T r e i n t a

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Las tormentas de invierno golpearon todo el mundo desde que Jack Frost murió. Mientras te encuentras en el Polo Norte, has hecho todo un alboroto. Has intentado suicidarte, pero es imposible, ya que has dejado de ser humana.

Desde hace mas de dos días que habías volado al pie de una montaña y te habías puesto a llorar y gritar. Todos los guardianes estaban preocupados por ti, pero decidieron que dejarte sola era lo mejor que podían hacer.

Retiraste el cabello de tu cara y te pusiste a pegar puñetazos a la nieve; estas cansada de todo y lo único que quieres es que Jack despierte y diga que solo había sido una broma, pero sabes que nunca más sucederá. Estás frustrada, ya que por si fuera poco, no puedes quitarte los guantes y has permanecido como ángel guardián todo este tiempo.

Después de unos cuantos minutos, empezaste a gritar el nombre del joven guardián desgarradoramente, mientras dejabas que mas lágrimas corrieran por tus mejillas. Así estuviste un buen rato, hasta que alguien puso una mano en tu hombro.

- Soy yo- Susurró Bunnymund. Bajaste tus armas y Conejo no dudo en darte un abrazo- Norte quiere que vengas-

Al llegar al taller de Norte, fuiste rápidamente al cuarto en el que el joven guardián yacía. Sollozando, te incaste cerca de él y acunaste sus pálidas mejillas en tus manos.

De repente, notaste que tu guante brillaba, al igual que su bastón. Miraste al jefe de los guardianes, que acababa de llegar, y alzaste una ceja, extrañada por aquel brillo.

- Jack... todavía no está muerto- Explico Norte y sentiste como si tu corazón volviera a latir después de mucho tiempo- Pero, si no hacemos algo, pronto lo estará- Él agregó- Se encuentra en una profunda pesadilla y me temo que poco a poco, Jack está siendo consumido por Pitch-

Cerraste tu mano en un puño y dirigiste tú mirada al joven guardián, que a pesar de estar vivo, tenía la apariencia de alguien muerto- El se está debilitando con cada minuto que pasa, será así hasta que ya no tenga poder- Añadió- Tampoco es como si supiera que hacer, ya que la espada con la que lo apuñalaste estaba infectada con la maldición de Pitch, y solo él puede deshacerla-

Sonreíste de una manera extraña cuando escuchaste lo que dijo Norte, sabías lo que tenias que hacer, sabías que estabas dispuesta a hacer lo que sea para que Jack regresara.

- Sé lo que estás pensando...- La voz de Norte interrumpió tus pensamientos, levantaste la mirada y te sentiste un cohibida, ya que te miraba demasiado serio- Ni se te ocurra ir a Pitch-

Todos los demás guardianes te miraron con sospecha y tomaron sus armas por si eran necesarias- No puedes confiar en él. Sabes que Pitch siempre pedirá algo a cambio-

- ¿Dijiste que solo Pitch puede ayudar a Jack?- Preguntaste pensativamente- Si ese es el caso, daré todo por salvarlo... inclusive a mi misma- Sentenciaste.

Norte tomo sus espadas y te miro con temor- No lo hagas-

- No estás pensando _. Jack nunca querría que hicieras algo así- Murmuro Bunny, apoyando a Norte en su intento de hacerte entrar en razón.

Lanzaste una carcajada y miraste con el ceño fruncido al conejo de pascua- Es mi decisión... no intentes detenerme- Dijiste fríamente, dispuesta a salir de la habitación.

El líder de los guardianes apunto sus espadas a ti mientras Tooth te tomaba por los hombros, impidiendo que te fueras. Sin embargo, tú sacaste tu arma y apuntaste a los guardianes con ella.

- Yo no quiero dañar a alguien... Por favor... sólo quiero ayudar a Jack...- Susurraste.

- Podemos pensar en una mejor manera, _- Dijo Norte - Podemos salvarlo si...-

- ¿Si tan sólo esperamos un poco más?- Lo interrumpiste, gritando con furia- Nos estamos quedando sin tiempo. Ya han pasado dos días y Jack se está muriendo...- Añadiste- Como dije... Voy a dar cualquier cosa con tal de traerlo de vuelta-

Te agachaste y por solo un pelo evitaste que la espada de Norte te golpeara. Miraste que el hada de los dientes se acercaba a ti por detrás, pero tú la esquivaste y corriste hasta el otro lado de la habitación.

