9- Un dibujo encantador

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*EDITADO*

Me quedo mirándolo como imbécil, sin articular palabra ni hacer el mínimo signo de comprender la única palabra que se ha dignado a dirigirme.

Ha hablado. El chico que no conozco de nada y que lo más probable es que sea producto de mi imaginación ha hablado.

Una extraña emoción se instala en mi pecho por escucharlo hablar.

—¿El qué está prohibido? ¿Hablar conmigo?

La maldita necesidad de saber que sucede con él, si realmente es producto de mí imaginación o lo que sea perdura entre mis hueso. Desde que lo vi por primera vez cinco días atrás, desde mi sueño ha estado rondando mi mente de vez en cuando. Mi curiosidad hacia él aumenta por cada segundo, a la vez que la desconfianza que trato de ocultar con esmero.

Él no se mueve. No da la mínima señal de querer contestarme y creo que se ha arrepentido de haber dicho nada.

—¿Cómo...? ¿Cuál es tu nombre?— pruebo, buscándole tema de conversación.

No contesta, solo me observa detenidamente. Me pone de los nervios que me mire tan fijamente.

¿Quién será este chico? ¿Será producto de mí imaginación o será real? ¿Me estoy volviendo lo suficientemente loca?

Siempre me he considerado una persona que no le gusta entrometerse en asuntos ajenos. Una persona sin mucha curiosidad ante nada en particular... pero ese chico estaba despertando ese sentimiento dormido, estaba llamando mi curiosidad a niveles abismales.

Suspiro y miro hacia abajo, moviendo mis pies de un lado a otro en el vacío. Por alguna razón quiero hablar con él.

—Yo... Mi nombre es Alal-

—Lo sé— me interrumpe y noto como me salto un latido.

Frunzo mi ceño, confusa y dirijo mi mirada inquisitiva hacia su persona.

—¿Qué? ¿Lo sabes? ¿Cómo lo sabes?

No contesta.

Intento mantener la compostura, quiero llevarme bien con él, saber quién es y porque el día que llegamos tenía sangre en la boca.

Tengo muchas preguntas para este muchacho de pelo negro y tez pálida.

—¿Por qué no me hablas?— pregunto nuevamente.

—Prohibido— repite detenidamente él.

Cierro los ojos unos segundos y suspiro.

—¿El qué tienes prohibido? ¿Hablar?— murmuro con ironía.

Con detenimiento él asiente dejándome de piedra en mi lugar.

¿Cómo...?

¿A quién diantres le prohíben hablar? ¿Me estaba vacilando?

—¿Qué? Eso no tiene sentido. ¿Quién te puede prohibir hablar?—digo con una pequeña sonrisa divertida.

No dice nada. Y se me ocurre algo.

—¿Vives aquí?— pregunto y él asiente con una expresión indiferente— ¿Desde hace mucho?— él vuelve a asentir— ¿Hay más gente aquí?— duda unos segundos antes de asentir detenidamente y yo sonrío internamente, si Eros y Massimo tienen suerte los encontrarán y nos ayudarán— ¿Podrías llevarme con ellos? Los míos necesitan ayuda.

No lo duda y niega con cierta efusividad. No le insisto porque en cualquier momento puede irse y dejarme aquí sola.

O bien tirarme por el precipicio.

Bryan ; La Isla De La Anarquía (EN PAUSA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora