Capítulo 45

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El chico de la piel morena despertó antes que Luca y podía levantarse, ya que el menor estaba abrazándolo como si fuera una almohada. Lo miró y dijo;

Pececito hermoso, con el solo verte por las mañanas me asegura que tendré un gran día, tú eres mi mayor felicidad.

—Escuché eso mi vida, el despertar junto a ti también me asegura un excelente día
—dijo el menor soñoliento—

El de la piel morena se sonrojó al escuchar la respuesta de su pareja.

—Buenos días mi bonito pececito—

—Buenos días guapo, dormí exelente, por que me quedé dormido en ti, al dormir en ti, es como dormir sobre una nube de algodón —exclamó el menor—

—Que bueno mi vida, hoy comenzamos con tu entrenamiento —mencionó el de los ojos color esmeralda—

—Está bien ojitos, vámonos ya, que más tarde tengo que ir por nuestro hijo a casa de mis papás.

Ambos se levantaron de la cama, se vistieron y salieron del lugar.

Estando en la orilla de la playa el moreno dijo;

—Bueno pececito, para iniciar debes de calentar, o sea, hacer pequeños ejercicios, tú sólo haz lo que yo.

El de la piel morena comenzó a hacer pequeños ejercicios que poco a poco subían de intensidad hasta parar.

—También consiste en que debes pescar y entregar los pedidos tu sólo bonito —dijo el mayor—

—Espera, Espera, ¿Yo solo? —exclamó el castaño—

—Claro pececito, yo hize eso durante 6 años y en ese tiempo mírame, ¿nada mal eh?

—Escucha guapo, no me estoy rindiendo ni nada, pero viéndolo bien, creo que no es algo que quiera mucho, o sea, si quiero ser como tú, pero menos de lo que eres, sí, tus brazos y piernas me encantan así como todo tú, pero estoy satisfecho con ello, como te dije, no estoy rindiendome, lo que quiero decir es que ganaré masa muscular pero a mí manera, y me gustaría que fuera contigo, por qué sin ti no puedo hacerlo y es aburrido —dijo el castaño—

El chico de la piel morena lo miró, lo tomó del hombro y con una ligera sonrisa dijo;

—Está bien bonito, te entiendo, no te ofendas, pero tal vez no fuiste hecho para esto, y si quieres hacerlo a tú modo, por mí está bien, lo que quiero es que tú te sientas de la mejor manera, no que estés haciendo algo que no te gusta, ¿De acuerdo?

—Me parece bien mi vida, gracias por entenderme —dijo el castaño seguido de un abrazo hacia el mayor—

Acto seguido, los chicos se dirigieron hacía el océano para ir en busca de su hijo, al llegar al lugar, ambos pasaron, saludaron, tomaron a su hijo, dieron las Gracias por cuidarlo y se marcharon de ahí con dirección al pueblo.

Al llegar a la plaza se toparon con el señor Massimo y habló.

—Qué bueno que los veo, por qué necesito hablar con ustedes.

—¿Estamos en problemas o algo papá?

—No hijo para nada, sólo necesito saber si a Luca le interesa trabajar con nosotros en la pesquería, desde que Leonardo ya no trabaja aquí, veo que te es algo pesado el pescar y entregar los pedidos, así que por ello pensé en tu prometido, también para que pasen más tiempo juntos, no es necesario que me respondan ahora, puede ser más tarde —dijo el hombre de bigote—

—gracias por pensar en mi señor Marcovaldo, lo hablaremos y hoy mismo le damos una respuesta —dijo el menor—

Los chicos se sentaron un momento a hablar sobre la propuesta que hizo el hombre de bigote.

—¿A ti te agrada la idea bonito? —exclamó el mayor—

—Si me agrada la idea ojitos, el trabajo en la heladería no era difícil y me gustaba, aunque solo estuve ahí un par de días, pero es aburrido al no poder estar contigo, y no tengo nada que pensar, aceptó trabajar con ustedes mi vida, es más, desde ahora sí es posible, para ir a hablar con Sergio y decirle que dejó el trabajo —respondió el menor—

—Claro pececito, si quieres vamos de una vez, te acompaño.

El menor accedió y juntos fueron con el dueño del lugar para explicarle la situación, este entendió y dió las gracias al menor, aunque halla atendido su negocio por dos días.

Saliendo del lugar el mayor dijo con un tono burlón;
—Bueno pececito, vayamos a la pesquería para comenzar a repartir los pedidos, tu la mitad y yo la mitad, solo espero que puedas subir las calles inclinadas.

—¿Ah me estas diciendo que no puedo?, Ya lo veremos Alberto Scorfano —exclamó el castaño—

—¿Cómo me llamaste?

—Alberto Scorfano, ¿Pues así te llamas, no?

El chico de la piel morena lo tomó de la cintura acercándose a él y dijo;

—Me encanta escuchar mi nombre saliendo de tus lindos labios.

Terminado lo dicho, el chico de los ojos color chocolate le plantó un beso con gran amor y pasión en los labios.

—Anda, comencémos el trabajo de una vez bonito —dijo el mayor—

Los muchachos llegaron a la pesquería, el hombre de bigote repartió los perdidos a cada uno y comenzaron las entregas.
Al menor le tomó un más de tiempo realizar las entregas, ya que había pasado mucho tiempo, seis años para ser exactos, desde que subió calles y caminos tan empinados, pero al final terminó con sus actividades.

Todos los días era lo mismo, pescar junto a Massimo y Alberto, después entregar los pedidos solicitados, el chico de los ojos color chocolate, cada día que pasaba, se hacía más veloz y ágil para subir esos caminos tan  empinados, así como la primera vez que lo hizo para ganar la copa Portorosso, el hacerlo diario le hizo ganar nuevamente la experiencia que había obtenido hace seis años atrás.


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Mi Corazón Es Todo Tuyo (LucaxAlberto +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora