Mi Corazón Es Todo Tuyo (LucaxAlberto +18)

Capítulo 43

Luca, como de costumbre, despertó antes que Alberto, lo miró y dijo;

—No pude haber elegido mejor compañero de vida que tú.
El menor se levantó sin hacer mucho ruido y se dirigió hacía su hijo, lo miró, lo tomó para darle un beso —buenos días
criaturita—

Después, bajó a la cocina, y saco una cajita la cuál había traído de casa de Giulia sin que el moreno se diera cuenta que la trajo consigo.

Dentro de esta estaba una gran cantidad de dinero, había aproximadamente 120,000 euros, dinero que en parte había sido por la beca que el menor obtuvo y de pagos que sus compañeros le hacían por realizarles sus tareas, cosa que hizo durante los 6 años que estudió en Génova.

Al contar el efectivo estaba decidido, sería para compar el sueño de su prometido.

—Luca, pececito, ¿Dónde estás? —gritaba el moreno desde su habitación—
El castaño guardó el dinero en aquella cajita y la oculto de nuevo.

—Acá estoy abajo ojitos, baje por un vaso de agua —mencionó el castaño mientas subía las escaleras hacía la habitación—

—Buenos días mi lindo pececito, ¿Dónde estabas? —expresó el moreno—

—Buenos días ojitos, desperté con sed y bajé por agua.
El menor se acero a la cama y se sentó a un lado de su prometido y habló.

—Oye guapo, tengo que preguntarte algo muy importante, y quiero que me respondas con la verdad. ¿Aún tienes ese sueño de tener una Vespa y recorrer el mundo junto a mí?

El mayor lo miró con algo de tristeza y respondió;
—La verdad es que sí, desde que te fuiste tenía la idea de poder compar una, pero el dinero no me alcanzaba para tenerla, así que, si se puede decir así, renuncié a ese sueño. Pero lo que me importa es que tú estás aquí conmigo, ese fue mi principal sueño, pero... ¿Por qué la pregunta bonito?

—No, por nada guapo, solo quería saberlo, por qué ya no hablabas de se tema, y ví lo que afecto al decirme eso, por favor perdóname, no era mi intención hacete sentir mal —exclamó él menor—

—No tengo nada de que perdonarte pececito, ti hiciste una pregunta y yo te di una respuesta sincera, no te sientas mal de ello —dijo el chico de los ojos color esmeralda tomando del hombro al menor—

El chico sólo sonrió y le dió un besito de nariz. Seguido de eso, entre los dos arreglaron un poco su habitación y bajaron a desayunar.
Terminando el desayuno se dirigieron hacía el océano con dirección al pueblo.
Cuando salieron del agua fueron hacía casa se la familia Marcovaldo, entraron y se toparon con Giulia.

—Buon giorno— Alberto, por cierto, papá dijo que te esperaba abajo en el negocio para ir a trabajar.

—Bueno pececito, me voy, el trabajo me llama, pero nos vemos en la plaza en nuestra hora de almuerzo, ¿Okey?

—Está bien ojitos, nos vemos a las 2:00 para comer —dijo el castaño con corto, pero apasionado beso en los labios del mayor—

El chico de la piel morena salió, dejando solos a Giulia, Luca y su hijo en el lugar.

—Luca, tú madre y abuela seguramente ya nos esperan en la casa de modas, vámonos ya —exclamó la chica—

Ambos salieron de la casa hacía aquel lugar, y al llegar su madre y abuela del menor ya estaban en el lugar.

—Primero deberías de dar un vistazo por el lugar, a ver si ves algo que te gusta, si no para que tomen tus medidas y hagan algo a tu estilo. Dame a mi nieto, yo lo cuídate mientas tu observas —Comentó Daniela—