Reparaste en que Sandy no se encontraba por ningún lado, así que levantaste la cabeza y lo viste justo encima de ti, preparado para lanzarte un puñado de arena del sueño. Sin embargo, lo esquivaste rápidamente, frustrando el intento de Sandman.

- Lo siento, compañera...- Dijo Bunnymund arrojando bombas-huevo hacia ti.

Sonreíste y dejaste que las bombas te golpearon, pero cuando el humo se esparció, los guardianes vieron que te habías protegido con tus alas. De repente, empezaste agitarlas, creando mucho viento y que los guardianes perdieran el equilibrio.

Sandman lanzó otro puñado de arena hacia ti, pero tú lo bloqueaste con tu espada y accidentalmente le dió a Tooth. Aprovechando que Sandy estaba distraído, lo golpeaste en la cabeza, haciendo que cayera al piso.

- Lo siento... pero tengo que hacerlo- Susurraste, golpeando en el cuello y cara a Bunnymund, que se encontraba de tras de ti.

- _... por favor... no vayas a Pitch, tu sabes que el...-

- Lo sé... pero esa es la única manera de salvar a Jack- Murmuraste, dándole una sonrisa rota a Norte.

Aprovechando la situación, corriste hacia el hombre de traje rojo y le diste una patada, haciendo que terminara en el piso, mientras tu ponías sus espadas en sus mangas, impidiéndole moverse.

- ¡No lo hagas!- Grito Norte, mientras hacia lo posible por liberarse.

Caminaste hasta el lecho del joven guardián y te inclinaste encima de él para darle un beso, probablemente el último.
Cuando te separaste, una lágrima rodo desde tu mejilla y cayó en la suya, tú la limpiaste con tu dedo pulgar, sollozando de nuevo.

- No te preocupes... te despertarás pronto... Lo prometo- Susurraste, dándole una pequeña sonrisa, aunque sabias que él no podía verte.

Te enderezaste y caminaste hasta la terraza, donde abriste las dos puertas de cristal y dejaste que el aire frio pasara.

- Gracias por todo Santa- Susurraste, aunque no volteaste a verlo.

- No...- Susurro Norte.

Batiste tus alas y emprendiste el vuelo, dejando atrás a los guardianes... y a Jack. Perdiste la noción del camino después de unos minutos, ya que te sentías deprimida y no podías dejar de llorar, así que dejaste que tus alas te llevaran a donde quisieran.

Después de algunas horas, escuchaste que alguien gritaba tu nombre. Aterrizaste en la fría y gris nieve mientras sacabas tu espada y apuntabas a la oscuridad.

- ¿Me estabas buscando?- Pregunto una inexpresiva voz de tras de ti.

Pusiste los ojos en blanco y te diste la vuelta, encarando a aquel repugnante ser- Pitch- Dijiste fríamente a forma de saludo.

- Adelante, mátame. Pero sabes que soy tu única oportunidad de traer a tu amado Jack de nuevo- Dijo con una sonrisa maligna.

Lentamente bajaste tus armas y suspiraste profundamente, mirando a la nieve. Ni siquiera te atreviste a preguntar cómo es que sabía que lo buscabas para traer de vuelta a Jack, ya que probablemente era muy obvio.

- Así que... ¿Por qué no mejor hablamos de esto en mi guarida?- Pregunto fríamente, aunque no espero tu opinión, ya que te golpeó en la espalda y automáticamente te desmayaste, ni siquiera tuviste tiempo para procesar lo que estaba pasando.

Cuando abriste los ojos te encontrabas en una habitación oscura y fría. Trataste de moverte, pero tus manos estaban encadenadas y el Rey de las pesadillas no tardo mucho en aparecer delante de ti, mostrándote una sonrisa diabólica, que por un momento, hizo que te arrepintieras de haber ido ahí.

- Bienvenida a mí reino, ángel guardián-

•Vida con Jack Frost• | Jack FrostDonde viven las historias. Descúbrelo ahora