1- Buen comienzo

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*EDITADO*

He imaginado mi muerte de muchas formas y en muchas circunstancias pero esta, esta en verdad no me lo esperaba.

—Nos vamos a morir por culpa vuestra—se queja Lía junto a mí.

—Deja de decir estupideces ¿Quieres? No vamos a morir por esto, solo... solo tenemos que ponernos a cubierto y esperar que termine—aclara su padre.

El grito de Zeus nos sobresalta a todos. Miro en su dirección para ver cómo el niño de ocho años está tirado en el suelo con una postura visiblemente incómoda. Me río disimuladamente.

Él se pone en pie con dificultad por el movimiento del barco.

—Auch.

Lía empieza a hablar alto y atropelladamente;

—Esto no va a salir bien. Joder, no quiero morir, mucho menos así. Quiero morir de vieja rodeada de mulatos calientes, no por unas estúpidas vacaciones.

—Lía, tranquilízate—le grita su madre sobre el ruido que causa la tormenta fuera de la habitación—No nos sirve de nada alterarnos ante esta situación.

—¿¡Qué me tranquilice!? Estamos en un puto barco que no para de moverse y hay una tormenta ahí fuera que se supone que no iba a haber. ¡Dijisteis que haría sol toda la semana! —les recrimina a sus padres y a los míos.

—Eso se suponía. La tormenta llegó de golpe, tendría que hacer treinta grados ahora mismo. —se frustra mi padre.

—¡Pues yo no lo noto!

—¿Y qué es lo que quieres que hagamos? No podemos controlar el maldito clima. ¡Nos pilló desprevenidos!

El barco vuelve a tambalearse cuando una ola choca contra él, haciendo que cada uno se aferre a lo que pueda para seguir estabilizados, cosa que se complica.

Lía está llorando al igual que Zeus que está abrazando uno de los muebles empotrados contra la pared del camarote.

—Vamos a morir.

—¡¿Quieres callarte de una puta vez?! —le grito, igual de asustada. Sus malditos comentarios no ayudan nada a mi pobre corazón que galopa a toda velocidad en mi pecho.

Hace apenas una hora que esa estúpida tormenta empezó. Supuestamente esta semana que nos tomamos mi familia y la de Lía iba a hacer buen tiempo, pero por lo visto nos equivocamos.

Estábamos disfrutando de una tarde tranquila, cada uno haciendo sus respectivas actividades para mantenerse entretenido. Yo estaba leyendo cuando cayeron las primeras gotas de agua, y de un momento a otro el sol había desaparecido entre nubarrones espesos y oscuros, para después dejar caer de golpe una lluvia torrencial que nos obligó a resguardarnos en uno de los camarotes.

El barco sigue tambaleándose de un lado a otro por el golpeteo constante de las olas y los tirones a los que mis brazos se someten por el vaivén del barco empiezan a irritarme.

Me aferro como puedo a la fría barandilla de metal empotrada en la pared, innecesaria en mi opinión, pero en estos momentos me es muy útil.

Empiezo a sopesar la idea de que vamos a morir y en verdad me aterra el simple pensamiento. No quiero morir, en verdad que no pero no puedo hacer mucho más que quedarme junto a las ocho personas en este pequeño camarote.

Otro tambaleo brusco provoca que me suelte de golpe, yéndome de frente contra la pared delante de mí. Mi brazo choca contra ella para después caer al suelo y golpear mi cabeza con fuerza contra el suelo.

Bryan ; La Isla De La Anarquía (EN PAUSA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora