No me rendire

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No podía dejar de jugar y aplastar una botella de agua que tenia en mis manos.

- ¿Quisieras dejar de hacer eso? - Me dijo enojada Rosy.

-Lo siento, de verdad. Pero estoy muy preocupado por Sam, necesito hablar con Carlos ya- Estábamos en la cafetería y es que aún estaba amaneciendo, pero habíamos estado despiertos toda la noche desde que llego Carlos porque quería hablar con él desde que llego por la madrugada, aunque John ordeno que estuviera en cuarentena en caso de que estuviera infectado.

-Seguro que nos dejaran hablar pronto con él y nos dirá que Sam está bien- Rosy continuaba hablando, pero sus palabras parecían tan distantes que sentía como si estuviera sólo en la habitación.

Un vacío doloroso en mi pecho continuaba creciendo. Mientras seguía sin dormir ni saber nada de Sam, mi mente imaginaba un y mil escenarios diferentes de lo que pudo haberle pasado. Era evidente que me encontraba preocupado, pero debía esperar a Carlos, ¿no? O tenía otra opción, ir a buscarlo por mí mismo.

- ¿Escuchaste lo que te dije? - Pregunto Rosy mientras tocaba mi mano sacándome de mis pensamientos.

-Yo... Sí, no, no escuche nada, perdón- De repente mis ojos se tornaron cristalinos y estaba a punto de romper en llanto.

-No fue nada. Deberías dormir. Toma un poco de café- Me entrego una taza con café caliente. Ni siquiera note cuando fue por él.

-Gracias...- Apreté la taza con mis manos recibiendo el calor y aspirando su delicioso aroma.

-Iré a revisar algunas cosas. Hablare para que no trabajes hoy y descanses- Se levantó de la mesa y salió dejándome sólo. De un momento a otro, me encontraba en la cafetería con mis pensamientos y mi café.

Estaba amaneciendo y ya podía ver los rayos del sol colándose entre los edificios. El café sabia tan bien y perfecto en estos momentos. Mis parpados eran demasiado pesados pero mi preocupación por Sam no me dejaba dormir ni descansar.

Algunas voces se escuchaban a la distancia, pero no podía entender que decían, sonaban demasiado lejos e inaudible. Comencé a caminar en los pasillos del hospital con rumbo a mi cuarto... El cuarto que comparto con Sam.

Al llegar, todo se sentía tan extraño, tan solitario. Fue inevitable que me recostara sobre su cama y el aroma a él era tan fuerte y melancólico que me logro calmar y eventualmente, dormir.

No sabía cuánto había dormido, pero por los rayos del sol, no parecía ser más de medio día. Rosy estaba en la habitación sentada junto a mí. Me hablaba leve y delicadamente para despertarme con el mayor cuidado posible.

- ¿Cómo estás?, ¿Te ayudo dormir? - Preguntaba con calma aun.

-Sí, gracias- Respondí para incorporarme con ella.

-Carlos ha despertado. Jhon está hablando con él. Después podremos interrogarlo- Eso me animo. Era una buena noticia con la cual despertar.

-Iré de inmediato- Estaba a punto de salir de la puerta cuando Rosy me detuvo tomándome del brazo.

-No, no iras en este estado- Ahora parecía molesta.

- ¿Qué tiene de malo? - No entendía el por qué me detenía. Si Carlos estaba despierto y me podría decir que paso con Sam, era de suma importancia hablar con él cuanto antes.

-Mira, sé que estás preocupado, pero yo también lo estoy. No tienes buena pinta y piénsalo, será mejor que hayas tomado un baño antes si quieres ir a buscar a Sam- Decreto para después salir de la habitación.

Tenía razón, era mejor estar listos para lo que fuera. Rápidamente tome un baño y me aliste lo más rápido que pude.

Cuando estaba completamente listo, observe que Sam había dejado su gorro en la habitación. Al tomarlo, un sentimiento de nostalgia me contagio. Recordé a Alex y a Sam discutiendo sobre que franquicia de terror era mejor, de aquellos días en la cabaña.

Contigo hasta la muerte...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora