Bryan ; La Isla De La Anarquía (EN PAUSA)

13-Un desgarrador momento

Capítulo largo e intenso.

El agua está congelada y noto mis músculos agarrotados, odio el mar pero esa chica no merece esto y aunque es más probable que muera antes de llegar a ella al menos lo habré intentado, y si me matan es algo que me llevo.

—¡Vuelve antes de que te pase algo!— siguen gritando desde la orilla pero no me detengo.

El agua rojiza me impide ver el fondo cuando me cubre por los hombros, respiro profundamente.

Miro sobre el agua en busca de la chica de pelo rojo pero no la veo. Giro sobre mí y la encuentro intentando llegar a mí a bastantes metros.

— ¡Ten cuidado!— me grita y juro que me dan ganas de reír. Apuesto a que no sabe de las cosas come humanos que hay en el agua.

Un escalofrío me recorre la espina dorsal al imaginarme a esas cosas nadando justo debajo de mí.

Ya no toco el suelo y estoy apenas a unos metros de la chica que es más pequeña de lo que pensaba, está llorando  la entiendo porque yo estoy a punto.

Algo me roza el pie y lo levanto al instante hiperventilando, noto como el aire me falta. Me va a dar un puto infarto como el corazón me siga latiendo así.

Odio esto, odio el tener ataques de pánico por cualquier cosa, lo odio.

Algo me roza la cadera y apuesto a que era una mano, Mis ojos se aguan y mi mentón tiembla pero sigo nadando hasta la chica.

Miro sobre mi hombro y veo las pequeñas figuritas que conforman a la gente de la playa mirando para el mar.

Suspiro y continúo nadando y esquivando miembros desmembrados de personas. Las aletas de los tiburones no están cerca por eso trato de no hacer mucho movimiento para no llamar su atención.

Llego a junto la chica de pelo rojo y ojos castaños, escullo como sorbe su nariz y cómo pequeños hipidos salen de sus labios. Eso me recuerda un poco a Kiara.

Ignoro la punzada incómoda en el pecho y termino frente a ella.

— Tengo miedo— su voz tiembla cuando le pido la mano.

— Es normal— mi voz sale más inestable de lo que esperaba— todos...—trago saliva, llenando mis pulmones tanto como puedo— todos tenemos miedo.

— No me gusta los tiburones— dice mientras le tiembla el labio y yo rio nerviosa—les tengo pánico.

—Necesito que nades lentamente.— le aviso pero ella no me sigue cuando tiro un poco de su mano intentando guiarla.

Necesito salir de aquí cuanto antes, sobre todo cuando sé que esas cosas están por aquí y saben dónde estamos. 

—No puedo...

— Solo tienes que dejar que te guie.

— No —traga saliva, no sé si las gotas desparramadas por su cara son lágrimas o cosa del mar.— No puedo moverme...

—¿Qué? Se te enganchó el pie con algo— murmuro preocupada.

— No... Creo que tengo una pierna rota— mierda— y mi mano...— levanta su mano derecha, la que no tengo cogida y veo cómo está doblada en un ángulo poco normal.— creo que no está muy bien.

—Mierda— murmuro, pensando a toda velocidad.

Pongo su brazo izquierdo sobre mis hombros y ella jadea adolorida, estoy cargando con su peso y con el mío y eso provoca que nos hundamos un poco.

Me agobio rápidamente pero ignoro esa sensación y comienzo a nadar con dificultad para llegar a la orilla.

Mi corazón se acelera al volver a notar algo rozándome.