21- Enamorada de una homófoba

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Mi espalda choca bruscamente contra la arena que se pega a mi piel sudada.

—Arriba.

Soy incapaz de moverme, me duele todo.

Murmuro algo pero ya ni capaz soy de modular bien una palabra.

Lo escucho suspirar.

—Está bien, hemos acabado por hoy.

Me tiende una mano que acepto con una mueca.

—Eres un desastre— me alienta él.

—Gracias—murmuro irónica.

—No sabes pelear y sé que estamos perdiendo el tiempo porque en una semana no vas a aprender a defenderte—protesta— He hablado con Judith, y hemos decidido que estarás otra semana más con entrenamientos.

Lo miro horrorizada.

—No, por favor. Tírame al mar si quieres pero eso no.

Me enarca una ceja.

—Estas dos semanas estarás entrenando, pero no en defensa propia porque es una perdida de tiempo. Seguirás quedando con Judith por las tardes y conmigo por las mañanas, te enseñaré a disparar, a cazar y a sobrevivir en el bosque por si te pierdes en algún momento.

—¿Iremos al bosque?— pregunto  él entrecierra sus ojos en mi dirección al notar mi tono un tanto ansioso.

Me aclaro la garganta y le sonrío. No creo que sea conveniente adentrarnos ambos al bosque. Podría descubrir a Bryan.

—No, te enseñaré la teoría y parte de la práctica. Empezaremos mañana pero no lo haremos aquí.

—¿Y dónde lo haremos? —pregunto confusa.

—Iré a buscarte a tu habitación.

Todas mis alertas se encienden. Cómo vaya a mi habitación y yo esté con Bryan me meteré en un buen lío.

Asiento nerviosa y sé que él lo nota pero no dice nada.

—Ve a almorzar.— me ordena y yo salgo disparada al comedor.

Cojo una bandeja de comida y me dirijo a mesita, soy la primera en llegar.

Me siento y empiezo a comer, me duelen los brazos al moverlos.

Alguien deja su bandeja frente a mí y cuando levanto la mirada veo la cabellera roja.

Abril se sienta frente a mí y me sonríe nerviosa. No le veo las manos pero sé que se está retorciendo los dedos.

Entrecierro los ojos en su dirección llevándome una cucharada de puré a mi boca.

—¿Qué?—se pone a la defensiva.

—Nada— murmuro sin quitar mi mirada de ella.

—¿Por qué me miras así?

—Solo te observo.

Ella esconde un mechón de pelo detrás de su oreja.

—Pues das mal rollito.

—¿Te sucede algo a ti?—le pregunto precavida.

Ella da un respingo antes de negar frenética.

—¿Qué? ¿A mí? ¿Por qué tendría que pasarme algo?— me señala con su cuchara, amenazante— ¿Qué insinúas?

La miro sorprendida antes de sonreír divertida.

—No insinuaba nada pero ahora definitivamente escondes algo.

Bryan ; La Isla De La Anarquía (EN PAUSA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora