Nuevos problemas

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Sam:

De verdad estaba inseguro sobre lo que vi o tal vez me daba miedo de que fuera verdad lo que vi. No lo sé pero algo si era seguro, lo que leí en el diario, estaba cobrando más fuerza.

"No confíes en nadie"

-¿Estas bien?- Me toco el hombro Jean sacándome de mis pensamientos aun que al verlo, también lucia preocupado.

-Sí, estoy bien. Solo me preocupa eso- Ahora tenía la intriga y preocupación sobre si aún había personas vivas allá afuera. Tal vez necesitaban ayuda pero seguramente en este lugar no serían bien recibidos.

-Tal vez deban hablarlo con Carlos- Sugirió Rosy pero tenía razón. Esto podría ser el inicio de un gran problema y sería mejor decirle a alguien más.

-Te puedo acompañar si quieres- Se ofreció Adrián. Me alegraba saber que tenía apoyo y no me habían tachado de loco.

-Gracias- Era grato tener amigos.

En cuanto terminamos de comer, los cuatro salimos para hacia la puerta principal para hablar con Carlos y la posible esperanza de que nos tomara en serio.

-Hey. Mira quien está aquí. Nuestro pequeño soldadito- Comento burlón en cuanto me vio.

-Hola- Respondí tímido ya que aún no sabía cómo responde cuando se burlaban de mí, a pesar de lo mucho que lo han hecho...

-¿Qué los trae por aquí? ¿Quieren matar a algún podrido?- Comenzaba a reír un poco más fuerte al igual que los otros soldados.

-Tenemos algo que decirte. Algo importante- Dijo de forma seria Adrián.

-Qué bueno, porque yo también- Más sorpresas.

-¿Ah sí? ¿Qué es?- La confusión en la cara de Jean era evidente pero yo también no sabía sobre que quería hablar con nosotros. Esperaba que no fuera algún regaño por lo que hicimos ayer.

-Hablen ustedes y después les diré- Se cruzó de brazos y ahora estaba de forma seria.

-Bien...- Comencé a basilar y dudar si de verdad debería decirlo.

-¿Entonces?- Carlos se comenzaba a impacientar porque nadie decía nada.

-Vimos una luz. En la noche. Entre los edificios- Su cara no cambio en absoluto, no parecía sorprendido.

-¿Y?- No parecía para nada asombrado.

-Pues es extraño, ¿no lo crees?- Preguntó ahora Jean. Grave error.

-Para nada. Es normal. ¿O qué? ¿Creían que en este lugar se encontraban los únicos sobrevivientes del mundo? Aún hay personas vivas allá afuera, eso es obvio- Bueno, cuando lo dicen de esa forma, tiene sentido.

-Solo pensamos que debíamos decirte- Dijo Rosy y eso parecía haberlo tranquilizado un poco.

-Está bien. Lo tendremos en cuanta y estaremos más alertas por si alguien se acerca mucho- Creo que lo había tomado bien.

-¿Y por qué querías hablar con nosotros?- Lo había olvidado. Qué bueno que Adrián le preguntaba.

-Cierto, sobre eso. Pues le comente a Jhon tu desempeño en el viaje y lo buen "negociante" eres- Hizo unas comas con sus dedos en esa palabra pero no lo creía. Yo era un bueno para nada.

-Lo dudo- Dije con pena y casi inaudible.

-Buenas noticias. Me encargo que ahora serás nuestro aprendiz y nos ayudaras con las expediciones. Felicidades, ahora eres un soldado- Me congele por completo. ¿Yo? ¡¿Un soldado?!

-Buena broma Carlos. Ya dinos, ¿Cuál es la noticia?- Estaba igual de incrédulo que Jean.

-Si quieren, pregúntenle a Jhon directamente. Son órdenes- Ahora un fuerte escalofrió recorrió mi cuerpo. Tenía miedo.

Todos nos quedamos callados un momento. La tensión era demasiada hasta que Jean decidió hablar.

-Entonces yo también- La emoción en su voz era demasiada.

-¿Tú también que?- Ahora Carlos lucia enojado.

-Yo también me uniré. Voy a ser un soldado con Sam- Eso no lo esperaba. Era tierno que Jean quisiera ayudarme.

-¿Qué? Eso es una locura- Rosy era quien se encontraba preocupada ahora.

-No puedes- No parecía que Carlos fuera a cambiar de parecer.

-Pero sería mejor si fuéramos más. Sería más ayuda- Jean parecía decidió a ayudarme como soldado.

-Yo me quedare con Sam. Soy mayor y conozco la ciudad también- Adrián ahora era quien abogaba por mí.

-Esto no está en discusión. Las ordenes fueron que solo el chico freak se quedara con nosotros- Cada vez se enojaba más.

-Yo hablare con Jhon y lo convenceré pero él no saldrá solo allá afuera. Es el más pequeño de aquí- Ok, eso ultimo me había hecho sentir inferior.

-Hagan lo que quieran pero mientras, se queda conmigo para seguir entrenando- Me toco el hombro como señal de que no me iría.

-Está bien. No se preocupen- Intentaba estar calmado pero no sé si funcionaria.

Los tres con una cara de disgusto, se marcharon sin pelear más.

Jean:

Estaba muy enojado por lo que paso ¿Cómo podían obligarlo a salir? Era muy peligroso allá afuera. Parecía que lo enviaban a su muerte.

-Jean, ¿podemos hablar?- Toco mi hombro sacándome de mis pensamientos.

-Intentare hablar con Jhon. Nos vemos después- Se marchó Rosy hacia la oficina de Jhon.

Camine siguiendo a Adrián hasta donde creo era su habitación ya que desconocía mucho de él aun.

La habitación era pequeña, más que las comunes. En ella solo había una cama y unas cuantas cajas.

-Bien, sé que estás enojado, yo también lo estoy- Comenzó a hablar aunque desconocía parte de lo que decía.

-Parece que lo quiere matar- Dije enojado para después sentarme en la cama.

-Lo sé pero por eso estaré con él- Eso es lo que no entendía, ¿Por qué él?

-¿Entonces?- O era muy estúpido, o yo no entendía nada.

-Para empezar, conozco la ciudad. Vivía aquí. También soy mayor, podría ayudarlo más- Eso de verdad me hacía sentir muy inferior.

-¿Y por qué no cambio de lugar yo con Sam?- Ahora me estaba cuestionando sobre sus verdaderos propósitos.

-Sabes que no es posible. No lo aceptaran- Parecía que ahora comenzaba a molestarse conmigo.

-Pues tenemos un problema- Me cruce de brazos manteniendo mi postura de no querer dejar solo a Sam.

-Mira- Dijo para después sentarse junto a mí- Escuchaste lo que dijo Carlos, aún hay personas allá afuera. Le creo a Sam también y tomando en cuenta todo eso, tenemos que estar preparados. Hay personas afuera que van a querer todo esto, este lugar. Sam seguramente querrá discutirlo pacíficamente si nos encontramos a alguien, y sabes cómo terminara eso. Te lo pido como amigo, cuida este lugar, mientras que Sam y yo, buscamos otro a donde podamos ir, los cuatro- Su voz se escuchaba tan tranquila y sincera, no ocultaba nada. Y tenía razón, ahora éramos amigos. Debía confiar en él.

-Está bien, tú ganas. Solo, cuídense mucho- Al terminar la frase poso su brazo sobre mi hombro.

-Lo haremos. Lo cuidare con mi vida- La seguridad que tenía era demasiada. De verdad me sentía inferior ante él. Nunca me había pasado.

Contigo hasta la muerte...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora