4- Caos

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*EDITADO*

Caos.

Esa es la única descripción posible para la escena delante de mis ojos.

El mar se ha embravecido de tal manera que las olas son extremadamente altas. La tormenta ha llegado a nosotros en un santiamén. Y he perdido la pista de donde se encontraban nuestros padres y el resto de la tripulación.

—¡No los veo! —grita Eros, empapado por la lluvia y con un tono alto para poder escucharlo.

—Yo tampoco— responde Massimo, buscando con la mirada a nuestros progenitores.

Me mantengo en silencio, notando como la tormenta arraiga todo a nuestro alrededor. Zeus está abrazado a mis piernas mientras la lluvia nos golpea con fuerza.

Observo el mar, buscando signos de algo en él. Hasta que lo veo.

Hay algo flotando y siendo brutalmente golpeado por las olas.

Entrecierro los ojos, focalizando de qué se trata pero preferiría no haberlo hecho.

Es un cuerpo.

Joder, esto es la matanza de Texas.

No entiendo una mierda pero centro mi vista en puntos exactos del mar, en zonas en las que me parece ver algo hasta que...

Dios, otra vez no, por favor.

Una aleta sobresale del mar y no hace falta ser muy inteligente para saber de qué se trata.

Tiburones... Otra vez.

Miro a los chicos, observando como ellos siguen escrutando el oleaje frente a nosotros, en busca de nuestros padres. No se han dado cuenta.

Actúo impulsivamente, a pesar de que deba contarles lo que vi.

—¡Vamos al barco! ¡Necesitamos un refugio antes de que suba la marea y nos arrastre con ella!

—¿Qué? ¡No! —grita Lía.

—Hacedme caso. Vamos al barco—sigo tratando de convencerlos.

—Alala, nuestros padres están ahí ¡No vamos a abandonarlos y dejarlos tirados! —me reprende Eros.

Intento tranquilizarme y buscar la manera de conseguir que se metan al barco. No creo poder aguantar ver lo que pase con nuestros padres y dudo mucho poder aguantar las reacciones de mis compañeros.

—¿Y qué vamos a hacer? No podemos hacer nada y es mejor ponernos a cubierto porque dudo mucho que unos chicos muertos por una puta tormenta puedan ayudar en algo.

—¡No vamos a dejarlos! —grita esta vez Lía, negándose a moverse de la distancia prudencial al mar en la que nos encontramos.

—¿Y qué mierda piensas hacer?¿Tirarles un flotador? ¡No podemos hacer nada, Lía! Lo mejor es esperar a que la torme...

—¿A que se mueran? ¿Eso es lo mejor? ¡Que a ti te importe más tu bienestar no significa que a nosotros nos pase igual! ¡Si quieres irte, vete, pero yo no me muevo de aquí!

Cierro los ojos intentando reunir la paciencia suficiente para no empujar a Lía al mar y que cierre el pico un rato.

Suspiro y miro con cierto temor el mar. No veo nada pero por alguna razón me siento raramente insegura.

Por una extraña razón siento que tengo que ser yo quien mantenga la serenidad en toda esta mierda... aunque sea yo la que seguramente esté a punto de seisinfartos seguidos.

No quiero ver a mis padres siendo devorados por unos tiburones asquerosos. Y no puedo hacer nada porque si me acerco a la orilla lo más seguro es que termine igual de mal parada que mis padres.

Bryan ; La Isla De La Anarquía (EN PAUSA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora