9.- La Serpiente y el Diario

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Harry estaba sentado en una silla frente al escritorio del director sin atreverse a mecer las piernas. El director se veía muy preocupado, al igual que McGonagall, Snape, Flitwick y Sprout. Moody estaba de pie a su lado, Remus del otro; ¡la historia que les contó debió ser muy grave para que se encontraran allí todos los Jefes de Casa! Esperaba no estar en problemas, después de todo hablar pársel no era algo malo, ¡solo diferente! Seguro ellos no creían que era el heredero de Slytherin ¿o sí? Pero él había sido sorteado en Gryffindor porque pidió estar allí. ¿Tal vez era el heredero y no lo sabía?

– ¿Hace cuánto has estado escuchado a la serpiente? – Preguntó Snape.

– Uh... la primera vez fue anoche – Contestó Harry – Sé que era pársel porque tío Moody me enseñó a ver la diferencia que había –

– Es fue muy inteligente, muy bien – Dijo Dumbledore – Eso significa que sabemos lo que el monstruo es; me temo que es un basilisco, y que el heredero de Slytherin ha regresado –

– Yo... yo soy el heredero, ¿verdad? – Preguntó Harry en voz baja.

– No, no lo eres. Sin embargo creo que hay una persona, o fantasma quiero decir, que acaso puede ayudarnos –

– Cuando alguien intenta hablarle, ella se limita a llorar – Dijo Snape.

– ¿Y cómo sabes eso? – Inquirió McGonagall, y Snape murmuró algo que sonó como "merodeadores" – El punto es cómo saber si ella sabe algo –

– Harry podría pedirle a la señorita Granger que intente hablar con Myrtle para que le cuenta algo –

– Sí, señor – Dijo Harry mirando perplejo al director – ¿Señor? –

– ¿Si, Harry? –

– Eh... ¿Cómo puede ayudar ella? –

– Bueno, todo comenzó hace cincuenta años, cuando la Cámara de los Secretos fue abierta por primera vez. Una estudiante murió, y fue Myrtle. Los ataques pararon y no han vuelto hasta ahora. Primero la señora Norris y recién enviamos al pequeño Collin Creevy a la enfermería petrificado –

– ¡Entonces debemos encontrar la Cámara y matar a la serpiente! – Exclamó Harry.

– Desearía que fuera tan fácil – Dijo pesadamente Dumbledore – Por desgracia no es así. Todavía debemos encontrar al culpable de abrir la Cámara –

– No, señor Potter, no es el señor Malfoy. Él es inteligente, pero no tan inteligente – Dijo Snape y Harry supo que había usado la Legeremancia en él – No todos los magos malos vienen de Slytherin –

– Lo sé, señor. El tío Al es un Slytherin y es un buen hombre –

– Bueno, Harry, lograste hacer lo que esperaba nunca hicieras – Dijo Remus intentando sonar serio, pero fallando – Reunir a todos los Jefes de Casa para que hablaran de ti –

– Al menos no fue por algo malo, como lo que tú hacías en la escuela, ¿acaso no tuvieron detención como seis meses por lo que tú, mi papá, Sirius y Peter le hicieron al Gran Comedor? – Respondió Harry con inocencia – ¿Las serpentinas y la crema multicolor? –

– ¡Nunca te conté sobre eso! – Exclamó Remus consternado.

– No, el tío Al lo hizo. Yo jamás haría algo tan malo. No es correcto hacer trabajar extra a los elfos domésticos –

Snape se quedó mirando a Harry. Ese niño tenía un corazón bondadoso, ¿no quería hacer bromas extravagantes, las que hacía su padre, porque no deseaba causar más trabajo para los elfos domésticos? Oh, él sabía que Harry hacía una que otra broma, pero nada malo y nadie lo había pillado todavía. Se parecía cada vez más a su madre, y le apenaba y le alegraba al mismo tiempo. Harry era bajito para su edad, su padre había sido más alto, seguramente se debía a los genes maternos. Parecía que comía todo lo que le ponían delante, pero no crecía mucho. Era un chico realmente dulce, y Severus Snape jamás lo diría, ni siquiera bajo amenaza de muerte.

Adoptando a Harry: Ojoloco y el hombre loboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora