El comienzo de algo nuevo

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*Dos semanas después*

Adrián:

Dos semanas han pasado desde que entre con Sam al "ejercito", aunque no creo que se pueda decir que sea eso, no lo sé. Digamos que es "los limpiadores de podridos". Bueno, todo había mejorado desde entonces, al menos entre los dos.

Los apodos insultantes y bromas hacia Sam se detuvieron, él dijo que fue gracias a mí pero no lo creo. También estaba perdiendo su timidez, cada vez era más seguro de sí mismo. Solía participar en conversaciones, compartir anécdotas y básicamente lo contrario a lo que hacía su personalidad "introvertida". Me alegraba tanto que mejorara, al menos de manera lenta y otra cosa genial es que progreso mucho con los podridos. Ahora era muy extraño que vomitara al estar cerca de un podrido o matar a alguno, antes lo hacía con solo estar cerca pero ya no más. Tal vez también atribuía el hecho de que solía usar un pañuelo negro que cubría su nariz y boca, y así disminuía el hedor pero yo quería creer que todo era gracias a su fuerza de voluntad.

Nos encontrábamos limpiando un pequeño local cerca del hospital, no estaba ni siquiera a una cuadra de distancia. Los soldados se encargaban de entrar y aniquilar a los podridos dentro, y nosotros solo sacamos los cuerpos y nos encargábamos de los que estuvieran en la calle.

El fuerte golpe en el cráneo de un podrido me sorprendió. Sam acababa de terminar con otro. Lo golpeo primero en las piernas y al estar en el piso, lo golpeó fuertemente en la cabeza. La sangre salpico ligeramente su mejilla y el bate estaba empapado de sangre. Me encantaba verlo así, eliminando podridos y diestra y siniestra, me parecía tan... Sexy. Creo que había desarrollado un nuevo fetiche, bueno tal vez no hasta ese nivel pero me encantaba, y mucho más ahora que había dejado de usar su gorro, y podía ver su cabello desordenado cubriendo parte de su cara.

-Te pareces tanto a él...- Dije sin darme cuenta, las palabras salieron de mi boca sin desearlo. Espero que Sam no me escuchara.

-¿Dijiste algo?- Pregunto quitándose el pañuelo y limpiándose un poco.

-Nada nada. ¿Entramos?- Dios que pena. Comencé a caminar intentando ignorar esto.

Este lugar parecía que antes era una tienda donde rentaban películas en DVD ¿Aun se utilizaba eso incluso antes del apocalipsis zombie?

-Me encantaba esta película- Dijo muy emocionado Sam mientras levantaba una película del piso y la limpiaba un poco.

-¿En serio? Nunca imagine que fueras la clase de sujeto que veía películas de superhéroes- Tenia en sus manos la película de Constantine.

-No es exactamente un superhéroe pero me encanta- Esa emoción en sus ojos era inusual, me gustaba verlo feliz.

-Tal vez podemos verla después- De inmediato volteo a verme y su emoción creo aún más.

-Me encantaría hacerlo- Su sonrisa era muy linda, me derretía- Seguro que a Rosy y Jean también le gustara- Bueno, eso arruino el momento.

-Sí, seguro- Continúe adentrándome en la tienda revisando cada uno de los títulos aun disponibles.

-¿Aún hay televisores y reproductores en el hospital?- Pregunto a mis espaldas.

-Supongo, si no, podemos llevar algunos que encontremos- Conteste un poco indiferente, creo que estaba celoso por su comentario anterior.

-Está bien- Él continuaba revisando.

Justo antes de terminar de buscar, encontré el titulo ideal para ver "todos juntos". Una película de terror. Seguramente asustara a Sam y podrá abrazarme. Claro, seré su héroe quien lo cuide y reconforte, eso es.

Contigo hasta la muerte...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora