Mi Corazón Es Todo Tuyo (LucaxAlberto +18)

Capítulo 36

—Bueno señores, espero que puedan acompañarnos está noche, en verdad es necesario que asistan —expresó el mayor—

—Claro Alberto, ahí estaremos puntales, pierde cuidado —respondió Daniela—

—Bueno, eso era todo, que pasen excelente día, hasta pronto te espero afuera mi vida
—dijo el moreno—

—¿Qué es lo que se trae ese muchacho en mente burbuja? —preguntó su abuela—

—La verdad no tengo idea, pero no creo que sea nada malo... espero —contestó el menor con una sonrisa nerviosa—

—¿No estás esperando a otro hijo, verdad?
—Preguntó su progenitora preocupada—

—¡Ay mamá no crees! Eso nada que ver, por su puesto que no —respondió el menor—
Bueno familia, nos vemos en la noche, dijo el menor mientras salía de la casa.

—Bueno bonito, vamos ya con nuestro hijo, ya que Giulia será su tía y todo, pero no hay que abusar de ella, anda vámonos ya —dijo el moreno—

—pero espera ojitos...¿De que sorpresa hablas?, ¿No es nada malo o... si?
—cuestionó Luca con nerviosismo—

—No pececito, para nada, es una sorpresa que te va a encantar, ya verás, no estés preocupado por eso —dijo el de la piel morena mirando a los ojos al menor—

Ambos nadaron hacía el pueblo, saltando a la superficie sobre las rocas como la primera vez que el mayor llevó al menor a Portorosso. Llegaron a la playa, y llegaron hacía casa de los Marcovaldo.

—Hola hermanita, ¿Estás en casa? —dijo el moreno—

—¡Si!, estoy acá arriba, suban. ¡Vaya!, hasta que llegan los reyes de Portorosso —dijo la pelirroja con sarcasmo—

—¡ay ya Giulia!, solo fue una noche, de hecho veníamos por nuestro hijo, y gracias por cuidarlo, de verás —dijo el castaño—

—¡Ah, Por cierto!, Les hice esto para que puedan cargar a su hijo con más comodidad —dijo la chica mientras sacaba del clóset lo que parecía ser una cangurera— aquí pueden poner a su hijo y cargarlo más fácil.

Ambos vieron lo que la pelirroja les obsequio, el mayor quiso usarlo y Luca le ayudo a ponérselo.

—Te ves más sexy de lo que ya eres ojitos
—dijo el menor—

—De hecho se te ve bien hermano, y eso que no sabía bien sus medidas, no se preocupen, lo pueden ajustar si lo sienten raro
—mencionó Giulia—

—No para nada, está bien así, ahora dame a mi hijo para ponerlo aquí; dijo el de la piel morena.

—Giulia, gracias por el detalle, Alberto y yo iremos a hacer algunas compras para nuestra nueva casa—dijo el menor—

—Ah, es verdad, bueno Luca por qué no te adelantas abajo con nuestro hijo, mientras yo paso al baño —dijo el moreno algo nervioso—

—Claro ojitos, te veo abajo, adiós Giulia y gracias de nuevo por la cangurera y por cuidarlo.

—Adiós Luca, nos vamos—

El menor bajo hacía la salida y Alberto se dirigía “al baño”, cuando vió que el menor salió de la casa volvió rápidamente a dónde estaba la pelirroja y comenzó a decirle que lo ayudará, junto con su padre, a organizar una cena para la familia de Luca, y ellos.

—¿Cómo por qué quieres organizar una cena?, ¿Celebramos algo? —preguntó la pelirroja—

—Es que está noche voy a pedirle a Luca que se case conmigo, ya no puedo esperar más —comentó el mayor—

La chica al escuchar eso, se puso a gritar como loca de la alegría

—¡Ahhhh!, ¡¿Cómo que se casan?!, No, no, deberás que ya solo faltaba eso, siempre supe que se casarían pero ahhhh ¡Que emoción!

—oye, oye,  tranquila, que Luca puede escucharte y subir, ¿Puedes ayudarme o no? —dijo el moreno—

—¡Si hermano, claro que si!, está fuera de pendiente, nosotros prepararemos la cena.

Está bien Giulia, muchas gracias, de verdad, te debo una —dijo el moreno mientras le daba un abrazo a la pelirroja—

El mayor bajó a dónde lo esperaba Luca y  ambos partieron hacía la carpintería, ya que lo primero era conseguir la cama para su hijo y una para ellos, de ahí fueron hacía la mueblería para ver precios sobre artículos que necesitarían para su nuevo hogar.

—Ojitos bonitos, ya te dije que buscaré un trabajo para así no dejarte todo a ti, no quiero sentirme inútil por no hacer nada por el bien de ambos, además de que no quiero ser un mantenido, quiero ayudar con lo que pueda —expresó el menor—

—No eres un inútil pececito, no vuelvas a decir eso, y en cuánto a lo del trabajo te tomó la palabra guapo, si es fundamental que lo encuentres, por nuestro hijo —dijo el de los ojos verdes—

De tanto ver y comprar algunas cosas, se les fue el tiempo muy rápido, eran las 6:00 PM, a lo que el moreno habló;

—bueno pececito, falta poco para la cena de esta noche, ¿Por qué no vas con mis suegros a qué admiren un poco a su futuro nieto?

—¡Es una buena idea ojitos!, ¿vienes con nosotros o harás otra cosa?

—No pececito, hay algunos detalles que debo cubrir, pero hey, no te pongas triste, recuerda que es una sorpresa —dijo el moreno—

—Está bien ojitos, bueno pues ya nos vamos, pero nos vemos a las 8:00, por cierto, ¿Sabes que te amo verdad? —dijo el castaño mientras se despedía se su amor con un beso en los labios—

—Yo te amo más bonito, anda vayan de una vez —dijo el mayor mientas de daba una nalgada a Luca—

El menor se introdujo al agua con su hijo y el mayor fue a casa de su familia para ver qué no hiciera falta nada para la noche especial.

—Hola papá, hermanita, vengo a ver qué no les haga falta nada.

—Hola hijo, no, no hace falta nada, pero, ¿Por qué está cena? —Pregunto Massimo—

A lo que Alberto respondió;

—Verás papá, para no hacer el cuento largo, está noche le pediré a Luca que sea mi esposo y a su vez pedir su mano a sus padres.

Massimo se acercó a el y le dió un abrazo mientras preguntaba;

—¿Le darás un anillo a Luca?

—Sí papá, sólo que no quería compralo en una joyería, quiero hacerlo yo mismo, y de hecho iré a buscar una perla para ponerla sobre un anillo que encontré hace un par de meses en el mar, de aquellas veces que bajaba a pescar —dijo el moreno—

Está bien hijo, deberías de ir de una vez por qué si no no te dará tiempo para arreglarte, anda ve, no te preocupes por la cena.
El moreno se despidió de su padre y hermana y salió en busca de la perla, no tardo mucho en encontrar una, lo difícil fue elegir cuál era la más bonita para su pececito.
Una vez elegido la mejor, nado rápidamente hacía la superficie para tener listo el anillo con el cual se le declararía a su amor.

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