La noche

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Sam:

Desperté en medio de la noche. Aun había oscuridad, la tenue luz de una linterna y el sonido de la lluvia. Seguía en aquella tienda de muebles abandonada. A decir verdad, no sabía por qué desperté. No tenía frio, ni hambre y mucho menos, había tenido una pesadilla. Era una de esas noches en las que despiertas de forma tan normal, que te parece anormal.

Busque a Adrián con la mirada. No estaba, tampoco Jason.

Me levante a buscarlos y de inmediato sentí un alivio. Ambos estaban en la puerta principal. Parecían divertirse. Ahora estaba más tranquilo, pero, no podía volver a dormir. Había mucho de que pensar y no podía concentrarme.

Comencé a explorar la tienda. Aunque no era tan grande, ni tan pequeña como para ser solo un local, era suficiente como para que se ocultaran más personas aquí.

Había algunos muebles en exhibición y otros en almacén. Lo peculiar es que cierta parte de la tienda, tenía algunos rotos y cubiertos de sangre. No me imaginaba que era lo que paso aquí, y tampoco quería saberlo. Era una fortuna que no hubiera podridos aquí. Jason tenía razón, nadie pensaría en saquear o buscar en una tienda así.

Las sobras que se formaban por algunas ventanas o tenue luz, eran aterradoras. Seguí explorando hasta llegar a lo que parecía la oficina del gerente. Casi todo estaba tirado y desordenado. No imaginaba como la pasaron las personas que trabajan aquí el Último día.

Era un poco tenebroso ver todo con tan poca luz. Cualquier cosa lucia como un podrido o algo así. Había olvidado lo miedoso que era. Abrí un armario que estaba ahí y de repente, algo se abalanzo y callo sobre mí.

Adrián:

Seguí hablando de tonterías con Jason cuando de repente escuche a Sam gritar. Un fuerte dolor apretó a mi pecho al escuchar.

Corrí lo más rápido que pude hasta donde estaba durmiendo y aún más fue el dolor de mi pecho al ver que no estaba ahí. En cuanto Jason llego, de inmediato intuyo que se encontraba en la oficina de atrás.

-¡Sam!, ¡¿Dónde estás?!- Comencé a gritar, sin importarme que me pudieran escuchar los podridos... o hasta personas.

-¡Aquí esta!- Me grito cuando encontró la oficina del gerente. Sin pensarlo dos veces, entre corriendo buscando Sam.

-Lo siento...- Estaba en el suelo con un esqueleto falso sobre él.

-¿Estas bien?- Pregunte rápidamente ayudándolo a sentarse.

-Si... Lo siento- Aun estaba apenado- Me asuste demasiado cuando ese esqueleto de plástico callo sobre mí- En verdad se avergonzaba de haber gritaba, era notorio.

-Me preocupaste mucho- Lo abrace de inmediato. Era un gran alivio que solo se haya asustado por un estúpido adorno y no por un peligro de verdad.

-Demonios chico. Has estado frente a frente con la muere y eliminado a muchos podridos pero un estúpido adorno de Halloween te vence fácilmente- Era muy gracioso si lo veíamos desde esa perspectiva. Me separe de él y lo ayude a reincorporarse.

-Lo lamento. Me tomo con la guardia baja. Además este lugar es muy horripilante- Decía aun con un tono nervioso.

-Vamos. Sera mejor que regreses a dormir- Propuse para finalmente salir de la horripilante oficina.

Cuando regresamos, continuamos hablando sobre tonterías durante algunos minutos pero eventualmente, convencía a Jason que descansara, y que yo haría guardia.

-¿Entonces...?- Me interrogo Sam.

-Entonces ¿Qué?- No entendía de que me hablaba.

-¿Tienes planes para mañana?- Inevitablemente me hizo reír con su pregunta.

Contigo hasta la muerte...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora