7- Impulsividad

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*EDITADO*

Eros

Pongo los ojos en blanco ante sus reclamos.

—Alala, está decidido—le digo hastiado.

Veo a la pelinegra cruzarse de brazos y fruncirme el ceño.

—Pues no me da la gana.

Sonrío por su pequeño berrinche. Suele adoptar esa postura cuando algo verdaderamente le desagrada y no sabe cómo tratarlo.

—Di lo que quieras, ya lo hemos decidido.

—¿Sabes lo estúpido que es eso? —me recrimina ella, mirando sobre su hombro y asegurándose de que los chicos no nos escuchen. — Esta isla es enorme ¿Y si os perdéis?

Sonrío de medio lado, burlón.

—Ohh, te preocupas por mí.

Ella pone los ojos en blanco.

—No—me corta y yo ensancho mi sonrisa— Lo que me preocupa es tener que aguantar yo sola a Kiara y a Lía. ¿Sabes cómo va a acabar eso? En asesinato.

Yo río por su frustración.

Miro hacia la orilla del mar, allí donde están los chicos lavando algo de ropa, sin meter más que los tobillos, claro.

Los recuerdos me abaten con mucha facilidad. Las muertes de mis padres lo hacen. Ignoro la presión en mi pecho.

Hace dos días que fuimos a explorar la zona y después de horas seguimos sin encontrar civilización, decidimos volver pero nos dimos cuenta de que esta isla era mucho más grande de lo que aparentaba.

Al llegar de nuevo al barco después de nuestra pequeña expedición Alala solo me dedicó una mirada apenada por nuestra discusión, solíamos discutir muy a menudo, sobre todo por nuestro pasado, pero yo... la quería y me dolía que solo tratase de acercarse a mí cuando había más gente, pero me lo merecía. También fue una sorpresa encontrar todo recogido y seis colchones secos en los que pudimos dormir cómodamente. Tenemos ropas y víveres suficientes para subsistir una buena temporada.

Con Massimo decidí que atravesaríamos el bosque en busca de algún pueblo o algo por el estilo, ver si aquí había más seres vivos a parte de nosotros.

Y como supuse a Alala no le agradó en lo absoluto.

—Sé que no se llevan muy bien que digamos, pero no creo que se maten.

Ella enarca una ceja y se cruza de brazos, cargando el peso de su cuerpo sobre su pierna izquierda. Según Kiara su herida había mejorado más rápido de lo que esperaba.

—¿Quién ha dicho que se matarían entre ellas? Yo solo dije que habría un asesinato. Mataré a ambas como se pongan a discutir.

Sonrío divertido.

—No va a pasar nada. Solo serán un par de días hasta que atravesemos el bosque y volveremos si no encontramos nada.

Ella frunce el ceño, dubitativa.

—¿No sería mejor que fuésemos todos juntos? Es lo más lógico y lo mejor.

—No vais a venir. Lía en cuanto vea una araña se pondrá a gritar y apuesto a que se perderá en menos de cinco minutos. Zeus se cansará rápido y tendremos que cargarlo y Kiara es tan menuda e inocente que seguro se mata antes de llevar un cuarto del bosque. Y tú...—ella me levanta una ceja, desafiante y yo le sonrío— Tú con lo atravesada que eres seguro que te pierdes y te matas por un precipicio.

Bryan ; La Isla De La Anarquía (EN PAUSA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora