Isn't love?

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Sam:

Por fin habíamos terminado las bebidas y la botella. Me sentía un poco mareado y feliz. Los demás estaban ya tranquilos, se notaba su experiencia en esto.

-Bien. Me iré primero. Que tengan buena noche- Dijo Rosy mientras se levantaba y comenzaba a caminar hacia la puerta.

-¿Estas bien?, ¿Quieres que te lleve a tu habitación?- Se ofreció Jean. Esto me ponía un poco celoso. Quisiera que eso me dijera aunque pues ambos compartimos cuarto.

-No te preocupes, no es mi primer rodeo- Guiñando el ojo y con una sonrisa, por fin se despidió y salió por la puerta.

-Que ruda es esa chica- Menciono Adrián mientras también se levantaba y comenzaba a recoger las mantas- Yo me llevare las mantas y la vela, ¿Esta bien si metemos la basura en tu mochila?- Me pregunto mientras la sostenía.

-Claro, sin problemas- Dije para después reunir las latas y echarlas en la mochila.

-Hoy me divertí mucho, es bueno tener amigos- Jean aun parecía un poco mareado aun, tal vez más que yo.

-Yo también, fue bueno planear esto- Adrián sonreía mientras posaba su brazo sobre el hombro de Jean. Era lindo verlos a los dos asi, y bajo la luz de la luna, aun mejor.

-A dormir entonces- Comenzó a caminar Jean hacia la puerta y yo detrás de él pero Adrián tomo delicadamente mi mano.

-Jean, ¿nos puedes esperar en las escaleras? En un momento vamos- Con solo levantar su pulgar, continuo caminando mientras me quedaba con Adrián aun que era un poco extraño esto.

-¿Pasa algo?- Todo este misterio con él me estaba volviendo loco.

-Quería disculparme contigo- ¿Una disculpa? Nunca entenderé a este tipo.

-¿Por qué? No has hecho nada malo o que me ofenda-

-Por qué te traje aquí sin decirte la verdad y no estaba seguro de como reaccionarias. Eso sin hablar del alcohol- Era lindo de su parte ser tan considerado.

-Oh sobre eso. Está bien, me ayudo a resolver las cosas, me divertí y para ser sincero, es la primera vez que estaba en una fiesta así- No sé si era por el alcohol, pero me sentía muy feliz no solo por la fiesta, si no por cómo se comportaba Adrián.

-Me alegra escucharlo- De nuevo su sonrisa, no se tenía pero era tan cálida.

-Vamos entonces- Comenzaba a caminar pero Adrián de nuevo volvía a tomar mi mano deteniéndome.

-¿Ahora qué pasa?- Me gire para verlo de nuevo a la cara.

-Te tengo otra sorpresa, pero cierra los ojos- Pero que manía tenía con el misterio.

-Está bien, pero te juro que si es una broma, me voy a enojar- Hice un puchero para después cerrar los ojos.

La brisa fría de la noche se sentía tan bien. La luz blanca de la luna con las estrellas, eran nuestros únicos acompañantes y testigos. En un momento, por un segundo, todo se detuvo.

Sentí como me dio un ligero beso en mi mejilla, muy cerca de mis labios. El calor me invadió por completo. Estaba seguro que me veía como un tomate andante.

Cuando abrí los ojos, vi una pequeña sonrisa cómplice en su rostro antes de que se quitara de mi vista y se dirigiera hacia la puerta. El corazón latía tan rápido que pensé que en cualquier momento se me saldría del pecho. Tarde algunos segundos en recuperarme pero es que esto había sido tan... No lo sé, un gran BUM en todo mi ser. Había sido la primera vez que alguien hacia esto y... Me había gustado...

Pasaron otros segundos más hasta que la voz de Jean me hizo volver a la tierra.

-Sam, ¿Vienes o qué?- Grito desde la puerta aun que yo seguía incrédulo pero lo que paso después, fue aún más sorprendente.

Justo antes de dar la vuelta y entrar, lo vi. En la lejanía e infinidad de edificios, logre ver entre las calles una luz. Una pequeña llama perdida en esta solitaria ciudad. Parecía que quien fuera, estaba corriendo.

Tal vez había visto mal. Quizá era un reflejo de la luz de luna o una estrella, no lo sé. No quería preocuparme por ello. De nuevo, la voz de Jean me hizo recobrar la conciencia.

-¿Te pasa algo?- Me pregunto mientras yo cerraba la puerta detrás de mí.

-Nada, solo sigo un poco mareado- Mentí.

-Bueno, al menos tú también. Vamos- Comenzamos a descender la escaleras y no fue hasta que llegamos a nuestro piso que me percate de algo.

-¿Y Adrián?- Faltaba él, pero con lo que vi, me distraje mucho.

-Se fue justo después de que entro. Dijo que probablemente tú necesitarías algunos minutos y mejor te esperara yo solo- Sí que sabía mantener el drama.

No dije nada y seguimos caminando hasta llegar a nuestro cuarto. Esperaba que nadie nos hubiera escuchado. Justo cuando entramos, Jean se tropezó debido a que no veía nada y lo peor es que me jalo y caí junto a él.

Nos encontrábamos acostados sobre el piso de frente, mirándonos unos a otros. Nadie dijo nada hasta que Jean soltó una pequeña risa y después con su mano poco mi cabello. Se me había caído mi gorro y parte de mi cabello tapaba mi ojo, él lo recogió detrás de mí oreja. De nuevo me puse muy nervioso, un calor invadió mis mejillas y mi corazón, demandaba salir de nuevo.

Rápidamente Jean se levantó y cerró la puerta. Después me ofreció su mano para ayudarme a pararme. Accedí y después me ayudo a legar a la cama para después sentarse junto a mí.

-Siento todo lo que paso antes- Dijo de repente. Había olvidado eso por completo. Ya no me importaba.

-Yo también me porte pésimo. Lo siento- Estaba feliz de resolver las cosas.

Ligeramente junto nuestras piernas, nuestras rodillas se tocaban una a la otra. Poso su mano en la mía delicadamente para después reír. Luego se levantó y comenzó a caminar hacia el baño.

-Tengo refrescarme- Entro al baño y abrió el grifo de agua.

Mientras él estaba en el baño, yo me quite mi mochila y comencé a sacar la basura. Mientras lo hacía, saque el diario y lo escondí debajo de mi colchón pero la mochila no estaba completamente vacía, aun había lago. Una carta con mi nombre. Tal vez esto era obra de Adrián, y la metió en mi mochila sin que me diera cuenta.

Regreso Jean y me encontró con la carta en mis manos.

-Oh eso. Me siento tan apenado- Se volvió a sentar junto a mí. Tenía la cara empapada y también parte del cabello.

-¿A qué te refieres?- A todos les fascinaba confundirme.

-¿No la has leído?- Frunció el ceño extrañado.

-No, la acabo de encontrar. ¿Es tuya?- Cuando le pregunte, bajo la cabeza apenado como respuesta. Definitivamente era suya.

-Creo que es mejor que la leas ahora que aún estoy mareado y así puede ser más fácil llevar mi vergüenza- Seguía con la cabeza baja. Sí que estaba apenado, no creía haberlo visto así antes.

-La leeré en voz alta y prometo no reírme- Intentaba hacer más ligero el ambiente pero no era bueno en eso.

Ahora leería la carta que me escribió Jean e idiotamente no había visto hasta ahora. Hoy había sido un día lleno de emoción y esto, era la cereza del pastel.

Contigo hasta la muerte...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora