22.- En el cementerio

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Harry no podía creer que otro año escolar hubiera pasado tan rápido. Había aprendido mucho este año de Oclumancia y defensa avanzada para descubrir las alegrías de tener una novia. A él realmente le gustaba Luna, era dulce, inteligente y divertida, todo en uno y le gustaba estudiar con ella porque era realmente muy inteligente. Lo único que estropeó el año fue Draco Malfoy saliendo con Ginny. Aunque trataba a Ginny como a una reina, a Harry no le gustaba en absoluto. Bill pudo haber dado su consentimiento, pero eso no significaba que a sus hermanos (esto incluía a Harry) les tuviera que gustar en absoluto. Harry ni siquiera podía hacerle una broma a Draco, ya que si lo hiciera, estaría en serios problemas con Moody ¡y sentía que eso no era justo! Sin embargo, no quería dolor en el trasero, así que se comportó con Draco.

Ahora se acercaba el verano y era más difícil estudiar con la última tarea casi sobre ellos y los cálidos días de junio lo hacían anhelando estar afuera en la mayoría de sus clases. No ayudó que la tarea todavía estuviera amontonada sobre ellos y que tuvieran mucho que estudiar para hacer, por lo que su tiempo libre era limitado. Harry sabía que el año que viene iba a ser aún más difícil ya que se iba a preparar para sus TIMOS. Se sintió un poco mejor cuando Remus lo llevó a un lado y dijo que estaba casi listo para tomar su TIMO de Defensa Contra las Artes Oscuras. Neville estaba resultando ser uno de los mejores Herbólogos en formación y se le podía encontrar muchos días con el profesor Sprout hasta los codos en la tierra disfrutando de trabajar con las diversas plantas que ella le dejaba cuidar con ella.

Finalmente llegó la fecha de la última tarea y Harry junto con el resto de la escuela se dirigieron al campo de Quidditch para ver la última tarea. A Harry no le hizo gracia que estuviera dividido en un laberinto de setos, ya que era un espacio sagrado para él, por así decirlo. Se sentó junto a Luna y miró a Draco mientras tomaba asiento con Ginny unas filas frente a él. Fred y George se sentaron cerca de Draco y Ginny les lanzó una mirada mortal como para desafiarlos a decir algo. Sirius se sentó junto a Harry luciendo muy contento y un poco demasiado feliz. Harry sabía que Sirius había hecho algo que él no debería haber hecho y, efectivamente, Severus Snape irrumpió y miró a Sirius.

– Señor, ¿qué te hizo? – Harry le preguntó a Snape quien se giró y le dio a Harry una mirada que no pudo leer por completo. – Quiero decir que lo conozco bastante bien ahora, hizo algo, ¿no? –

– Se las arregló para deslizar un dulce en mi té de la tarde – Snape dijo ahora mirando a los gemelos.

– ¿Señor crème canario? – Fred dijo mirando a Sirius.

– ¡Tío Siri, amigo, se supone que no debes usarlos con el profesor Snape! – George respondió.

– Sí, él está fuera de los límites –

– Él es el mejor –

– Más maravilloso –

– ¡El mejor maestro de pociones de todos los tiempos! – George terminó.

– Um bueno, eso fue para Minerva, ¡lo juro! – Sirius dijo buscando una sonrisa ganadora.

– Me ocuparé de ti más tarde – Snape les dijo entonces a los gemelos. – ¡Cinco puntos para cada uno de Gryffindor por permitirle tener una de tus crèmes canarias y una semana de detención! –

– Sí señor – Dijeron los gemelos mientras se alejaba en una ola de túnicas negras.

– Pudo haber sido peor – Fred dijo.

– ¿Peor? – Ron dijo – ¡Tienes detención con Snape! –

– Bueno, podría haber escrito a mamá, nunca lo ha hecho antes y no quiero que comience – George respondió.

Adoptando a Harry: Ojoloco y el hombre loboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora