33- Lo siento

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Siento el sudor pegarme la camiseta en la espalda pero no me detengo aunque apenas pueda respirar.

Miro sobre mi hombro pero no veo que nadie me esté siguiendo.

Continúo corriendo hasta que a lo lejos logro ver una cueva, sonrío un poco entre las gotas de sudor después de veinte minutos corriendo lo más rápido que pude.

Hecho una última carrera hasta la cueva que se esconde entre las penumbras de la noche. No sé ni como la distinguí.

Entro en ella y un olor rancio llega a mis fosas nasales, lo ignoro y me adentro todavía más a la vez que el olor se intensifica hasta el nivel de tener que taparme la boca y nariz con mi camiseta.

El olor empieza a ser putrefacto y cuando trato de dar la vuelta ya no veo la salida.

Sigo caminando a tientas hasta que choco con algo blando. Me paralizo al instante, asustada. Pero no parece moverse lo que sea que estaba tocando.

Trago saliva y a tientas muevo la mochila, abriéndola y tanteando dentro de ella lo que busco. Palpo algo que me hace fruncir el ceño y lo saco, usando mis manos como guía para enterarme de que se trata.

La pistola.

Sonrío y la escondo en el bordillo de mi pantalón, en mi espalda.

Sigo tanteando el interior de la mochila hasta que encuentro la linterna. Sonrío un poco aunque el olor desagradable sigue presente.

Saco la linterna y la palpo en busca del botón, al encontrarlo lo aprieto y un halo de luz aparece dejándome ver el suelo oscuro.

Frunzo el ceño al ver una mancha más oscura en la superficie y me acerco un poco a la vez que muevo la linterna conmigo. Consigo distinguir una amplia mancha de sangre seca.

Y eso no es lo que me paraliza en mi lugar, sino ver los pies descalzos de alguien sin tocar el suelo, justo detrás está la pared. En sus pies blancos se distinguen los rastros de sangre seca.

Trago alivia y las ganas de vomitar están presentes.

Levanto temblorosa la linterna, subiendo por sus piernas ensangrentadas, con mordiscos y cortes, pasando por su abdomen desnudo también con marcas por todos lados y pasando en los pechos desnudos de la mujer que está colgada en la pared.

Doy un paso atrás y me llevo una mano a la boca al ver su cabeza. Solo una parte de él tiene pelo, al otro lado falta toda la carne que debería de estar y se puede distinguir su cráneo con sangre seca. Hay moscas revoloteando a su alrededor.

Siento las lágrimas de nuevo inundar mis ojos al mover la linterna al lado suyo, sonde un hombre también está colgado y despedazado, torturado. 

Las lágrimas comienzan a resbalar por mis mejillas a la vez que giro el halo de luz de la linterna a mi alrededor.

No hay un puto hueco en el que no haya un cuerpo colgado, sin vida. Algunos en distintas fases de pudrición.

Me detengo en uno en seco y noto como palidezco al segundo. Es el cuerpo de un chico, todos los cadáveres están desnudos, está demasiado desfigurado pero su rostro puedo distinguirlo a pesar de que le falta media cara.

Massimo. 

Doy un paso atrás  y me llevo la mano a la boca tratando de acallar el grito que quiere salir de mi garganta.

Se me escapa un sollozo pero soy incapaz de apartar la mirada de su cuerpo desfigurado. Bajo la mirada a su abdomen ensangrentado y frunzo al ceño al ver una letra en su pelvis.

Recuerdo las palabras de Bryan.

Me acerco a ver la inicial y mi mundo se viene abajo al distinguir la letra "B".

Bryan ; La Isla De La Anarquía (EN PAUSA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora