Mi Corazón Es Todo Tuyo (LucaxAlberto +18)

Capítulo 42

Los chicos se sentaron en su cama y comenzaron a hablar.

—Oye ojitos, ¿Qué va a pasar después?

—¿Cómo que que va a pasar después bonito?

—Sí, o sea, ¿Cómo va a ser nuestra vida después de casarnos?, sabes que no vamos a vivir aquí para siempre, por qué nuestro hijo va a crecer y necesitará su propio espacio —comentó el menor—

—No había pensando pececito, pero mira, por el momento, nuestro hijo podrá dormir con nosotros en la habitación, el en su cama y nosostros en la nuestra y cuando el crezca, iremos a vivir a otro lado, a una casa en el Pueblo —exclamó el mayor—

—Esa idea de irnos a Portorosso me parece una excelente opción, podemos adquirir una casa ahí, aunque nos tomará un poco de tiempo lo que ahorramos, yo trabajado en la heladería y dando clases a quien lo requiera y tú en la pesquería con mi suegro.

—Me parece una gran idea bonito, también podríamos, no se, de ves en cuando ir a buscar pepinos de mar, ves que en el fondo y en la superficie se venden muy bien
—exclamó el moreno—

—esta bien ojitos, pero mírame, todo sea por nuestra casa y por nues...

—¿Nuestra que, pececito? —preguntó el de los ojos color esmeralda con intriga—

—No, no, nada ojitos, no me hagas caso jeje —dijo el menor con nerviosismo—

El chico de la piel morena decidió no preguntar más y expresó;

—está bien bonito, anda, vayamos por nuestro hijo.

—Ufff, por poco se me sale decirle sobre la Vespa —dijo el castaño en su mente—

La pareja bajo de la estructura y se adentron al océano con dirección al pueblo para recoger a su hijo en casa de la familia del mayor.
Al llegar al pueblo salieron del agua t llegaron a casa de los Marcovaldo.

—Hola Giulia que tal, venimos por nuestro hijo —exclamó él castaño—

—Claro aquí está, por cierto, le he tejido una cobija, ya que presiento que tiene frío o algo así, en cuanto la termine se las daré
—exclamó la pelirroja—

—Muchas gracias hermana, de verdad, ¿sabes?, resultaste una excelente tía eh
—dijo el de piel morena—

No es nada, mi sobrino merece eso y mucho más —exclamó la chica—

—Bueno, nosostros nos vamos, tenemos que hacer algo importante —agregó el mayor—

—¿Van a ir al monte a hacer cochinadas? Par de puercos —preguntó la pelirroja con una risa—

Puede ser, puede ser, su Luca quiere, lo haremos —respondió el mayor seguido de una risa por parte de los presentes—

Los chicos salieron de la casa y tomaron prestada la bicicleta que usaban para repartir los pedidos.

—Vamos pececito, súbete —dijo el moreno—

—¿A dónde dices que vamos ojitos?—

—Vamos al lugar dónde a ambos nos trae muchos recuerdos mi vida —respondió el moreno—

Luca ya sospechaba a dónde se dirigían, pero no dijo nada para no arruinar el momento. Llegando al último tramo del camino del monte Portorosso el castaño se sorprendió de la rapidez en la que su prometido subió la colina.

—¿Cómo es posible que subas tan rápido ojitos?

—En un inicio, me tomaba más tiempo y esfuerzo, pero después subir diario durante más de 5 años, puedo decir que esto para mí es pez comido.

—Bueno eso explica el tamaño de esas deliciosas piernas que tienes que me vuelven loco —agregó el menor con una mirada seductora mordiendo su labio—

El chico de la piel morena no dijo nada el envío un beso, lo miró sonrojado y terminó de subir.

Al llegar a lo alto del lugar, subieron a la torre que había, ambos chicos se sentaron en lo más alto del lugar a observar el atardecer junto a su hijo.

—Oye ojitos, mírame, tengo que decirte algo; No puedo creer que después de todo, al fin, al fin estoy tan cerca de casarme con el hombre de mi vida, al que amo con todo mi ser, sin ti no hubiera logrado muchas cosas que eh hecho hasta el día de hoy, nunca me cansaré de darte las gracias por todo lo que has hecho por mi, mi ojitos bonitos, y una vez más te digo, que al ver esos coquetos ojos verdes y al verte a ti de pies a cabeza, me siento tan afortunado, contigo si que me saqué el premio mayor.

El Mayor lo tomó de la mano, la apretó con fuerza, pero con cariño y expresó;
—Luca, mi vida, mi pececito hermoso, yo soy quién te agradece más, me sacaste la isla bonito, y eso nunca se me va a olvidar, tú eres, fuiste, eres y serás para la eternidad mi primer, único y gran amor, te amo más que me amo a mí mismo, eres todo para mí, siempre, siempre voy a cuidar de ti, así como lo haré con nuestro hijo hasta el último día de mi vida.

El castaño, no podía decir nada, estaba mudo ante la declaración del mayor, sólo se abalanzó hacía el dándole un apasionado beso en los labios mientras lágrimas amenazaban de salir de sus lindos ojos color chocolate, hasta que rompió el silencio diciendo;

—Alberto, mi amor, ¿Sabes que te amo, verdad?, Este amor por ti es tan grande que es del tamaño del océano lleno un millón de veces y más.

El chico de la piel morena lo abrazó y correspondió el beso también con lágrimas que amenazaban con salir de sus ojos, no dijo nada más para no arruinar el lindo momento.
Ambos se separaron y terminaron el beso por la falta de aire, el menor recargo su cabeza en el hombro del mayor sin decir palabra alguna.
Ambos se quedaron ahí sentados en silencio mirando al sol meterse en el horizonte con los dedos de sus manos entrelazados.

Cuando el sol se ocultó por completo, el mayor hablo.

—Bueno pececito, vayamos a casa a descansar ya que mañana es lunes, y normalmente los lunes es cuando tengo más trabajo.

—Tienes razón ojitos, yo mañana iré con mi madre, abuela y Giulia para ver lo de mi vestido, y después iré al trabajo, pero ¿Podemos vernos en nuestra hora de almuerzo, ¿No?

—Esta bien bonito, en nuestra hora de almuerzo podemos vernos y comer juntos, es una buena idea —exclamó el moreno—

Acto continúo, ambos de dieron un besito de nariz, bajaron de la estructura, subieron a su bicicleta y se dirigieron hacia el océano para nadar con rumbo a la isla.
Los chicos y su hijo entraron al océano, nadaron hacía la isla, llegaron, subieron la estructura, acostaron a su hijo en su cuna y ellos procedieron a hacer lo mismo en su nueva cama.

—Buenas noches ojitos, que descanses y que sueñes con nuestra boda, y si no va a ser así, mejor ni te duermas —dijo el castaño con un tono burlón—

—Jeje, Así será bonito, sueño con eso sin la necesidad de estar dormido, buenas noches pececito, descansa —exclamó él moreno seguido de un beso en los labios y un besito de nariz—

Acto seguido los chicos se quedaron dormidos al instante, Luca abrazó a Alberto con fuerza aferrándose.

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