos minutos, tu mamá te llamó y te pidió que volvieran a casa. Al parecer ellos iban a volver a viajar y querían despedirse de ti antes de hacerlo.

Cuando se fueron. Subiste las escaleras rápidamente y te encerraste en tu habitación. Sin embargo, Jack no tardó mucho tiempo en abrir la puerta y azotarla al entrar.

Te asustaste al escuchar gran estruendo, y miraste con miedo al joven guardián, que caminaba hacia a ti furioso.

- ¡Vas a decirme lo que te pasa ahora mismo!- Jack gritó mientras te acorralaba en la pared.

Lo miraste fijamente

- No me obligues a hacer esto- Dijo amenazadoramente. Tú reíste falsamente y te alejaste del espíritu del invierno. De repente el te tomó por la cintura y te recostó en la cama, inmovilizando tus brazos.

Se dio cuenta de algo en tu pecho y trató de abrir la cremallera de tu camisa pero tú le impediste hacerlo. Te levantaste lo más rápido que pudiste y corriste a la puerta, pero el tomó su bastón del armario y congeló la perilla antes de que pudieras escapar. Se acercó a ti y congeló tus brazos y tus piernas contra la pared.

- ¿Qué estás haciendo?-Gritaste enfurecida y trataste de liberarte, pero el hielo era demasiado denso.

No respondió a tu pregunta, sin embargo, desabrochó el botón de tu camisa. Los ojos de Jack se abrieron como platos cuando vió el tatuaje en tu pecho. El te miró preocupado y se quedó en shock durante unos momentos.

- ¿De dónde sacaste esto?- Susurró, señalando a las alas de ángel.

Te tomó un momento levantar la mirada a Jack. Respiraste profundamente y cerraste los ojos antes de hablar- Anoche Pitch entro a mis sueños, esa fue la razón por la cual no pudiste despertarme, y yo pensaba que no volvías- El joven guardián te libero y te abrazó con fuerza.

-¿Qué te hizo?-Preguntó en un susurro mientras cepillaba tu cabello.

- Creo que...- le dijiste y suspiraste profundamente antes de que continuar- Maldijo uno de mis guantes...

Jack te observó mientras tomabas el guante negro, después te acercaste a él y le enseñaste lo que sucedía. Tu mano, cambio de forma abrupta, la piel de tu brazo se puso grisácea y salieron unas garras en donde deberían estar tus dedos. Jack tocó suavemente tu mano, pero pronto se separó de ti.

Te quitaste el guante y lo guardaste en la bolsa roja, junto con el otro. Jack, que te había contemplado desde lejos, se acercó lentamente a ti y te abrazó de forma dulce.

- Te llevaré con Norte...- Susurró.

- Mis padres volverán a casa en un par de horas... ¿qué tal mañana?- Preguntaste con la voz quebrada.

Jack asintió y te besó en la frente. Tú cerraste los ojos y apoyaste la cabeza en el hombro del joven guardián. Poco a poco, te arrullaste gracias a que acariciaba tu cabello y parte de tu cara mientras tarareaba algo, hasta que te quedaste dormida. El te llevó hasta tu cama y te arropó en ella, después, te dió un suave beso en los labios y caminó hasta la ventana.

Una pequeña llama de venganza e ira se encendió en los ojos de Jack al ver lo que Pitch te había hecho, levanto la mirada a la luna y suspiró pesadamente.

- Vas a pagar por haberle hecho eso...- Susurró con enojo.

•Vida con Jack Frost• | Jack FrostDonde viven las historias. Descúbrelo ahora